10. De invierno a verano, de verano a invierno

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..... 10 de diciembre .....

La playa estaba totalmente helada. Pero aun así, yo estaba ahí. En la madrugada, Leslie me llamó por video-llamada, me contó que las cosas iban bien y que no había nada de qué preocuparse. Me agradaba que mi hermano se la estuviera pasando bien. Yo en cambio estaba metido en un huracán de emociones. Hoy cuando fui a la revista no conseguí a Dante por ahí. Y, necesitaba encontrarlo. Necesitaba inspiración, ayer lo había visto, pero por alguna razón, necesitaba más. Ahora, yo parecía más la acosadora, que él. Seguro. Pero qué se podía hacer.

-¿Qué querrá almorzar hoy, señorita Bannen? -Preguntó Dante, estaba parado al lado mío, los dos veíamos el mar.

-Siempre, me pregunto cómo haces para encontrarme -Voltee la cabeza hacia él. El también giró la cabeza hacia mí y sonrió-. ¿Me estas siguiendo?

-Ojalá tuviera tiempo para algo como eso, señorita Bannen -Sus ojos se veían más claros en la mañana, como ahorita-. Pero ese no es el caso -Volvió a mirar al mar-. Me gusta mucho poder hablar con usted, señorita Bannen.

  Miré hacia el mar, otra vez.

-Me inspiras -Las palabras salieron de mi boca, sin yo darme cuenta.

-¿La inspiro? -Su sonrisa estaba más amplia después de escuchar eso-. Pues creo que me alegra escuchar eso.

-Es difícil escribir sin inspiración -Dije-. ¿Qué haces para salir de la rutina? ¿para sentirte más vivo?

-No tenía ni idea. -Su pelo era un desorden público por la ventolera que había-. Pero últimamente, usted me hace salir mucho de mi rutina -Se metió las manos en los bolsillos de su pantalón-. Eso es bueno -Afirmó-. Le agradezco por hacer mi vida más ¨viva¨-Hizo las comillas con las manos, mientras sus ojos y sonrisa mostraban una expresión de niño travieso. 

Dante podría tener 28 años, pero tenía un aura fresca y joven. Era como un pequeño niño, que creció físicamente, pero no mentalmente. Cuando estuvo en el apartamento, parecía estar maravillado por cada detalle que había en el lugar. En el bosque de las luciérnagas, podía sentir su nerviosismo y asombro por estar rodeado de tantas luciérnagas. En la noria, pude llegar a sentir sus respiración descontroladas cuando llegabamos a lo más alto, y como hacía pequeñas muecas. Dante era, sin duda, un festival, lleno de pura emoción y diversión. Pero, aun pareciendo un niño, siempre tenía esa pequeña faceta (Casi siempre) de un hombre serio.

-¿Irás al Bosque de las luciérnagas, hoy? -Pregunté.

-No.

-¿Puedo invitarte o ya tienes planes?

-Tenía. Pero al parecer mi acompañante no vendrá.

-Oh -Exclamé-. Lo siento tanto.

-Si, deberías de hacerlo. La iba a invitar. Pero usted ya tienes planes -Lo mire incrédula-. Me ha roto el corazón, señorita Bannen -Con la mano derecha se tocó el corazón y hizo una mueca triste.

-Eres un idiota -Hice una mueca de fastidio.

-Pero, si iré. Con -Resaltó la última palabra- la condición de que usted lleve comida. ¿Trato?

-Trato.

Respiré ondo.

-Bueno, si me disculpa, señorita Bannen. Me tengo que ir.

-Está bien. Adio... -Y, antes de que terminara la palabra, Dante me interrumpió.

-Es ¨hasta luego¨, señorita Bannen. Adiós, es para cuando no nos vayamos a ver más.

-Pues, hasta luego, Dante -Sonreí.

-Hasta luego -Dijo y antes irse, volvió a arreglar, por enésima vez, otro de mis mechones poniéndolo detrás de mi oreja. Para después, caminar cuesta arriba hacia el parque de atracciones.

En el apartamento, toda la cocina estaba patas arribas. No había lavado lo que había usado ayer, ni el desayuno y ahora llegaba a la casa, con una cajita de comida china. Tenía que arreglar y preparar las cosas para la noche. Que cansancio.

En la tarde, le escribí un mensaje a Dante que me pasara buscando a las 7:00 de la noche. A las 6:23 pm, ya estaba lista, la comida también, había pensado que lo mejor para comer en un picnic nocturno era emparedados y unos panques, lo había invitado:

1. Por qué  tenía carro.

2. Iba al bosque, necesitaba un guardaespaldas que me cuidara de los osos.

3. Quería ir al bosque, porque hoy, habría una lluvia de estrellas.

4. Compartir con Dante era agradable.

Y, por esos 4 puntos, es que lo había invitado.

Cuando Dante llegó, me llamó para que bajara. Cargar una canasta en el ascensor, parecía ser una novedad increíble, ya que las demás personas que estaban en el ascensor conmigo no dejaba de preguntarme para dónde iba o qué había adentro. Ay que miedo una canasta. Que fastidio.

Cuando llegué abajo, salí del edificio, para lograr ver, a un Dante con un camiseta azul y unos jeans negros, con su pelo hacía atrás, todo sonriente y recostado del auto.

-Se ve muy bonita hoy, señorita Bannen -Comentó cuando ya estaba cerca de él.

-Así que los días anteriores me veía fea -Dije entrando al auto.

-Posiblemente, no -Se defendió- los demás días esta deslumbrante, hoy parece bonita, seguro mañana, parece radiante -Y, sonrió.

En el bosque, Dante fue el que se comió todo, yo por mi parte no paraba de escribir en mi laptop, ya que la había llevado conmigo. Cuando empezó la lluvia de estrellas, Dante puso música y me invitó a bailar, toda la noche nos la pasamos bailando, y lo único que podía ver eran sus ojos y sonrisa. Dante era impredecible, y cada vez era más divertido. Sin duda, era un festival. Nunca sabias que cosas nuevas pasarían con él.

Un amor de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora