Epílogo.
La Tierra.
Mucho tiempo después...
Layla Lua se preparó para ayudar a los heridos de la última batalla. Debido a que bajaría a la Tierra con el Escuadrón de Rescate de la Constelación de Orión, en donde muy probablemente vería a seres humanos, ella tendría que cambiar el uniforme blanco con detalles dorados, el cual portaban todos los sanadores, por la ropa que usaría una adolescente: blusa rosa pálido, falda blanca, suéter color fucsia y botas altas. Layla escondería sus alas en cuanto estuviesen en Tierra, ya que, mientras los ángeles cazadores no hubiesen asegurado el terreno, los sanadores debían mantenerse preparados para huir en caso de un nuevo combate. Justo estaba ella por emprender el vuelo, cuando una suave voz la llamó.
- ¡Layla, espérame!.- alguien gritó.
Layla sabía que no se trataba de su mejor amigo, Azariel Nikopódilis, porque éste ya había bajado a Tierra con su batallón, y además, quien hablaba era una chica. La joven rubia miró hacia atrás, y vio a su nueva amiga, recién llegada a Angelópolis, acercarse a ella. Este ángel femenino, de largo cabello castaño y rizado, y ojos de color gris, se llamaba Ivanna Tapia y era un ángel guardián. Debido a su labor de protección, Ivanna bajaba constantemente a Tierra, y cuando Layla también debía ir, solía pedirle que lo hicieran juntas. A Layla le agradaba mucho su nueva amiga, puesto que Ivanna también era diferente, alguien que tampoco se ve muy comúnmente en el Cielo.
- ¿Vas a Tierra también?.- preguntó Layla, cuando Ivanna llegó a su lado.
- Sí. Mi protegida me necesita.- asintió Ivanna.- Gracias por esperarme. Aún me causa un poco de estrés todo este asunto de ir a ese lugar, aunque he de decir que, a la vez, me emociona. ¡Hay tanto por ver!
- Te entiendo mejor de lo que crees.- Layla rió, recordando su propia curiosidad.- Y no te preocupes, que Azariel está en el grupo de cazadores que están peleando en esta batalla. Él nos protegerá.
Ivanna asintió y se preparó para bajar. El ángel de cabellos castaños agradecía el haber conocido a alguien como Layla, un ángel muy parecido a ella, y tan poco común como ella, alguien que de inmediato se convirtió en su amiga. Layla aún era inexperta en muchas cosas, pero bien podía ayudar a Ivanna a entender algunos asuntos básicos sobre el mundo en el que vivían. Gracias a la peculiar condición de Ivanna, los arcángeles habían autorizado que ella estuviera cerca de Layla, con todo y que ambas estaban bajo el mando de diferentes jefes (Ivanna obedecía a Gabriel y Layla, a Rafael).
Mientras el grupo de ángeles descendía a Tierra, siguiendo, como era lo habitual, el curso de la Cascada, Layla recordaba que, horas atrás, sus padres se habían marchado para cumplir la nueva misión que les había encomendado el arcángel Miguel. Los cuatro Jinetes del Apocalipsis, los espíritus de cada uno de ellos, habían descendido a Tierra para encarnarse en humanos. Como los Jinetes no tenían conciencia sobre el Bien y el Mal, puesto que sólo habían sido creados para destruir al mundo como su único objetivo, cuando los cuerpos humanos elegidos para ser los portadores llegaran a cierta edad, los Jinetes desencadenarían todo su poder y destruirían la Tierra. De acuerdo al arcángel Miguel, aún no llegaba la hora del Apocalipsis, de manera que había que encontrar a los cuatro humanos que eran sus portadores y evitar que desencadenaran sus poderes. Alessandro y Elizabeth habían sido designados para esta peligrosa misión (que podía tomar años en la Tierra, pero muy poco tiempo en el Cielo), de manera que tendrían que mezclarse entre los humanos por un tiempo, y dejar a Layla al cuidado de Irinia y Osmar; estos dos se dedicaban actualmente a entrenar al nuevo grupo de ángeles creados que habían llegado a engrosar las filas del Ejército Celestial, de manera que podrían estar más al pendiente de Layla. La niña había aceptado de buena gana el que sus padres se marcharan, pues sabía lo importante que era la misión que se les había encomendado. Sin embargo, ella sintió una punzada de tristeza al pensar que esa noche no los vería.
ESTÁS LEYENDO
Alas de Libertad: Senda del Destino.
RomansaCuatro almas que buscan la libertad, a través de sus actos y no de sus profecías. Una historia sobre el libre albedrío y el futuro predestinado. Tercera historia de la saga "Alas de Libertad". Dibujo de portada: Lily de Wakabayashi. Dibujos de capít...