9. Una cita no cita

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...... 9 de diciembre ......

No sé quién ni cómo, pero alguien le había dado mi número de teléfono a Dante, no es que me preocupara, pero él me lo pudo haber pedido en persona. Me había llamado, para pedirme que lo acompañara a una fiesta, dijo que su primo lo había invitado y pensó que tal vez pudiera ser un buen lugar para seguir conociendo un poco más a "la señorita Bannen". Me di cuenta, que él, era de las pocas personas que me llamaba por mi nombre, y eso me gustaba. Tal vez, venía super enamorada y tonta por Dante, pero ser tonta algunas veces en la vida no es tan malo.

Quizás era una cita, tal vez no. Pero esa era una razón para ir al centro comercial y llamar a Christina, claro si le decía que hoy íbamos al centro comercial, de seguro venía con Omar. Bueno, eso no importaba. Quería ir al centro comercial y quería que alguien me llevara. No iba a usar el carro de mi hermano.

Cuando llamé a Christina, ella respondió que no podía, que tenía que ayudar a Omar a armar uno de lo escenario para el festival de música electrónica que habría en la ciudad en unos días. Mi boleto y acompañante para el centro comercial se había ido. Tendría que pedirle a mi mamá y hermana que me llevaran. Y, así fue.

-Me gusta éste, pruébatelo -Y, como supuse, salir con ella no era una opción.

-Muy bonito todo, pero se olvidan, que tengo 21 años y que yo sé escoger mi ropa -Dije saliendo de la tienda para ir a otra tienda.

-Lo siento, pero recuerda que nos invitaste -Me reprochó mi hermana.

-Si, las invité para que vinieran Y -Dije resaltando la "Y"-, me acompañarán. No para que eligieran mi ropa.

-Mala.

-Hermanita, soy mala desde que nací -Le saqué la lengua.

-Más que mala, pareces una niñita que nunca crece -Comentó mi mamá.

-Si, lo que digan.

Y, después de un montón de reproches y discusiones, logré comprar un conjunto perfecto, un top gris y unas botas negras. Los pantalones los tenía en el apartamento. Iría a una fiesta, no iba a ir ni muy formal ni muy informal, solo iría como yo.

Eran las 3:49 y estábamos almorzando pizza. Solo me gusta con pimiento y aceituna. Desde donde estábamos sentadas podíamos ver a las personas que caminaban en planta baja, tenía los audífonos puestos a todo volumen, era mágico, escuchar musica y comer, mientras un montón de extraños pasaban bajos tus pies.

Cuando llegué a casa, me tiré en mi cama, tenía mucho sueño, ultimamente no dormía mucho y el insomnio ya me estaba pasando factura.

Abrí los ojos lentamente, lo primero que vi fue el cielo, era de noche y la ciudad estaba prendida de luces. Al principio, todo estaba bien. Y dos segundos después me percaté que era de noche, que tenía una cita no cita y que posiblemente llegaría tarde.

Caminé hacia la sala, para encontrar todas las cosas tiradas en esta. Fui hasta mi bolso, para encontrar mi teléfono. Cuando lo saqué, vi que tenía 3 llamadas perdidas de Dante. La más reciente, fue hace 4 minutos. Marqué su número y espere a que contestara, al tercer bing, contestó.

-¿Dante?

-Bannen -Fue lo primero que dijo.

  -Dios, Dante, pero no creo poder ir, yo no estoy lista. Además, no me siento con ganas de ir, lo siento tanto  -Pasé una de mis manos por mi pelo.

-No importa -Se limitó a decir.

-Espera, no cuelgues -Fui al baño para medir que tan mal estaba. Cuando me ví. Me alivié, solo tendría que bañarme y estaría lista para todo-. Tal vez, no pueda ir. ¿Pero, podría arreglar todo, si te invito a cenar?

-Tienes aproximadamente 28 minutos para cocinar y arreglarte -Me informó.

-¿Así que en 28 minutos estás aquí?

-Sí, señorita Bannen -Y, por un segundo, pude presentir que el estaba sonriendo.

-Esta bien, ya nos vemos.

-Claro -Y, colgó.

Salí corriendo a la cocina, puse agua en una olla, prendí la hornilla y me fui al baño. Me bañe lo más rápido y pulcra que pude. Agarré las dos bolsas que habían en la sala. Entré a mi cuarto como Flash y me vestí con lo que había comprado y mis jeans. Tomé mi maquillaje, fui a la cocina para poner la pasta en la olla y una alarma que avisara cuando estuviera lista. En el baño, arreglé todo, me maquillé de lo más natural lo más rápido que se podía. Y, fui a hacer la salsa de la pasta. Hacía todo esto contra reloj y, la verdad, era horrible.

Pasaron los 28 minutos y todo estaba listo. La cocina, la sala, todo estaba impecable. Solo faltaba Dante.

Respiraba profundo.

Pasaron unos 7 minutos más y mi teléfono sonó, contesté.

-¿Dante? -Me adelanté a decir algo.

-Lo siento, señorita Bannen, pero creo que no podré ir -Sentí como mis hombros se tensaron y mis piernas comenzaron a fallar.

-... -No dije nada. La llamada se cortó.

Yo seguía en shock, de cierta forma, me sentí traicionada. Plantada. Era horrible. Quería gritar. Y lo hubiera hecho, de no ser porque tocaron el timbre. Posiblemente, serían los vecinos, para ver por qué tanto ruido. Volvieron a tocar el timbre. Cuando abrí la puerta, sentí unas ganas tremendas de pegarle un puño. Pero no, contrólate Bannen.

-Jajaja... -Dante no paraba de reírse. Por mi expresión de molesta y confundida.

-Dante Butler eres el hombre más idiota que he conocido en mi vida -Estaba molesta y mucho-. Te voy a... -Me quedé con las palabras en la boca. Dante ya había entrado al apartamento.

-¿Ves cómo se siente cuando te plantan? -Se voltió a verme.

-No es excusa. Como se te ocurrió hacer algo como esto.

-No, señorita Bannen, tiene razón, no es excusa. Por lo menos, usted sabe como arreglárselas para no enfadarme así. Pero al parecer yo no puedo hacer nada para que usted no se ponga tan molesta.

-Eres increíble -Dije mientras me masajeaba la cara.

-Lo sé -Y, sonrió otra vez.

La cena fue entretenida, más para él que para mí. Yo no paraba de hablar y él parecía estar muy feliz por eso. Después de cenar Dante se fue, dijo que solo había venido para cobrarse su cita, no cita, que necesitaba volver por su prima, pero que le había gustado como cocinaba y que mi compañía fue muy agradable. Antes de irse, me dio un beso en la mejilla y volvió a poner uno de mis mechones salvajes detrás de mi oreja.

La noche fue totalmente tranquila. El apartamento estaba invadido de Dante. Su olor. Estaba aquí. Y, eso me gustaba mucho.

Un amor de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora