convicción

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Los exámenes habían sido hechos, y no había dudas, al menos para mi no, desde que Edward y Carlisle me confirmaron que Marie estaba muy enferma, mi pequeña hermana sufría de leucemia.

Leucemia, cáncer a la sangre. El solo considerarlo me resultaba insoportable e increíblemente doloroso.

Habíamos estado ayudando a Charlie en todo esto, y me parecía sorprendente el notar que Marie tomaba todo esto de la manera mas natural posible, muy tranquila, como si no le importaba lo que nosotros sufríamos a su alrededor.

-por favor... podrías mostrar un poco mas de interés... ¡no te das cuenta de lo preocupados que estamos por ti! -le reproche, en un momento en el que me sentía impotente, sabiendo que yo no tenia el poder para hacer que ella se pusiera bien.

-ustedes... -dijo mientras nos veía a todos y a cada miembro de la familia -les agradezco muchísimo el hecho de que ayuden a mi padre con esto, y cuando venga Reneè, se que ella va a estar peor, pero...

-pero... ¿Qué? -pregunte, mientras intentaba descubrir por su mirada, que era lo que pasaba por su mente, desee por primera vez en la vida poseer el don de mi esposo. Quizás podía pedirle a Renato que me ayudara con eso.

-yo... yo no tengo miedo, hasta el día de hoy he vivido todo lo que he querido... viajar, divertirme, incluso el venir aquí ha sido una experiencia positiva -dijo sonriéndome ampliamente -sonara raro, pero no le tengo miedo a la muerte...

-¡no vas a morir! -Solté histérica -tu...

-Bella, amor... ¡tranquila! -me pidió Edward mientras me rodeaba por la cintura, me sentí tan frustrada, yo quería que gritara, que deseara aferrarse a la vida, que iba a luchar por estar bien.

-es por eso que he decidido... -empezó, y me abrace mas fuerte a mi esposo, intentando calmarme, ya que en cierta forma sabia lo que iba a decir -no quiero hacerme el tratamiento... -gruñí.

-querida es lo mejor en estos casos, después de realizar los exámenes... esta claro que no podemos hacer trasplante de médula, ya que ninguno de tus padres es compatible... -soltó Carlisle

-pero podemos intentar con la quimioterapia... -agrego Edward

-¡eso es lo que no quiero! -soltó ella en un grito ahogado, me gire levemente y vi que lagrimas caían de la comisura de sus ojos -no quiero estar débil, en una cama de hospital... rogando para que todo aquello funcione... no...

-pequeña... entra en razón -dijo Emmett, tan angustiado como nosotros y con el ceño fruncido -te pones bien... y ponemos en marcha aquella batalla de videos que me debes...

Ella le sonrió ampliamente, pero no mostro señal de cambio de opinión.

-¡pero tienes que entender que es por tu bien! ¡Que todos sufrirán si dejas que esta enfermedad te consuma! ¡¿Por qué no lo entiendes?! -le pregunto en un grito. Note la mirada sorprendida de Renato, y Reneesme.

-es mi decisión... lo siento -dijo ella y luego se puso de pie -nos vemos chicos... -se despidió -¡hasta luego Carlisle, Esme! -acto seguido salió por la puerta.

Quise salir de la casa y atarla de brazos y llevarla con el mejor especialista y obligarla, pero de nuevo Edward me sujeto contra su cuerpo, dejándome completamente imposibilitada y molesta.

-¿Cómo puede ser tan necia? -pregunte entre dientes

-se parece a ti, es tu hermana -dijo mi esposo, mientras me apretaba con fuerza, recosté mi cabeza en su pecho y cerré los ojos. Rogando para que ella cambiara de opinión, para que ella se recupere. Para la tranquilidad de todos nosotros.

Isabella CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora