Toqué bocina en la casa de Travis y él salió sonriendo. Se subió al coche y me dio un beso en la mejilla.— Hola — me sonrió.
— Travis-Trabado — sonreí — ¿Listo para embriagarte conmigo?
— No lo creo.
Pisé el acelerador y Travis rebotó en el asiento del copiloto.
— ¿Debo rezar?
— Cierra la boca.
— ¿De quién es este auto?
— De mi hermano Kyle, es el mismo que manejaste la otra noche.
— Cierto. ¿Te lo prestó?
— Algo así — lo miré y él me giró la cara nuevamente hacia el frente.
— Mira por donde vas.
— Tranquilo, se conducir. Y me lo prestó para pasarte a buscar a ti y a Nina, luego él lo pasa a buscar con unos amigos a la casa de Gus.
— ¿Y la llave?
— Tiene varios juegos porque las pierde a cada rato el muy idiota.
Frene frente a la casa de Nina y Matt y comencé a tocar bocina como una desquiciada.
Nina salió muy lentamente de su casa calzándose en el camino.
— ¡Mueve el culo, mujer! — le grité por la ventanilla de Travis. — No tengo toda la noche.
Nina me sacó la lengua y luego subió al auto.
— ¿Y el gordo de tu hermano?
— Se fue con Jace... Hola Travis.
— Hola.
— ¿Te das cuenta lo simpático que es mí amigo? — pregunté y Nina sonrió.
— Vete al diablo — me dijo Travis.
— Esta noche me encargaré de que te embriagues hasta las manos y verás lo feliz que te pones.
— Claro.
— ¿Y los demás? — preguntó Nina.
— Se fueron en el auto de Connor — ella asintió y yo puse en marcha el coche.
Nina iba gritando por cada curva que tomaba y Travis igual.
Estacioné y los tres bajamos del auto.
— ¡Nunca más! — gritó Nina. — Nunca más me subo a un auto en el que manejes.
— No fue para tanto — dije cerrando las puertas con seguro.
— Estoy de acuerdo con Nina — dijo Travis y lo miré mal.
— A la próxima se van los dos a pie, putos — comencé a caminar y ellos me siguieron.
Entramos a la casa de Gus y abriéndonos paso entre la multitud caminamos hasta la barra.
— Hey — me abrazó Gus de pronto.
— Gus — le sonreí.
— Chicos, pidan lo que quieran, la barra es gratis... Sólo se los digo porque muchos creen que por tener esto — señaló la barra. — las bebidas no lo son.
— Genial.
— Dame tres cervezas, Iván — le pidió al que atendía la barra.
Él chico obedeció y les dio las cervezas a Gus y luego él nos las dio a nosotros.
ESTÁS LEYENDO
Somos 7 rubios
HumorUna casa. Siete hermanos. Siete rubios amantes de las bromas, las fiestas y el skate. Siete alocadas mentes que siempre están pensando en hacer algo "no muy bueno". Siete adolescentes con una gran capacidad para meterse en problemas. Ellos...