Capitulo 21. Maratón 4/6

12.9K 503 43
                                    

JORGE.

Esos fueron los mejores quince minutos de la vida, aunque luego Martina casi nos dispara por no levantarnos, contándome porque sabía que tenía que trabajar.

Mi trabajo es una mierda, no tengo que hacer nada en todo el día porque le pago a una persona para que lo haga, jodida vida aburrida.

Tomé mi teléfono y puse las piernas arriba del escritorio para estar más cómodo. Creo que sí ya estoy con Martina lo mejor sería olvidarse de las chicas de LA ¿no? Eliminé el número de cada una de ellas.

Si me hubieran dicho hace algunos meses que esto pasaría los hubiera mandado a la mierda por ilusionarme. Acostándome con chicas disfrutaba pero nunca llegue a disfrutar tanto como con Martina, ella era mi maldita droga cuando éramos novios y que me haya dejado de la manera que lo hizo fue como morir en vida.

Los primeros días, cuando aún no nos íbamos, pensé que ella volvería a casa y me diría algo así como "Eres lo mejor que me ha pasado, no te dejare y si quieres puedo irme contigo a estudiar también" ¡Le hubiera pagado la maldita universidad que quisiera! Pero no... Tenía que enamorarme de la mujer más orgullosa de todo el jodido mundo.

-Jorge, hay alguien afuera que quiere verte pero no llamó antes -dijo Meg entrando por la puerta de mi oficina.

-¡Jorge, dile que yo no tengo que avisar nada cuando quiera venir!

-Dile que pase -aguanté una carcajada. Martina entro a la oficina y cerró la puerta en la cara de Meg.

-Dios que chica más terca -dejó su bolso en la silla, caminó hasta la mía y se sentó en mis piernas.

-¿Mh...? -estaba confundido. ¿Qué hace aquí?

-Yoyi vengo a pedirte un favor -sonrió. La sonrisa más falsa del mundo.

-¿Qué? -pregunté confundido ¿Qué tipo de favor me pediría Martina?

-Necesito que vendas todas las acciones que le compraste a Max -ella tenía que estar bromeando.

-¿Qué? No haré eso.

-Jorge -hizo pucheros- No quiero trabajar contigo -fruncí el ceño- Sí me gustaría pero no quiero porque sería algo incómodo ¿Entiendes? A demás yo antes podía hacer lo que quería y sólo cuando la empresa necesitaba mi trabajo yo lo hacia. ¿Sabes lo que tu pones en el contrato? Algo así como; Cambio de oficina, trabajar las horas que el dueño diga. ¡Que no me puedo ir! ¿Entiendes eso? No puedo cambiar de trabajo porque les tendría que pagar.

-Oh Martina -reí- Sabes que no es así -acaricié su espalda para que se relajara- Estás malditamente loca mujer ¿No entiendes que eso es mejor para ti? Demonios puse eso en ese papel para que no sospecharan nada. Sabes que sí soy tu jefe podrás faltar y venir las horas que quieras, a demás que trabajaremos en el mismo lugar.

-Oh si, y a demás ver a las mujeres que te follas en tu escritorio... ¡Espera! -exclamó y se paró rápidamente- ¿Ella es Meg, cierto? La chica de la otra vez.

-Martina...

-Respóndeme maldita sea -dijo nerviosa.

-Sí -sentí su mano en mi mejilla, había olvidado lo fuerte que golpeaba- ¡Ah! ¿Por qué lo hiciste?

-Por buscarte a barbies humanas como secretarías -gruñó.

-¿Estás celosa? -pregunté tomando su cintura y haciendo que de volviera a sentar en mis piernas.

-No ¿Por qué debería estarlo? Es sólo una chica con la que has follado muchas veces.

-No, de hecho esa iba a ser algo así como la cuarta no fue tanto -mierda ¿Por qué siempre tengo que hablar cosas que no debo?

Papá por Accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora