Capitulo 43.

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Eran las 4 a.m. y seguíamos conversando sobre maní. Nos habíamos bañado y puesto una pijama cómoda, al menos yo porque Jorge sólo se quedo con unos bóxers negros.

- Yo igual quiero que nazca maní, me siento muy gorda. -reclamé.

- Te ves muy sexy amor.

- Me duele. -gruñí. Una punzada recorrió la parte baja de mi estómago, ya estaba acostumbrada. Últimamente tenía muchas "contracciones falsas" por decirlo de alguna manera, duele pero maní no está listo para salir.

- ¿Qué cosa?

- La espalda, ay, Jorge -tomé su brazo.

Mierda, estoy 100% segura que está es una contracción real.

- ¿Martina? -murmuró.

- ¿Qué? -gruñí tratando de no pensar en el dolor.

- ¿Quieres ir al baño?

- ¡No! Que me duele el estómago, ¡AAH!

- Te hiciste pis, cariño. -rió.

- ¿Qué? -lo miré asustada.

- Vamos al baño. -Bajé la mirada a las sábanas y la vista se me puso borrosa, mierda.

- ¡JORGE BLANCO NO TE MUEVAS PORQUE ACABO DE ROMPER FUENTE! –grité. -¡MIERDA, MIERDA!

- ¿Qué? Pero si faltan como diez días, no bromees, puede que sea normal hacerse pis embarazada. -acarició mi rostro.- no me reiré de ti, vamos.

- Jorge, amor. –susurré. - en cuanto no te pares ahora y vayas a buscar un bolso te cortaré la cabeza, y no la de arriba precisamente. -traté de sonar calmada.

- ¡Joder, estás bromeando!

- El bolso está en la habitación de maní. -me paré. - ¡joder por favor, va a nacer, escoge el puto nombre de una maldita vez!

- ¡Qué no es una buena broma Martina! ¡Déjate de chiste!

- Vale, iré sola a tener a nuestra hija, porque eres un estúpido y no me crees que... ¡AAAH! -volví a sentarme en la cama y agarré las sábanas.

- ¡Mierda, espera aquí, no corras, mierda! -corrió hasta la puerta.

- ¡Qué! Si voy a correr con este dolor. ¡Imbécil!

Respiré como me habían dicho hace diez años antes de tener a los gemelos. Inhala. Exhala. Inhala. Exhala... ¡Duele demasiado!

- No encuentro el bolso. -dijo Jorge nervioso entrando a la habitación.

- ¡En la silla Jorge, en la entrada de la habitación, maldita sea!

Jorge asintió y volvió a correr.

¡Lo iba a matar y estaba toda mojada! Bien, tenía tiempo. Esto dejaría de doler y aún podía cambiar mi ropa. Caminé hasta mi armario tomándome de todas las cosas posibles, sentía las piernas débiles. Tomé un bolso y puse ropa interior, las primeras cosas que habían las eché, un pijama que había comprado justo para esta ocasión y mis zapatillas de levantarse. Ay Dios. Saqué el pijama que traía puesto y tomé una toalla para secarme.

Tranquila Martina, tranquila.

Cuando estuve lista y con unas sandalias volví a sentarme en la cama poniendo mis manos en mi estómago. ¡Estoy odiando a maní justo ahora!

- No salgas, maní, espera un momento por favor. -susurré.

- ¡Lo tengo! Mierda ¿Tanto me demoré?

Papá por Accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora