8. Golpe de emociones

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...... 8 de diciembre ......

No pude dormir en toda la noche, no había inspiración. No podía escribir. Es como si Leslie se la hubiera llevado, él solía darme ideas y confort, y cuando se fue, todo se fue con él. Necesitaba una fuente de energía, lo más rápido posible.

Salir podía ser una opción, pero era navidad y no quería enfrentarme a esa realidad loca que había allá afuera. Invitar a Christina, no era un opción, ella me había dicho que Omar la llevaría hoy a la playa. No tenía mucho amigos, así que eso tampoco era un opción. Mi madre y hermana, tal vez, pero no. Tal vez, sólo tal vez...

Estaba en frente del edificio de la revista, había venido para asegurarme de algo, ayer había entregado los artículos de esta semana, las revistas se imprimían los martes y se ponía a la venta el miércoles. Entré, y lo primero que ví, fue lo que buscaba. El estaba hablando con John, cuando me vio, sonrió, John se volteó para ver. Si, se que era una locura ir allí, solo para ver, si lo encontraba, yo solo quería una fuente de emociones e ideas, y por alguna razón sentí que Dante podría ayudar con eso. Y, no me equivoqué, cuando lo ví, sentí un choque de emociones. Era increíble las cantidades de cosas que sentía al verlo, y lo poco que mostraba.

-Señorita Martin, justo ahorita hablamos de usted y el viaje a Escocia -Me dijo John. Dante solo se limitaba a observarme y sonreir.

-Jeje -Reí nerviosamente mientras me acercaba-. Buenos días.

-Buenos días, señorita Bannen -Sus ojos azules se aclaraban cuando estabas cerca de él.

John comenzó a hablar sobre mis artículos y de lo que quería que escribiera cuando fuera a Escocia. Nos dio un recorrido por toda la planta baja y después se fue.

-¿Tienes hambre? -Preguntó Dante, ya que eran las 12:26.

-Si, ¿Piensas invitarme a almorzar?

-Tal vez.

-Pues, primero tienes que llamar a mis padres -Comenté chistosamente, burlándome de su formalidad.

-No me da risa -Dijo volteando los ojos, ya que yo me reí por la expresión que había puesto-. ¿A usted le gusta la pasta?

-Si, Señor formalidad.

-Sigue sin darme risa -Dijo caminando a la salida.

-Pues que mal, porque tengo muchos chistes de tu formalidad -Dije mientras caminaba al lado de él.

-A veces puedes ser más fría que el invierno, y otras, muy inmadura -Sonó más como una afirmación que como una pregunta.

Dante llamó a su chofer, para que nos llevará a comer. Este había llegado en el mustang. Yo no me había dado cuenta que la mandíbula de Dante era tan marcada, tal vez porque su pequeña barba de unos 3 dias, no me dejaba verla.

Nos tardamos más de 10 minutos en llegar al restaurante en donde Dante había reservado hace unas horas, le pregunté si tenía algún acompañante y me respondió que antes de ofrecer ir, solo era él y la soledad, que le alegraba que lo acompañara.

-Wow -Dije al entrar en restaurant-. Esto es muy refinado para una chica como yo -Dante sonrió y puso una de sus manos en mi espalda, guiándome a la mesa.

-¿Dónde sueles almorzar? -Preguntó sentándose en su puesto.

-En mi apartamento. Yo soy la que cocinó el almuerzo, normalmente -Me miró sorprendido.

-¿Vives con alguien más?

-Si, con mi hermano. Tal vez lo viste el domingo en la fiesta de la luciérnaga.

-No recuerdo.

Cuando llegó el mesero, Dante me dijo que no pidiera nada, que tenía una sorpresa. Unos minutos después me pidió que me pusiera una venda en los ojos, ya que no había, él me dio un pañuelo que tenía. Pasaron los minutos y yo estaba nerviosa. Dante era callado y misterioso de cierta forma, y si lo pensaba mejor, yo no lo conocía y estaba confiando mucho en alguien que prácticamente desconocía totalmente, él siempre aparecía cerca de mí durante estos últimos días, me preguntaba si era cosa del destino, o si él lo estaba haciendo a propósito.

Sentí el olor a tomate y especies. La temperatura fría cambió a cálida. Escuché cuando el mesero nos dijo ¨Buen provecho¨.

-Ya llegó la comida, señorita Bannen -Me informó Dante.

-Ok. ¿Ahora qué hago?

-Abre la boca, tranquila, después que lo pruebes, podrás quitarte el pañuelo.

Asentí.

-¿Algunas vez, te han dicho que eres impredecible? -Pregunté, dejando mi boca abierta esperando poder probar la comida, sentí cuando él acercó el tenedor hasta mi boca.

-Mucha veces, señorita Bannen -Respondió, cuando yo ya estaba masticando.

-Sabe muy bien -Comenté muy emocionada.

-Ya puedes quitarte la venda -Cuando me la quite, lo único que pude ver fueron sus ojos azules, pensé me gustan sus ojos, eran oscuros, eran un azul neutro, era hermoso, tal vez por eso dejé de pensar en la posibilidad de que era un posible acosador. Me gusta. El me gusta.

El sonrió.

Después de llevarme a almorzar, me llevó a mi casa, ya tenía inspiración, se había ido el pesimismo. El fue una fuente de ideas muy efectiva. Dante era una fuente de inspiración para mí. Y, lo supe cuando comencé a escribir sin parar.

Duré escribiendo hasta las 11:23 de la noche, y ahí fue cuando caí redonda, no había dormido bien en todos estos días.

Un amor de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora