Somos 7 rubios

25. Familia O'Donnell

De: Asesino 2.0
Charly, ¿Crees que puedas venir? No puedo pasar a recogerte porque mi madre esta algo... alterada.

Para: Asesino 2.0
Oh dios, ¿Le sucedió algo malo?

De: Asesino 2.0
No, es sólo que esta algo emocionada por tu visita y quiere que este todo pronto para cuando llegues, entonces me esta obligando a limpiar... Le dije que eras como una vagabunda, que no te importaría como este la casa, sólo como este la comida, pero me ignoro.

Para: Asesino 2.0
Vete al maldito infierno maldito esclavo. Y si, iré en skate... pero te advierto, tu me tendrás que traer. Mi padre no deja que este bomboncito ande sólo por las calles de noche... Además pienso comer como un cerdo por lo cual no podré moverme mucho...

De: Asesino 2.0
Dios, que noche me espera. Entre tu y mi madre me volverán loco.

Para: Asesino 2.0
Me amas. Lo sabes, lo sé... ¡Lo sabemos! 

Después de ese mensaje deje el móvil, me vestí y bajé a la sala.

— Yo me voy mis perras, acuérdense de avisarle a papá — Ashton y Daxon asintieron.

— Aún sigo sin entender porque no me invitó, es decir, soy agradable con él — se quejó Daxon.

— Pero por tu culpa lo castigaron — le recordó Ashton.

— Oh claro, ahora tiene más sentido.

— Además la que le cae mejor es Charly — agregó Connor. — Con nosotros apenas habla y no lo culpo, todos lo juzgamos antes. Es normal que no nos tenga tanta confianza o cariño...

— En nuestra defensa es difícil no creer los rumores cuando actuaba como actuaba — acotó Ashton.

— Sí, como sea. Sólo avísenle a papá ¿si? 

— Sí, no te preocupes.

Les tiré un beso aéreo y abrí la puerta.

— ¡Y si sobra comida, tráela! — gritó Daxon y rodé los ojos.

Esta claro que no sobraría, no cuando yo voy a comer.

Salí de la casa, fui hasta la cochera, saqué mi skate y me puse en camino hacia a casa de Travis. Ya me había pasado su dirección hacia un tiempo, pero no fui a visitarlo nunca porque... bueno, no se realmente el porque de eso.

Después de ir andando por aproximadamente quince minutos y casi haber sido atropellada unas dos veces, llegué a mi destino.

Pise uno de los extremos del skate provocando que éste se levantase un poco para poder agarrarlo. Lo puse debajo de mi brazo y caminé hasta la puerta de la entrada.

Golpeé la puerta con fuerza y después me di cuenta que había un enorme timbre junto a mi.

Genial.

Ya empezamos bien.

La mamá de Travis creerá que soy retrasada.

Sentí unos pasos y luego un chico, que no era Travis, abrió la puerta.

Me observó por unos segundos sin decir palabra y yo igual a él.

Genial, también me confundí de casa.

Estiré mi cabeza un poco para ver la dirección de la casa, pero no, era la que Travis me había dicho.

— ¿Rubia? — preguntó sonriente y lo miré.