15. Edimburgo

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...... 15 de diciembre ......

Dante me había insistido para que me quedara a dormir los próximos días en su casa, o bueno, en la casa de su familia, y mas que una casa, era un mansión/castillo, según su padre, era una herencia de mas de 5 siglos, de lo cual, me sorprendió que la familia Butler tuviera más de 500 años viviendo en el mismo lugar. El castillo parecía de la época medieval por fuera, pero pero por dentro, parecía que lo habían remodelado ayer, con las últimas tendencias del año.

Por otro lado, conocí a las dos hermanas de Dante, eran apenas unas adolescentes, como la mía. Las dos eran pelirrojas y tenían el mismo color de ojos de Dante, por lo que había visto (Y, contado Dante), el color de sus ojos azules neutros (Y que de alguna extraña manera se aclaraban) era una herencia que venía de generación en generación desde hace siglos; según él, una de las características de la familia Butler. También, conocí a sus primos y primas, tíos y tías, que por raro que sonara vivían en el mismo castillo o en los terrenos más cercanos, al parecer, eran muy unidos; y, obvio, todos tenían el mismo color de ojos.

El castillo quedaba a unos 5 kilómetros de la ciudad de Edimburgo, y para llegar aquí, o había que venir por la autopista o por tren; la mayoría de las personas que se trasladaban a otros estados o iban al campo, tomaban el tren. Y, por lo que me habían contado, ese tren era el mismo que habían usado para las películas de Harry Potter.

-Que bello -Comenté. Yo estaba sentada en uno de los sillones de una de las salas del castillo, que tenía ventanales, desde allí podía ver cómo comenzaba a nevar y el sol se escondía, con la chimenea prendida en la sala.

-No hay nada como estar en casa -dijo Dante que estaba al lado mío, con los ojos cerrados-. ¿Cuándo va a empezar a escribir, señorita Bannen?

-Cuando me muestres algo de Escocia.

-Ya le mostré la carretera de Edimburgo -Abrió los ojos para mirarme, yo no le pude sostener la mirada, así que miré hacía el fuego de la chimenea-. También te mostré donde vivo y parte de los terrenos de mis tíos. ¿Todavía quiere que le muestre más lugares?

-¿Estas cansado?

-Tal vez -Le miré.

-Deberías dormir, mañana me tienes que llevar a ver Edimburgo.

-Te llevaré hoy -Declaró.

-¿Y no estás cansado?

-Si, bueno, no tan cansado, para dejar a mi pobre invitada sola por Escocia.

-¿Qué me mostrarás?

Se acercó a mí, quedando a escasos centímetros de mi cara.

-Secreto -Y me dedicó una de sus sonrisa, después se alejó de mí y se levantó del sillón-. Pero primero, quiero que escriba al menos 5 artículos de lo que te he dicho y mostrado.

-Eres un tirano, ¿cómo crees que voy a escribir 5 artículos ahorita?

-Con tus manos y tu laptop.

-¿Esto es enserio?

-Sí.

-¿A qué hora nos vamos? -Le pregunté.

-A las 9:30.

-¿Tan tarde? -Fruncí el ceño.

-Si, para que tengas tiempo para tus artículos -Aclaró.

-Okay.

Después de pasar 4 horas frente a mi laptop, termine de escribir, para ir a mi habitación, y darme una ducha. Me fijé en la hora, en Escocia en ese momento eran las 8:23 de la noche, y a esa hora, por lo que escuchaba, era la hora de la cena. Después, de bañarme, salí para encontrarme a Dante sentado el suelo junto a su hermana, July.

-Hola -Me saludó la chica.

-Hola.

-Te ves muy bonita -Comentó ella, mientras Dante me miraba de arriba a abajo y se paraba de suelo.

-Gracias.

-Eh -Se rasco la nuca-. Te ves... Maravillosa. Eh... Te estabamos esperando, porque ya es la hora de cenar -Sonreí y asentí.

La cena era un pequeño alboroto, las familias hablaban entre sí desordenadamente. Dante parecía avergonzado por ese detalle. Todo la comida estuvo de magnífica.

-No debiste traer ese vestido, te congelarás, estamos a 8º-Dante y yo estabamos caminando hacía el carro negro donde nos esperaba el chofer.

-No es tan grave. Traje mi abrigo largo y mis botas. Además, un hombre que me abrazará si me da frío -Dante negaba con la cabeza mientras se reía.

El viaje a Edimburgo fue largo y emocionante, Dante no paraba de hablar sobre su niñez y sus traumas con los osos. Mientras que yo, no dejaba de hablar de las locuras que cometí cuando niña. Compartimos de nuestras vidas, sin ninguna intimidad.

-Sorpresa -Me quitó las manos de mis ojos para ver, una noria (Rueda de la fortuna)-. Pensé, que sería un buen lugar para comenzar el recorrido.

-Si -Dije en un susurro casi inaudible, estaba impactada, porque Dante se había recordado que me gustaban las norias.

Salimos del auto, y él me llevó de la mano hasta la noria. Y, de cierta forma encontré ese gesto adorable, él era todo un caballero. En la pequeña feria que había en el lugar, por alguna razón casi nadie estaba cerca de la noria. Antes de entrar, Dante le dio su abrigo a uno de los empleados y éste lo puso en uno de los percheros que había ahí.

-En Escocia, normalmente, las personas llevan abrigos, y por eso hay percheros en todos lados -Me aclaró Dante-. Ven -Me extendió su mano para ayudarme a entrar en la cabina-. Disfrute de la vista, señorita Bannen.

Así fue, el lugar era increíble, Escocia era increíble, y eso me alegraba. Estaba en un lugar y sentía que todo estaba bien, todo era agradable. Tal vez me temblaban las piernas, pero nada impediría que disfrutara esto. Cuando ya estabamos en lo más alto de la noria, giré la cabeza hacia Dante, y este estaba tan cerca de mí, que cuando giré mi cabeza pude rozar mi nariz con la de él. Dante sonrió y se alejó.

Un amor de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora