5. Una fiesta de luciérnagas

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....... 5 de diciembre .......

El olor a pasta invadía cada rincón del apartamento junto con el sonido del agua hirviendo en el caldero. El olor a tomate con especies era exquisito. La música estaba a todo volumen.

-Buenas tardes -Saludo Leslie desde el comedor-

-Hola -Estaba muy feliz, últimamente, me sentía nerviosa y feliz-. ¿Tienes hambre?

-Si, y mucha -Leslie también estaba feliz, no se veía tan serio como siempre-. ¿Te veo muy feliz hoy? ¿Alguna novedad de la que no me haya enterado?

Apague la hornilla, comencé a servir la pasta en los platos.

-Nada interesante -Terminé de servir la salsa y los puse en la mesa, fui a la nevera por queso. Mientras Leslie sacaba los vasos y el jugo de naranja-. Pienso irme de viaje a Escocia, la revista pagará todo, quieren hacer una edición especial, y quieren que sea de ese país -Le expliqué. Me senté en la mesa para empezar a comer.

-¿Cuándo te irás? -Preguntó mi hermano, sentándose para comer.

-El 13 de este mes.

-Yo llego ese día -Me informo frunciendo el ceño.

-No importa, solo estaré en Escocia hasta el 19, será divertido -Sonreí.

Leslie suspiró y comenzó a comer.

-No te preocupes, estaré bien. Seguro tendré un guía y éste me ayudará para no perderme.

Hoy era sábado, un día tranquilo, al ser diciembre. Tenía la televisión prendida, Leslie estaba escribiendo en su laptop, y yo veía Warner, donde estaban pasando la película de ¨Un diario de pasión¨. Christina me había llamado en la mañana, me dijo que esta noche al norte de la ciudad, en el bosque, habría una fiesta. Yo dije que lo pensaría. También había llamado al chico con quien había intercambiado la bolsa, pero nadie contestó. Me pase toda la mañana escribiendo un artículo acerca de ¨las cosas más bonitas que se veían en navidad¨. Realmente quería ir a la fiesta, pero también quería que Leslie fuera, me gustaría que él socializara más.

-¿Quieres venir hoy a la fiesta de las luciérnagas? -Giré mi cabeza hacia donde estaba Leslie, él estaba sentado en el suelo, con la laptop en las piernas, recostado del ventanal.

Leslie levantó su mirada de la laptop para prestarme atención.

-¿A qué hora vamos? -Sus ojos marrones mostraban una gran esperanza de que lo sacará de apartamento para que dejara de trabajar.

-A las 7:00 pm -Leslie sonrió.

-Está bien.

La ciudad en la noche parecía un espectacúlo de luces, Leslie iba al volante, y yo miraba por la ventana todo lo que nos rodeaba. Estábamos a media hora del bosque de Las Luciérnagas. Las canciones de Calvin Harris llenaban el ambiente de euforia. Cada canción hacía que me sintiera más feliz.

El bosque estaba iluminado por un gran grupo de personas con luces y una fogata. Así mucho frío, pero al estar al lado de tantas personas te olvidabas de eso. Ya habíamos aparcado, y nos dirigimos a donde estaba la fiesta, caminando.

-Te he visto muy feliz hoy -Le comenté a Leslie.

-Si -Me miró.

-Mañana no te salvas de contarme -Le golpeé en el hombro.

-Jaja... Mañana, duende con pelo corto -Me devolvió el golpe.

Hice un puchero, para luego volver a sonreír.

Christina nos vió a lo lejos y comenzó a gritar mi nombre. Al lado de ella estaba Omar y un grupo de personas. Desde donde nosotros estábamos se escuchaba la música pop/electro. Christina corrió hacía mí y me tomó del brazo.

-Ven -Y me jaló del brazo, dejando a Leslie atrás.

-Aaah, espera... -Seguimos corriendo hasta llegar a donde estaba Omar y grupo.

Omar me saludó, yo le devolví el saludo como pude, ya que Christina me seguía jalando hasta llevarme a donde estaba... Dante. Él estaba al lado de la fogata, con la chica que había visto ese día a su lado, me imagine por lo que él me dijo que era su prima. De las 200 personas que había en el lugar, él estaba ahí. Su ojos azules dejaron de ver la fogata azul para verme a mí, cuando me vio sonrió instantáneamente.

-Él es el hombre que casi atropellamos -Me dijo Christina.

-Corrección, tú atropellas -Dije sin dejar de ver los ojos de Dante.

-Bueno, ese no es el tema. El tema es que se llama Dante Butler y Escocés -Christina todavía no soltaba mi brazo-. ¿Verdad, Dante?

Este abrió la boca para decir algo, pero en cambio se rió.

  -Hola -Dije.

  -Hola, señorita Bannen -Él gorro rojo que tenía en la cabeza lo hacía ver más joven.

  -¿Ustedes se conocen? -Preguntó Christina con una mueca de impaciencia. Y antes de que pudiera responder de forma seca, Dante se me adelanto.

-Si, la señorita Bannen me ha estado enseñando la ciudad -Respondió con un tono de arrogancia.

  -¿Cuándo pensabas decirme? -Me cuestionó Christina con la voz más baja para que Dante no escuchara.

  -Cuando pudiera -Le dije en un susurro, pero no sé si logró escucharme porque la música estaba a un volumen muy alto.

Christina me soltó del brazo y se fue hasta donde estaba su novio. Dante me hizo una seña para que me sentara a su lado. Y, le hice caso.

-¿De todos los lados donde podrías estar, viniste aquí, es en serio? -Pregunte de forma retórica.

Dante volvió a reírse. El frío se había ido al estar cerca de la fogata. Dante tomó uno de mis mechones que estaba delante de mi oreja y lo acomodó detrás de ésta.

-Creo que estamos destinados a encontrarnos. ¿No crees? -Dijo viéndome a la cara, mientras yo veía como el fuego consumía los palos de madera. Giré mi cabeza hacia él.

-No sé. Tal vez.

Él parecía siempre estar feliz. Eso era muy raro para mí.

-Te presento a mi prima -La chica estaba del lado izquierdo de Dante, al llamarla ella se volteó para verme con cara pocos amigos-. Señorita Bannen, ella es Camila Butler. Camila, ella es Bannen Martin -Dante nos presentó de manera animada.

-Hola -Le saludé. Ella se limitó de verme de pies a cabeza y viceversa, para después girarse y seguir con los suyo.

A Dante pareció importarle un pepino el comportamiento de su prima.

-¿Quieres caminar? -Él preguntó achinando sus ojos para enfocar la vista en mí.

-Eh, si -Dante se levantó del tronco.

-Entonces, vamos -Me ofreció una mano para levantarme, y en eso me di cuenta que el tenía unos guantes azules, lo cual me parecio cómico, ya que mis guantes también eran de ese color.

Comenzamos a caminar por el campo abierto que había en el bosque de Las Luciérnagas. Todo era silencio, a lo lejos podía ver las brillar, me gustaban las luciérnagas. Pero cada vez que caminábamos más, sentía mis piernas más frías, muy frías.. Cuando ya no podía más, me senté.

-¿Calambres en las piernas? -Se sentó a mi lado.

-Si -Suspire-. Sabes, yo todavía no te he preguntado que edad tienes, pero...

-28 -Dijo, pero al ser interrumpida no logré escucharlo, él se dio cuenta y volvió a repetirlo-. 28 años.

-Ya veo... -En eso pasaron varias luciérnagas alrededor de nosotros.

-Me gustan como son, podrán ser pequeñas, pero alumbran el triple de su tamaño o más. Son increíbles.

-Si, son maravillosas...

Cuando llegué a casa, no podía dormir, cada vez que lo intentaba, recordaba sus ojos azules mirando al horizonte, llenos de esperanza.

Un amor de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora