41. Esta Bien...

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Me levante con una resaca horrible. Definitivamente no fue buena decisión ir a un bar en la noche pero es que últimamente no me he sentido muy bien, tal vez sea el hecho de saber que tengo un hermoso hijo y ni siquiera me puedo acercar a el, río ante lo absurdo de mi enojo. Es posible que si las cosas hubieran sido distintas hoy no  me encontraría solo como un perro. Elliot emite un sonido muy poco entendible con la boca espero que no se este ahogando con su propio vomito, eso es simplemente asqueroso hasta par el.

Me pongo mi pantalón de la pijama y salgo en dirección a la pequeña estancia  de la habitación del hotel. Busco en el refrigerador algo que sea comestible y no este muy caducado cuando estoy a punto de desistir encuentro un emparedado de atún.

– Vaya fiesta la de anoche ¿no? –pregunta mi hermano al momento en que sale de nuestra habitación, tiene un aspecto más deplorable que el mio hace uno minutos. 

- Eres un miserable, sabes que cuando bebo me descontrolo - le reclamo con voz fuerte pero cansada.

- Relájate, ambos lo necesitábamos con urgencia- dice con tono de broma y entra al baño para arreglarse.

Termino mi emparedado y limpió mi plato, la luz del sol ilumina toda la habitación y calienta un poco el frío ambiente que se carga, a mi madre y a mi siempre nos gusto ver los amaneceres porque son lo único hermoso e inolvidable que puedes llegar a conocer. Mi madre y yo eramos bastante unidos, siempre realizábamos cosas y actividades juntos. Ella era preciosa pero lo que más amaba eran sus ojos transparentes y llenos de amor y pureza, algo que le hace falta a mi padre. Hubo un tiempo en que me asaltaron las dudas acerca del porque una mujer tan maravillosa como lo fue mi madre se caso con un ser tan seco y frío como lo  es mi padre,  no entiendo y ahora menos al ver en lo que e convirtió el en estos momentos. 

- Báñate y vístete que debemos ir a casa de tu futura esposa - dice mi hermano cuando sale del baño envuelto en una toalla. Asiento ante sus palabras y voy en busca de algo de ropa limpia y una bata de baño. Desde pequeño a mi siempre me gusto mucho el agua me encantaba nadar e incluso el preparatoria fui campeón estatal en una competencia de natación, ese en su momento fue mi logro más grande y por un solo instante desee dejar todo atrás y realizar mi sueño pero eso se fue a la mierda cuando mi madre murió, eso derroto mis esperanzas y mi felicidad sumiéndome en la indiferencia y seriedad.

Me pongo unos pantalones vaqueros y unas botas café oscuro a juego con mi chamarra y una camisa negra, miro mi reloj, falta media hora para que sean las diez de la mañana. Andrea no sabe que iré a visitarla, digamos que es una sorpresa ¿como se lo tomara? porque yo espero que bien. Se que soy un poco hombre al obligarla a casarse conmigo pero sino lo hago entonces ella se casara con el maldito doctor hijo de perra, como lo odio.

- Te saldrán canas antes de los treinta - Elliot me observa con una mueca burlona mientras come cereal, imbécil...

- Cállate que no estoy de humor - tomo las llaves del auto y salimos de la suite, caminamos a paso apresurado hasta llegar a el estacionamiento en donde se encuentra el auto, enciendo y espero a que mi hermano se suba y nos podamos ir. Justo cuando tienes prisa tiene que haber mucho trafico, trato de tranquilizarme pero no puedo, me encuentro ansioso, enojado, fastidiado e impotente, por casi toda mi vida me sentí un objeto al que mi padre podía utilizar a su antojo, tal vez en ese momento no lo vi como lago injusto sino todo lo contrario, para mi ya era bastante normal ser el hijo obediente, el que no desafiaba la autoridad, el que siempre hacia lo correcto  sin pedir explicaciones. Lo que en un principio fue un niño sano y alegre con el tiempo se convirtió  en un joven solitario y deprimido, enojado con la vida y con su madre por haberlo dejado solo en un mundo tan cruel. 

- ¡¡Sebastian, arranca !! - grita Elliot y enseguida salgo de mis pensamientos.

Casi todo el camino estuvo lleno de silencio pero afortunadamente ya no hubo trafico y llegamos más rápido, me estacione una cuadra antes de llegar a el edificio de Andrea ya que no quiero que vea que estamos aquí. Entramos y un señor algo mayor nos recibe con una cordial sonrisa.

- ¿Que desean jóvenes?

- Buenos días, venimos a visitar a unas amigas. Amelía y Andrea Van Cleef - dice mi hermano con tono amable.

- Oh por supuesto pero primero déjeme avisarles...

- ¡¡NO!! - me aclaro la garganta - es que queremos que sea sorpresa, desde que se fueron de Londres no las hemos visto ni ellas a nosotros así que sería una enorme sorpresa el que nos reencontráramos.

El hombre parece pensarlo por unos segundo pero al final accede y nos indica el camino, puedo observar a detalle el lugar, esta lleno de lujos y elegancia en cualquier lado que vea. Elliot presiona el último botón con las iniciales PH y después de varios minutos por fin el ascensor se detiene y abre sus puertas, podemos observar una pequeña estancia o pasillo de color blanco y con algunos cuadros y flores coloridos. Tocamos el timbre y una mujer grande nos abre la puerta. 

- ¿Que desean? - pregunta sin abrir toda la puerta.

- Venimos a ver a la señoritas Van Cleef, es un asunto urgente y confidencial que debemos tratar lo antes posible - espero que me crea, la mujer nos barre con la mirada y pide que esperemos un poco.

Se escuchan voces en el interior acompañadas de balbuceos de bebé, otra vez veré a mi hijo. La mujer vuelve y nos pide que entremos pero no sin antes habernos limpiado la suela de los zapatos en una alfombra especial. Puedo ver la cabellera de Andrea y su fina espalda, ella se encuentra enseñándole el panorama a nuestro hijo. Es una imagen muy tierna, mi pequeño se ve entretenido pero al verme comienza a removerse el los brazos de su preciosa madre como queriendo soltarse.

- ¿Que pasa mi amor? Tranquilo, mami esta contigo.

- Y papi también...

Andrea voltea y puedo ver su gesto de sorpresa y furia al verme, yo aprovecho su confusión y tomo a Ángel en mis brazos y lo mimo, el ríe al sentir las cosquillas en su estomago y sus pequeñitos pies, su risa es la cura para mis desgracias y problemas. No me alejare de el nunca ni permitiré que lo lastimen  ni a él ni a su madre.

- ¿Que hacen aquí? - pregunta enojada.

- Viene a arreglar los planes de boda y nuestro regreso a Londres - mi Ángel me mira detenidamente para después sonreír de nuevo, es tan bipolar como yo.

- Te dije que yo te llamaría para arreglar esos asuntos.

- Lo se pero te conozco y se que esa llamada sería en... - cuento los dedos de mis manos y tomo las de mi hijo para que me ayuden - muchísimo tiempo.

- Esta bien ¿que es lo que pasara ahora?...

- Solo cosas buenas, lo juro - no me aguanto y la abrazo y sorpresivamente ella me corresponde.

Este es el único ligar donde quiero estar, con mi hijo y la mujer que amo, no pido más que esto. Mi hijo emite un sonido de enojo al ser aplastado, miro a Andy y sonreímos cómplices para después besar las mejillas regordetas de Ángel.    




"Bad Girl" La venganza a penas comienza...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora