Jorge - 7 años

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*Previamente*

- Tenía un hermano, su nombre era Jack.


Jorge - 7 años.


Jack y yo estábamos jugando a molestar a mamá, a veces era divertido hacerlo y aunque ya somos grandes, mamá nos sigue confundiendo.

-Tienes que ponerte esto -susurró Jack.

-Y tu mi pijama -susurré.

-Jorge, esto será muy gracioso -rió, verlo a él era igual que verme en un espejo.

-¿Vamos a andar solos?

-Sí y vamos a poner muy nerviosa a mamá.

-Se va a enojar -aseguré.

-¡Va a ser gracioso!

-Vale, pero te culparé a ti sobre todo -reí.

-Intentemos con Daniela, si ella nos descubre no podremos seguir con esto - Jack era muy travieso.

-Iré yo a despertarla, y si me dice Jack seguimos con el plan -le dije.

-Dale, ve.

Caminé hasta la habitación de Daniela y bufé al ver todos esos pósters en su pared, ya estaba despierta y estaba dibujando unas cosas en un cuaderno.

-¿Jack, qué haces acá?

-Nada, sólo venía a saludarte -reí.

-Oh, hola -Daniela tenía once años ella es cuatro años mayor que nosotros.

-Me voy, adiós -dije y corrí hasta la puerta. Jack me estaba esperando con una sonrisa en los labios y cuando asentí corrimos hasta la calle para andar en bici solos.

Comencé a gritar el nombre de mamá y cuando salió nosotros ya estábamos arriba de nuestro regalo.

-¡Jack! ¿qué hacen? ¡Es peligroso, aún no saben andar bien! -gritó mamá.

-¡Si sabemos! -grité yo, a veces estaba acostumbrado a que me dijeran Jack. Mi hermano estaba ya lejos pero luego se devolvió pasando por el lado de mamá, yo sólo estaba dando vueltas cerca de nuestra casa.

-¡Jorge, no vayas tan lejos! -gritó. Jack no respondió porque quizás el no estaba acostumbrado a que lo llamarán Jorge, aún no entendía porque a él le gustaba andar tan fuerte y a mi no.

-¿Mamá, nos vas a dar pastel? -me bajé de la bici y caminé hasta ella.

-Si, Jack -tocó mi cabeza y siguió viendo como el verdadero Jack volaba sobre la bici.

-¡Jorge! -gritó mamá corriendo hasta él- ¡Jorge cuidado! -gritó lo más fuerte que pudo.

 Jack no le hizo caso y cuando lo miré nuevamente ya no estaba sobre nuestro regalo, estaba en el suelo y la bici muy lejos de él, mamá corrió hasta Jack y yo la seguí, cuando uno de nosotros se caía, era promesa siempre estar para el otro. El señor que conducía el auto que arroyó a Jack se bajó rápidamente y corrió hasta mamá.

-¡Jack no vengas! -gritó mamá, pero yo nunca hacía lo que ella me decía.

Jack estaba lleno de ese líquido rojo que me asustaba.

Annelú.

Sin palabras...




Papá por Accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora