20. Zorras

58.6K 3.7K 764
                                        

Mi móvil comenzó a sonar a mi lado y desperté tirando patadas y puñetazos para todos lados como una especie de ninja. De ninja obeso, por supuesto.

El sonido dejo de existir y me recosté  nuevamente en la cama, pero la porquería volvió a sonar al segundo.

Estiré mi mano hasta la mesa de noche y después de tirar todo lo que tenía en sima, encontré el móvil.

¡Urrah!

— ¿Mmh? — respondí.

¿Charly? — la voz me resultaba familiar.

— Eso creo — balbucee.

¿Estabas durmiendo?... No sé porque te lo pregunto, es obvio que sí — no respondí. — ¡CONTESTA!

Del susto me caí de la cama y junto conmigo, fue mi móvil. Desde el suelo atendí nuevamente la llamada que, milagrosamente no se había cortado.

— ¿Quién eres y por qué estas gritando? — creo que la caída de la cama me despertó.

Soy Travis.

— ¿O'Donnel?

¡Sí! — gritó exasperado. — Te estoy esperando aquí afuera hace como diez minutos, levántate de una vez que llegaremos tarde — me ordenó.

— Estoy en eso — murmuré en lo que me ponía de pie.

Bueno, paso a explicar el asunto.
Ayer, después del "incidente" en la cafetería donde todos los alumnos entraron en pánico por nuestra culpa, el lugar quedo patas para arriba. Entonces, como todos nos señalaron como los culpables, hoy viernes, con Travis, teníamos que ir antes a limpiar todo como forma de castigo.

¿Injusto? Yo creo que si... ya que no tuvimos un pepino que ver con nada. Es decir, no tenemos la culpa de tener compañeros con estupidez crónica.

Me vestí con los ojos cerrados prácticamente. Baje las escaleras, tomé de la heladera una caja de fideos chinos y salí de la casa, no sin antes tomar mi skate, porque si no después no tenía en que volver.

— Al fin llegas — rodé los ojos y me subí a su auto.

— Hola a ti también, estúpido — siseé.

Travis gruñó pero no respondió, sólo se limitó a conducir. Por mi parte abrí la caja de fideos.

— Puta madre, no me traje tenedor — susurré para mí misma pero por la risita de Travis él lo escucho también.

— Dos cosas. La primera, los fideos chicos no se comen con tenedor. Y la segunda, no vayas a ensuciar mi auto porque te mato.

— Ajá... ¿Tienes algún tenedor por aquí?

Él me miró arqueando una ceja y dijo: — ¿Para qué tendría un tenedor aquí, en el auto?

— Pues, para prestármelo...

— No Charly, no tengo un tenedor.

— Entonces no me queda otra que usar mis manos — Travis hizo un gesto de asco y me miro de reojo cuando saque unos cuantos fideos y me los lleve a la boca.

— Eres una puerca — se quejó.

— Esto no estaría pasando si hubieses traído un tenedor, como la gente normal. Además si no te gusta, no mires y ya.

— Hoy despertarse más gruñona de lo normal.

— Es demasiado temprano... Y por tu culpa me caí de la cama, lo cual empeoró la situación.

Somos 7 rubiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora