11. Entre harina y chocolate

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...... 11 de diciembre ......

El día anterior, había acordado con Dante, que él tendría que cocinar para mí. Ya que él se había comido, todos los emparedados que había hecho. El aceptó, con la condición de que lo haría en mi casa, ya que él se estaba quedando en un hotel y no tenía una cocina en donde cocinar.

Ya eran las 3:39 pm, y yo adornaba el apartamento, mientras que nuestro querido accionista/escocés cocinaba, la música estaba a todo volumen. Una que otra vez, Dante me ayudaba, como a poner el árbol de navidad o las cosas que tenía que poner en las partes altas. Cantaba una que otra vez e iba a la cocina, donde los dos terminamos contando chistes/haciendo estupideces o bailando.

-Falta un día para que te vayas a Escocia -Me comentó mientras batía los huevos, me dijo que pensaba hacer una torta de brownie para quedar a mano-. Te va a gustar. Escocia es un lugar muy cultural y bonito, es original.

-Eso espero -Dije, saqué la harina de trigo y el metió el chocolate en un caldero para que se derritiera. Yo por mi parte, ya había terminado de decorar. Así que iba hacer galletas de navidad, ya tenía la masa lista, pero estaba esperando que don escocés terminara de usar mi cocina-. Esto se siente, como si viviéramos juntos -Reí nerviosamente al final.

-Tienes razón -Comenzó a echar la harina a la mezcla-. Debo confesarte que eres muy original.

-¿En serio? yo me consideraba muy normal -Dije sarcástica. El terminó de mezclar los ingredientes, y hecho el chocolate en polvo y el chocolate líquido.

  -¿Pintas?

-¿Qué?

-¿Qué si pintas? es que he visto varios pinceles y pinturas por la sala, además, que también he visto uno que otro lienzo por ahí.

Miré hacia la sala.

-Si -El comenzó a verter la mezcla en el molde para tortas. La metió al horno y se fue al fregadero para lavarse las manos.

-¿Vendes tus obras de arte?

-Algo así -Comencé a poner todas las cosas que él había usado en el fregadero. Y, Dante comenzó a lavar los utensilios.

-¿Algo así?

-Si, es que yo no los vendo en persona, ni los firmo. Una amiga mía, comenzó a venderlos como autora anónima, y desde entonces me compran.

-Ya entiendo -Dijo Dante casi en un susurro-. Yo quiero uno.

Lo mire y sonreí.

-Esta bien -Dije. Y, tomé un poco de agua del fregadero con las manos y se la tiré en la cara, comencé a reirme por la cara que puso Dante porque el agua está fría.

-Hey -Exclamó Dante-. Señorita Bannen, quiero que sepa que estoy en todo mi derecho de atacar -Terminó de decir esto para agarrar un huevo y partirmelo en la cabeza.

-No sabes con quien se está metiendo, soy profesional en guerra de comida -Dije y tomé la harina de trigo para tirarle un puñado.

Entre harina y otra cosas, terminamos hechos un desastre, la cocina estaba super sucia. Pero aun así, yo estaba terminando de hacer mis galletas y Dante sacando el Brownie del horno. La cena ya estaba lista y también la mayoría de la casa, la navidad ya había llegado. Con lo que quedó de mezcla y chocolate hicimos algunos cupcakes. Nunca había hecho tantas comida en un día. Dante era increíble. El reloj marcaba las 5:34 y mientras Dante ponía los platos en la mesa, yo terminaba de limpiar la cocina.

-La cocina ya está limpia -Comenté.

-Menos mal -Dijo caminando a donde yo estaba.

-Estamos hecho un desastre.

-Si -Dante me limpió la nariz con una servilleta, ya que la tenía llena de harina.

-Yo... -Fui interrumpida por el timbre-. Yo voy -Hice una mueca de ironía.

Caminé hacía la entrada del apartamento, con Dante pisandome los talones. Cuando abrí un poco la puerta, esta fue terminada de abrir por completo por mi hermana que entró a toda prisa para abrazarme y detrás de ella venía toda mi familia. Estaba mi mamá, mi prima Emily junto a mis tíos, otras 3 tías y tíos, 2 primos más y Jenn. Todos estaban sorprendidos, tal vez porque Dante y yo estabamos llenos de harina y otras sustancias, o, porque había un hombre al lado mío.

Mi hermana se separó de mí, para mirar con cara de confusión a Dante.

-¿Qué hacen aquí? -Les pregunté a todos.

-La cena familiar -Me respondió mi mamá.

-¿Qué cena?

-La que hacemos en navidad todos los 11 de diciembre -Respondió esta vez mi hermana-. ¿Leslie no te contó que este año sería en el apartamento de ustedes?

-No -Negué.

-Bueno, no importa -Dijo mi mamá, y seguidamente pasó al apartamento, seguida por toda mi familia y Jenn.

Los seguí hasta la sala, sabiendo que Dante estaba detrás mío, todo callado.

-No pueden pasar así como así, no tengo nada preparado y no sabía nada.

-Pareciera que si sabías -Dijo pasando a la cocina-. Mira esto, un montón de comida. ¿Lo has hecho  tú?

-No -Me senté en una silla-. Fue Dante -Lo señalé-. El hizo todo, yo solo horneé galletas de navidad.

-Mmm... ¿Porque cocinaban? -Mi mamá miró a Dante y yo también.

-Le debía un favor a su hija, Señora Martín -Dante fue el que respondió-. Es navidad, y ella quería que le ayudará a organizar el apartamento y se nos ha ocurrido cocinar.

-Bueno... Ya que hay comida. Nos quedamos -ES EN SERIO (Pensé)-. Nosotros terminamos de arreglar. No preguntaré, porque están así -Nos señaló-. Pero vayan a cambiarse.

Los dos asentimos. Le dije a Dante que me siguiera. En el apartamento solo habían 3 habitaciones, 2 eran las de Leslie y la mía, y la tercera era donde guardamos todo tipo de cosas. Así que tendría que prestarle a Dante la mía, ya que no sería tan mala con mi hermano para dejar un desconocido/conocido en su habitación.

-Pasa -Le ordené-. El baño está a la izquierda. Y, puedo prestarte una camisa de mi hermano. Eh...

-Tranquila, no es necesario. Yo traje mi propia ropa -Anunció, levantando la mano que tenía el bolso que había traído.

-Claro. Eh... Cuando termines, me avisas -Dije mientras buscaba algo que ponerme en mi armario, tomé un vestido blanco de tirantes y mi ropa interior lo más rápido que pude.

-Okay.

-Okay -Con eso salí de mi habitación y fui a la de mi hermano. Podía usar su baño y vestirme aquí.

  Después de haberme bañado y cambiado de ropa, fui directo a mi habitación, toqué varias veces la puerta hasta que escuche a Dante que podía pasar. Cuando entre vi a Dante solo con los pantalones puestos, estaba de espaldas de mi, podía ver como los omoplatos chocaban entre sí cuando Dante se estaba poniendo la camisa, después se dio la vuelta para mostrar la sonrisa más inocente que hubiera visto en mi vida.

-Estoy listo -Parecía un niño, sin duda, él era como un niño.

-Si.

-Bonito vestido, señorita Bannen.

-A... -Mascullé-. Si -Afirmé ya un poco menos nerviosa.

Salimos de la habitación, para encontrar todo listo y perfecto. Esa noche Dante conoció a mi familia, entre comentario fortuitos y vergonzosos, Dante se divirtió. Al final de la noche, toda mi familia se fue y me dejaron con un montón de platos que lavar y Dante.


Un amor de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora