Capítulo 6.
Cercanías del Lago Encantado.
Alessandro también lo sintió, era imposible no hacerlo. Fue como si un potente viento angelical lo arrastrara de su sitio y lo dejara caer al abismo, no solo, sino cargando el peso de otra persona con él. Fue algo potente y avasallador, simplemente inexplicable, el ver el sufrimiento de esa criatura demoniaca, reflejado en sus ojos color violeta. Alessandro hubiese deseado con toda su alma el poder salvarla del abismo al que estaba ella condenada por toda la eternidad, aun cuando su vida se le fuera en ello, pero no sabía si eso era producto de su Profecía, porque en el momento preciso en el que él se vio reflejado en los ojos violetas de la súcubo, supo de inmediato que ella era el ser de sombras que estaba destinada a ser esclavizada por él; el ángel sentía como si una fuerza poderosísima e invisible lo ataban para siempre a esa diablesa con cara de niña, impidiéndole escapar no sólo a ella, sino también a él. Alessandro sabía bien que ésa era la manera en cómo sus destinos quedaban ligados por siempre, en lazos no palpables ni presentes en forma física, pero irrompibles en la forma espiritual. Su primer impulso, sin embargo, fue querer abrazar a Adyra, o mínimo tocarle el rostro para tratar de tranquilizarla, ya que ella se veía al borde del colapso.
- ¡No me toques!.- chilló la diablesa, fuera de sí.- ¡No te atrevas a ponerme una mano encima!
- No quiero hacerte daño.- dijo Alessandro, suavemente.- Sólo trato de...
- ¡Ya sé qué es lo que tratas de hacer!.- lo cortó Adyra, histérica.- ¡Y no te va a funcionar!
Ella se puso violentamente de pie, con las manos temblándole, al igual que los labios y los párpados. Alessandro pensó que en cualquier momento ella se echaría a llorar, cosa que no sucedió. Adyra creó entonces una bola de fuego rojo oscuro con la mano, y tras titubear un poco, se la lanzó a Alessandro, pero no con la velocidad y fuerza con la que ella solía hacerlo. El ángel fácilmente esquivó el ataque y se preguntó qué debía hacer a continuación. Sin embargo, Adyra no le dio mucho tiempo para pensarlo, ya que se dio la media vuelta, intempestivamente, y corrió al sitio hacia donde había caído Neal.
- ¡Espera!.- gritó Alessandro.- ¡No te vayas!
Y Adyra, muy a su pesar, se detuvo a medio camino y se quedó parada, como si una fuerza invisible la hubiese atado a la tierra. Tenía que ser una broma, era como si la petición de Alessandro hubiese sido tomada como orden por el cuerpo de Adyra, quien se sentía muy tensa, a la espera de que ocurriera lo peor. Sin embargo, el ángel caminó hacia ella, con los brazos levantados en una actitud pacifista.
- Déjame verte, por favor.- pidió él.
- ¿Para qué?.- ella, muy a su pesar, se dio la vuelta y lo encaró.
- Quiero verte, simplemente.- dijo Alessandro.
Él contempló los ojos violetas de la diablesa, así como su peculiar cabello bicolor, el cual Alessandro tocó para comprobar que fuera real. Era curiosa la forma en cómo el negro daba paso al rojo en ese cabello, sin una tonalidad intermedia. Sin duda, se trataría de alguna peculiaridad infernal, pues los ángeles no tenían el cabello de dos colores, o al menos no de esa manera. Ese cabello bicolor, sin embargo, le recordó a Alessandro su propio cabello, el cual era completamente dorado, exceptuando el mechón de pelo gris que tenía en la frente. Así también, él miró los cuernos con adornos de oro, las alas potentes y los aretes de colmillo de Cancerbero que ella tenía. Adyra se dejó hacer, luchando contra esa poderosa fuerza que le impedía atacar al ángel.
- ¿Cuál es tu nombre?.- preguntó Alessandro.
- Adyra.- ella realmente no quería decirlo, pero ahora se daba cuenta que el poder de su Profecía le hacían obedecer al ángel cada vez que él daba una orden directa.
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Alas de Libertad: Senda del Destino.
DragosteCuatro almas que buscan la libertad, a través de sus actos y no de sus profecías. Una historia sobre el libre albedrío y el futuro predestinado. Tercera historia de la saga "Alas de Libertad". Dibujo de portada: Lily de Wakabayashi. Dibujos de capít...