*Edward*
En menos de tres segundos el estuvo parado en la puerta de la habitación. Algo que me sorprendió bastante.
¿Qué le ocurrirá? -pregunto, y yo enseguida lo vi con mala cara.
-¿Qué pasa Edward? -volvió a preguntar y me moleste aun mas, señale el gran cuadro que descansaba en la amplia pared de aquella alcoba, y entonces su expresión pareció descomponerse.
No puede ser, ha visto el cuadro, ¿Dónde estará bella? -pregunto y de nuevo me voltee a verlo con el ceño fruncido.
-no se donde pueda estar bella... pero definitivamente exijo una explicación... -el me vio con sorpresa -sobre todo por que estoy así... mi piel, mi cuerpo, mis ojos...yo soy distinto...
¿Cómo se lo explico? -se pregunto
-explicándomelo...vamos lo estoy escuchando -le solté y abrió sus ojos de golpe.
Esta respondiendo a mis preguntas... -aseguro y me quede quieto en medio de la alcoba, claro que estaba contestando lo que me preguntaba.
-¡Edward! -Llamo la dulce voz de bella, que en estos momentos parecía bastante nerviosa - yo creí... -suspiro -tenemos que hablar -aseguro y yo asentí.
Todo eso fue mi imaginación el no podía haber estado contestando mis preguntas, no sin ser hechas -dijo la conocida voz de Carlisle.
-claro que las respondí, las hiciste, entonces por que dices que no -le dije y pude ver como su boca se abría ligeramente, una expresión clara de ¿sorpresa?
-Edward tienes un don... -dijo de golpe, y lo vi con el ceño fruncido, un don, ¿Qué estaba diciendo?
-Carlisle, por favor se cuidadoso con lo que piensas... -le pidió bella -yo tengo que hablar con Edward -apretó mi mano derecha y me guio hacia la biblioteca.
Apenas estuvimos ahí, cerro la puerta con seguro, me indico que tomara asiento, y a pesar de sentir que mejor estaría de pie, le obedecí. Ella empezó a pasearse a través de la habitación, mientras estrujaba sus manos, y parecía estar pensando.
Y entonces se detuvo, en sus ojos brillo una pequeña chispa, como si se le hubiera ocurrido algo. Se agacho quedando a mi altura. Y me vio directo a los ojos, en ellos vi una luz especial, misteriosa.
Un grupo de imágenes que sabía provenían de ella, llenaron mi mente. La visión de bella corriendo por el bosque conmigo de la mano. Yo lucia igual que ahora, con la diferencia de que mis ojos no eran rojos sino más bien dorados.
Luego la visión de aquel joven de cabellos negros y bastante grande de la pintura, bromeando alegre y sosteniendo a aquella rubia. Luego la muchacha menuda danzaba por la sala de una gran casa y daba un delicado beso en la mejilla de aquel muchacho rubio, que a pesar de parecer amedrentador, a ella le sonrió.
Carlisle sentando en su escritorio leía calmadamente y una mujer de sonrisa amable pintaba en silencio, y de vez en cuando nos veía a todos, y nos dedicaba sonrisas cariñosas.
Aquella niña hermosa y perfecta, jugaba en mis brazos, se sostenía de mi cuello, me veía a los ojos y sabía que era especial. Sonreí con la imagen. Y mi sonrisa a pesar de la rareza de la situación, se extendió mas, cuando de sus labios salió la palabra "papi".
Voltee a ver a bella.
-¿Qué significa todo esto? -le pregunte, y gemí al darme cuenta de la torturada expresión que cruzaba su rostro, las imágenes me siguieron llegando.
Unos hombres fornidos, y una muchacha pequeña de ojos rojos y trajes negros. Tomando posesión de aquella hermosa casa, y llevándose con ellos a aquellas personas que de alguna extraña manera parecían ser como mi familia. El dolor en el rostro de bella en esos momentos era algo parecido a lo de ahora.
Luego yo corriendo con mi hija, con aquella niña en mis brazos. Bella a mi costado torturada, luego llegando a una especie de colina bastante grande. La muchacha rubia y de ojos rojos, hacia aparición con otros dos hombres y una mujer. Rompí el contacto y me negué a seguir viendo en el momento en el que mis esfuerzos fueron inútiles, y no pude lograr pelear para defender a mi familia. Logrando así mi muerte.
Me quede en silencio.
¿Qué podía decir?, ¿Qué habían sido todas esas imagines?
-Edward... nosotros somos distintos... nosotros no pertenecemos del todo a este mundo -empezó a decir ella, su rostro seguía desencajado y adolorido, sus ojos parecían cristalizados y sabia que quería llorar.
-por que no te desahogas... ¿Por qué no lloras? -le pregunte, al darme cuenta de que sus ojos no caía ni una sola gota de sal.
-no puedo... -soltó antes de reír tristemente -mi naturaleza no me lo permite, ni a mi, ni a Carlisle, y ahora ni a ti -dijo mientras me miraba directo a los ojos.
Fue entonces que lo comprendí. Ya no era humano. Esto que había vivido no era normal. Era una realidad tortuosa, pero real al fin y al cabo.
-¿Qué somos? -pregunte con voz fría, e inexpresiva.
-vampiros... -dijo y sollozo de nuevo. Eso si me dejo sin saber que decir.
-no es posible... -fue lo único que alcance a murmurar.
-vamos Edward no lo es... que estés aquí demuestra que no lo es... que yo este aquí, demuestra que no lo es -dijo desde su posición y su expresión se había congelado.
Me quede por largo rato tratando de asimilar la situación y percatándome de pequeños detalles que hacían posible lo que ella me decía. El que ya no necesitase respirar, lo duro que se sentían mis labios contra mis dientes. Lo poco que había parpadeado en menos de una hora, y sobre todo...
-explícame... ¿Cómo pude ver esas imágenes? -pregunte, no soportando la curiosidad.
-los vampiros... dependiendo de nuestra vida humana, somos capaces de desarrollar dones, en el transcurso de esta existencia... -empezó -el tuyo siempre fue leer la mente, así como el mío siempre fue mi escudo, tu no puedes leer mi mente a menos que te lo permita. Y las imágenes son mis recuerdos. Recuerdos que te deje ver.
Trate de asimilar lo que me acaba de explicar y recordé hacia unos instantes, el momento y la confusión entre Carlisle y yo. Aquello de que contestaba a Carlisle, a pesar de que el no decía nada, lo estaba pensando.
-entiendo... si, Carlisle es... es un vampiro... ¿Cuál es su don? -ella rio.
-no todos son dones extraordinarios, Carlisle simplemente tiene su infinita paciencia, es el ser mas paciente que existe en la tierra -explicó.
-¿Cómo puedes tener esos recuerdos? ¿Por que en la visión somos diferentes? Por lo menos las ropas...
-era otras épocas... un siglo de distancia... la vampiresa de las imágenes, ella fue la que me trajo a este punto preciso -intente recordar.
-ya veo... ¿Qué paso con la niña? -pregunte y ella volvió a sollozar, callo en el sofá y se cubrió el rostro con las manos.
-Reneesme, mi preciosa hija, nuestra hija... ella, ella no va a volver nunca -soltó y de nuevo me dejo ver en su mente. Me explico las razones, y me mostro lo culpable que se sentía.
-bella...respira... es imposible que viviendo esta locura no creerte... tranquila -le pedí, pero yo mismo no podía estar tranquilo. Tenía ganas de romper las paredes de la casa, estaba seguro que podría. El ver como se llevaban a la niña, me causo un dolor punzante en el pecho, tan profundo. De pronto me vi, odiando con cada fibra de mí ser a aquellos seres infernales. Y eso que aun no los veía en persona.
-quiero que me cuentes... como fue que empezó todo, por favor -le pedí y ella asintió.
-si... solo que primero ven conmigo -me pidió, y me guio a la cocina, ahí estaba Carlisle sentado en una silla con una copa de una sustancia roja que parecía vino, pero que olía deliciosamente mejor.
-bella querida... gracias por traer para mi también... -dijo sonriente antes de alzar la copa -que gusto que nos creas y entiendas Edward -dijo mientras empezaba a caminar a la puerta con la copa en sus manos.
Ya era hora, bella se merece ser feliz -dijo en su mente, ahora lo sabia. Luego mostro imágenes de bella, encerrada en una habitación pintando, y con aquellas imágenes sentimientos de preocupación provenientes de Carlisle
Te a esperado diecisiete años... mas te vale que la hagas feliz -fue lo ultimo que paso por su cabeza, y me quede quieto en medio de la cocina, diecisiete años, era demasiado tiempo.
Tenia ganas de decirle que no la decepcionaría, que aceptaría lo que fuera por estar con ella, pero me distraje viendo como ella ponía un animal en el mesón. Con un cuchillo le abrió la yugular, depositando el líquido vital en una copa. Entonces entendí que lo que llevaba Carlisle era sangre.
-bebe... te tranquilizara el ardor -dijo bella mientras me la ofrecía, un poco temeroso la tome. Pero en cuanto el aroma golpeo mis fosas nasales no pude evitar llevármelo a la boca. Acabándome hasta la última gota.
-delicioso... -murmuré y ella me sonrió.
-ciertamente -asintió, luego paso a tomarme de la mano y volvimos a su alcoba.
El resto del día y la noche me la quede a su lado, disfrutando de sus recuerdos, de cómo la conocí, de cómo me había enamorado de ella. Me patee ante sus dolorosos recuerdos, mi abandono y lo mucho que la había hecho sufrir. Al igual que en las imágenes me sentí celoso de ese chico Jacob, a pesar de no conocerlo. Fui el ser mas feliz al observar nuestro matrimonio y la forma en la que mi familia me apoyaba. Nuestra luna de miel, me supo a gloria, y luego su embarazo. Fue bastante difícil, y ambos sollozamos en cuanto llegamos a aquel momento en el que yo había sacado a Nessie. Tan bella, y pequeña, asustada y confundida, hermosa.
Toda esa existencia se había perdido, toda aquella vida que al parecer yo había alcanzado después de años tortuosos. Bella había sido como mi salvavidas, mi ángel protector. El único que no me dejaba caer en el abismo de nuevo. Mi único y eterno amor.
Bese sus labios con ternura, mientras nuestros cuerpos temblaban, compartiendo lo que sentíamos, aquel profundo dolor. Ella por que lo había vivido, yo por que con el simple hecho de haberlo visto, se me hacia incompresiblemente doloroso y angustiante.
Mis hermanos, a Carlisle y Esme que los consideraba mis padres, mi hija. Reneesme, aquella niña que bella se había esforzado por mantener a salvo desde un principio, aquel ser que nos había traído tanta alegría. La muestra del amor que existe entre bella y yo, perdido. La rabia me volvió a recorrer.
Entonces, ahí. Acostado junto a bella, besándola, y sintiendo como su cuerpo temblaba contra el mío por el dolor. Ahí en ese preciso instante, me jure que los Vulturis pagarían. Me podía tardar un siglo completo, pero claro que lo harían.
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Isabella Cullen
FanfictionUna vida, una familia, un esposo, una hija. Una existencia perdida Eso era yo, lo poco que quedaba de una mujer que se vio realizada y feliz. ¿Acaso era justo lo que me había pasado? ¿Que fue aquello tan malo que hice? ¿Por que cree la vida que me...