cruda realidad

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Corría a través del oscuro bosque estaba cansada, claro que lo estaba, y no era por que me faltara el aire. No era por que sintiera que las energías se me acababan, no claro que no. Ese ya nunca más seria mi problema, no desde mi conversión.
Pero si, estaba cansada, cansada de ser perseguida. ¿Quiénes eran los causantes de mis problemas?
Los Vulturis, esas sabandijas de ojos rojos y negra alma, esas criaturas siniestras, ellos era los culpables de todos mis problemas, ellos.
Vi a mi izquierda y Edward llevaba a Ness entre sus brazos. Su expresión era de profundo remordimiento y no entendía muy bien por que. En cambio mi hija lloraba en silencio en el pecho de su padre
Me acerque a el y apreté su mano, mientras ambos apresurábamos el paso.
Carlisle, Esme, Rosalie, Emmett, Alice, y Jasper. A todos ellos los habíamos perdido hace algunos días atrás. Habían sido capturados, y nos atormentaba la idea de pensar que pudieran llegar a matarlos.
-no... ellos son fuertes -me dijo Edward -saldremos de esta -aseguro, pero no me podía sentir mejor. Era imposible hacerlo.
Después de aquel enfrentamiento, en el que ellos venían para acabar con mi hija. Después de que creímos que nos habíamos salvado, después de solo unos meses de tranquilidad ellos volvían a aparecer en nuestras vidas.
Tenían una confianza renovada, y ya Edward me había contado que todo eso era a que ellos tenían nuevas armas. Nuevos miembros dentro de su corte que tenían el poder suficiente como para acabar con nosotros.
Llegamos al final del bosque, y ante nuestros ojos se abría paso un acantilado, ambos nos quedamos quietos intentando decidir que hacer. Éramos consientes de que teníamos a Reneesme en nuestros brazos, y que las cosas eran un poco mas complicadas con ella.
Una brisa que venia del norte nos hizo ponernos tensos, ellos estabas mas cerca de lo que creíamos.
-Edward... -lo llame temerosa, y vi en su expresión que estaba destruido, que el dolor estaba llenándolo y que el miedo ya se había apropiado de el. Me apreté a su cuerpo y ambos nos mantuvimos juntos.
-papis... -llamo nuestra pequeña aun en nuestros brazos. Ella toco nuestros rostros y ambos nos dimos cuenta de que parecíamos destruidos. Volvíamos a sentir el mismo temor de hace meses, la misma pesadilla con los mismo horribles personajes.
Habían puesto en peligro a mi familia más de una vez, y pareciese que en esta ocasión si lograrían lo que deseaban.
El crujir de una rama al romperse fue la que nos hizo voltear. Jane aparecía frente a nosotros con aquella sonrisa cínica, extendí mi escudo, a pesar de que sabía que poco nos serviría.
Félix, llego después acompañado por una mujer y hombre. Dos que jamás había visto. El hombre, el vampiro era musculoso, parecido a Emmett en eso, sus ojos rojos y sus cabellos rizados y castaños. La mujer delicada, morena y de expresiones suaves.
-ya conocen a los nuevos... -pregunto jane, y añadió -no, creo que no.
-soy Ryan -se presento el.
-y yo soy Lilian -dijo en tono amable. Eso me molesto. Venia a matarnos, con amabilidad.
-ahora vamos a hacer las cosas por las buenas... -dijo jane mientras se acercaba -queremos a esa niña -soltó mientras señalaba a Reneesme. Edward y yo la escondimos en nuestros brazos de inmediato.
-por favor... sean racionales... ella estar mejor con nosotros -pidió Lilian, y yo la mire mal.
-¡¿Cómo puede estar mejor con ustedes?!...¡son solo unos monstruos...! -le grite y su rostro se contrajo en una mueca de dolor -¡nosotros somos sus padres... su familia! -solté
-ah si... que tendremos que hacer esto por las malas... -dijo Félix divertido y entonces empezó el peor de mis tormentos. Jane, Ryan y Félix se vinieron en contra de nosotros. Edward me empujo detrás de el mientras me pasaba rápidamente a Reneesme.
Confundida apreté a mi hija, mientras que mi Edward se peleaba con aquellos hombres.
-¡no! -Grite mientras sentía que mi pecho se abriría de dolor, mientras observaba como desmembraban a Edward -¡no, no por favor! -se me quebró la voz, lo ultimo que vi fueron los ojos de mi esposo mirándome con profundo dolor, antes de que sus restos ardan en aquella hoguera que habían formado en menos de dos segundos.
Estaba en estado de shock, ¿Cómo actuar? ¿Como pensar? ¿Que decir?, si el ya no estaba, me lo habían quitado, me lo habían quitado.
-¡Edward! -grite y mi grito hizo eco. Me deje caer sin fuerzas. Estaba a merced de aquellos monstruos, pero no me importaba. Quería morir, quería desaparecer. No me importaba.
-mami... -llamo entre lagrimas mi hija, pero no le respondí. Era débil, estaba débil, no seria capaz de protegerla, no seria lo suficientemente poderosa como para cuidar de lo único que me quedaba. La apreté contra mi pecho. Pero sabía que mis brazos no serian suficientemente fuertes.
De pronto me sentí tan humana y frágil.
Apenas fui consiente del momento en el que mi hija ya no estuvo en mis brazos. Yo solo me quede quieta, apretaba mis piernas deseando que me mataran y que fuera rápidos, ansiaba estar con Edward, eso era lo único que podría reconfortarme.
-esta perdida... me va a dar lastima matar esto... -soltó una voz femenina, imagine seria jane.
-le decimos al amo que la matamos... después de todo los restos de Edward han hecho una gran fogata -dijo uno de ellos con tono burlón. Me estremecí y seguí sollozando.
Intentaba reunir fuerzas y gritarles que me mataran, pero no pude.
No se cuanto tiempo estuve en aquella posición tampoco me importaba. Era vagamente consciente de que el ya no estaba, de que el amor de mi existencia se había ido, y la ultima mirada que me había dedicado, sus últimos momentos de vida. Todo había sido extremadamente doloroso.
Escuche un silencioso andar, algo que no hubiera podido ser percibido por un humano, pero que para mi era bastante alto y fuerte. Levante la mirada y me petrifique al tener frente a mí, a aquella mujer que había sido un nuevo miembro de mis pesadillas, a Lilian.
Vi a mi alrededor y ella era la única que estaba ahí, los demás Vulturis no estaban, ni su olor.
-tu hija esta bien... -me conto y a mi memoria llego Reneesme -pero no por mucho... lo que ellos quiere que Ryan haga es doloroso
La vi confundida, ¿de que me hablaban?
-Ryan puede hacerte olvidar y hacerte creer lo que el quiera... tu hija crecera creyendo que es hija de aro y una de los Vulturis.
Me mantuve en silencio tratando de aceptar lo que me estaba diciendo.
-va a hacer lo mismo con Carlisle... por ser su amigo, con Alice y Jasper por su don, pero a los demás piensan matarlos -me conto -están furiosos por que desperdiciaron el don de Edward -continuo
Me la quede viendo verdaderamente extrañada
-Por qué...por... -quise preguntar
-no me parece justo los que les van a hacer... si ayude fue por Ryan, por que lo quiero a pesar de todo, pero no...no es justo lo que te han hecho...a ti y a tu familia -dijo y luego sostuvo mi rostro entre sus manos.
-que es lo que...
-tranquila... te voy a dar una oportunidad de cambiar las cosas... aprovéchala. en tus manos esta que este vuelva a pasar o no...
De nuevo estaba completamente pérdida, no sabia de que me hablaba, a caso se estaba burlando de mí, no era suficiente con todo lo que me habían hecho. Golpee su mano y la empuje sacando fuerzas de todo mi dolor.
-aléjate... no se de que estas hablando...
-lo entenderás cuando vuelvas a la vida... -dijo con una sonrisa.
-¿Qué vida?, ustedes me han destruido por completo -dije con un fuerte grito de dolor en la voz, mientras sin poder evitarlo mi vista iba hacia donde se encontraban los restos de Edward. Solo eso me hizo estremecer y volver a la dolorosa y cruda realidad.
-mañana lo entenderás... te voy a dar un gran regalo... cuídalo... y dale un muy buen uso, no lo manejo bien...así que quizás se me pase un poco la mano -me advirtió, la vi con el ceño fruncido mientras ella me veía directo a los ojos.
Todo a mi alrededor cambio, ya no estaba en el bosque, ya no estaba frente aquella mujer, ahora a mi alrededor todo estaba negro, era incapaz de saber en que sitio me encontraba. Me lleve la mano a la cabeza ya que el dolor era insoportable.
¿A los vampiros les duele la cabeza?
La respuesta era no, pero aun así eso sentía, los oídos me pitaban. Me quede sumergida en un estado de profunda confusión y dolor, me sentía como cuando me estaba transformando. Ese sentimiento de entender y a la vez no, de vivir y a la vez no. Ese sentimiento de cambio.
Parpadee y la luz blanquecina de la luna me golpeo, ¿había estado durmiendo?, no, seguro solo me quede como en shock, o algo parecido.
A mí alrededor todo estaba tranquilo, estaba sobre una cama un poco dura, y sobre mi una sabana de color amarillo, una pequeña mesilla con un florero y un vaso de agua. Del otro lado una lamparita, y una cortina.
¿Dónde estaba?
La puerta se abrió y una mujer de aproximados treinta años se acerco a mi, al verme sonrió. Y se acerco, pero su olor era dulce y me golpeo. Una extraña sensación se formo en mi boca, escuche atenta el latir del corazón de aquella mujer, y desee irme contra su cuello. Pero lo soporte.
-señorita...que bien que a despertado -dijo mientras me ofrecía el vaso con agua, deje que lo acercara y bebí como autómata.
Deje que la sabana bajara y ella se quedo viéndome de forma extraña, antes de lanzarse a reír.
-pero que son esas extrañas ropas... -dijo mientras tomaba mi camiseta, la vi extrañada. Pero después me percate de que ella vestía de blanco y con un diseño bastante anticuado de ropa. No comente nada.
-debe decirnos donde podemos encontrar a su familia... ya llamamos al doctor Cullen para que venga a revisarla -soltó y ese nombre hizo clic dentro de mi, de mi memoria.
El recuerdo de una pesadilla repentinamente olvidada. Una familia perdida, un esposo, una hija, la familia destruida, toda una existencia perdida. Pero...
-¿Qué hago aquí? ¿Por que? -iba a seguir preguntando mientras miraba a mi alrededor. Las instalaciones de el que suponía era un hospital eran bastante anticuadas -¡¿Por qué diablos estoy aquí?!
La enfermera pareció horrorizada ante mi pregunta, o quizás de la forma en que la formule y salió de la habitación, no sin antes informarme de que traería al doctor de inmediato.
Me asome a la ventana y todo era diferente, donde estaba, y mi familia, mi hija. Las calles eran de empedrado rustico, carrozas jaladas por cabellos, y faroles que apenas alumbraban la ciudad. Las personas vestían diferente.
Los hombres llevaban trajes y las mujeres vestidos ajustados y anchos que parecían bastante complicados de manejar. Gracias a mis facultades escuche conversaciones y eran distintas, las palabras que usaban eran, eran antiguas.
La puerta de la habitación se abrió dejándome ver a aquel hombre de cabellos rubios y rostro de ángel. Al verme su expresión se altero, pero yo me preocupe por eso. Solo me lance a abrazarlo.
Era Carlisle, frente a mi estaba Carlisle. El se tenso ante mi contacto, pero no le di importancia. Me sentí tan alegre y la vez deseosa de que me explicara, esperanzada de que me explicara por que todo era tan diferente. ¿Por qué parecía que estaba dentro de una película vieja?
Pero muy dentro de mi sabia que esto no era un sueño, que muy al contrario esta era una realidad. Y que todo había cambiado para mi, como dije yo era Isabella Cullen y había cambiado lo que me rodeaba, mi vida en general.
Había perdido toda la que una vez fue mi existencia y tenia que enfrentarme a la cruda realidad.

Isabella CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora