Capitulo 8: Mi primer beso.

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Mi cita con West, o lo que sea que fuera eso, -ustedes pueden llamarlo como quieran- fue más que bien. Vimos la película Rosie, Love, una mezcla de amor, comedia y momentos tristes que me daban ganas de llorar pero recordaba que a lado mía estaba West y me ponía firme.

No es patético que llores en la primera cita? Que harás en la segunda? Si te la da.

Chúpame el dedo gordo del pie un rato.

Al parecer yo y West teníamos muchas cosas en común, resulta que le gusta pelis de romance.

Já. A que chico en está época le gusta pelis de amor?

Hablamos de muchas cosas y me reí muchísimo con él, era tan divertido y siempre que había un silencio intenso entre nosotros lo rompía con un chiste malo con lo cual me hacia mucha gracia. Al principio estaba súper nerviosa, la situación era tensa con él a penas le conocía pero al final me fui soltando y cogiendo confianza. Nos contamos muchas cosas para conocernos por lo cuál era agradable, no quería que se acabara ese momento nunca, era la mejor cita que alguna vez he tenido.

Si nunca has tenido.

Maldita.

Me encontraba en la puerta de mi casa, West insistió en llevarme y yo acepté.

-Me divertí muchísimo - dije sonriendo. Estaba nerviosa.

-Deberíamos repetirlo-

Zascas! Toma eso maldita consciencia.

Asentí y me sonrió iluminando su rostro bajo la farola.

Ammm Como os lo explico? Era MALDITAMENTE HERMOSA su sonrisa, la mejor hasta ahora.

Que me pasa con este chico? Siento que cada vez me sonríe me convierto en hielo derritiéndose bajo el sol de justicia.

-Bueno no te molesto más- subió un escalón acercándose más a mi. Se acercaba demasiado a mi, rompiendo mi espacio personal.

Me dedicó media sonrisa mordiéndose labio inferior. Su respiración agitada hace que los músculos se tensen y se destensen. Está muy nervioso, al igual que yo. Noté que me sudaban las manos. Qué hace ahí, mirándome, con sus ojos eléctricos sin nada? Me abofeteo mentalmente. Salta a la vista a qué esta jugando. Es tan irreal que casi pierde todo su atractivo... casi.

Me río para mis adentros. No pierde nada de atractivo. Al contrario, me invade el deseo. Si me besara no seria ningún problema. Me observa con una determinación absoluta, y su mirada me dice que estoy apunto de morir. Debería marcharme pero, por más que sepa que he de hacerlo, por más que mi sensatez me obligue a huir, no lo hago.

Mi cuerpo se bloquea, presa del pánico, y tengo sentimientos encontrados. Mi lado prudente me insta a meterme dentro de casa, pero mi lado temerario me ruega que me quede y que acepte lo que quiere darme.

-No lo haré sino quieres- musito dejando mi espacio personal libre de nuevo, mirándome seductoramente.

Casi me rompo a reír. Y quién no? Sólo hay que verlo. Me quedo quieta. El único movimiento visible es el de mi corazón golpeándome el pecho, y su ritmo se multiplica por diez cuando él empieza a caminar hacia mi despacio, con los ojos clavados en los míos.

Cuando se encuentra a tan sólo unos centímetros de distancia, su aroma fresco me inunda la nariz y hace que el cuerpo se me tense de manera involuntaria. Dejo la mirada fija en la suya y levanto la vista para mantener el contacto mientras se acerca hasta que lo tengo ante mí. Está lo más cerca que puede estarlo sin llegar a tocarme físicamente. Si existe un equivalente al DEFCONI de alerta máxima para el cuerpo humano, acabo de alcanzarlo. Entonces pega sus labios contra los míos hasta dejarme sin aliento.

Oscuros Secretos [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora