Epidemia

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Mi querido Edward, aquella mañana vendría a visitarme. Estaba tan agradecida con Carlisle por todo lo que había hecho. Y la noche anterior cuando habíamos llegado, me dijo algo que me conmovió.
-tu eres como mi hija... y al verte todos estos años, creo que entiendo mejor tu dolor, bella tu vas a ser feliz, de eso estoy seguro -se detuvo y me dio un beso en la frente -la vida te debe eso...
No encontré palabras, un simple gracias, no seria suficiente.
El timbre de la puerta sonó y sabia que debía ser el. Aun tenía mi largo cabello suelto, por lo que me lo volví a recoger en un moño, baje las escaleras con lentitud. Se que era extraño, pero estaba tan ansiosa que temía caerme, aun no me quitaba mis complejos de torpeza, ni por ser inmortal.
El tenia un traje de color negro que lo hacia ver elegante y enmarcaba cada uno de sus músculos. Me sonrojaría de seguro, si no fuera una vampiro. Sin embargo al percibir la forma en la que lo observaba, sus mejillas se tornaron de un delicado color rojo.
Sonreí.
Ahora era mi turno de hacerlo sonrojar.
-es... agradable tenerlo aquí -intente sonar apropiada, no demostrar lo emocionada que estaba por verlo, y al mismo tiempo no podía dejar de sonreírle. Simplemente no podía.
-hum... si -parecía estar aclarando su mente -espero no haber interrumpido ninguna de sus actividades...
-no se preocupe... lo estaba esperando -le confesé dedicándole otra sonrisa, y logrando otro sonrojo de su parte. Reí.
-¿algo divertido? -pregunto, y yo negué
-es solo que usted se sonroja mucho... -confesé -solo una vez encontré a alguien que se sonrojara mas que usted -comente y me di la vuelta para empezarlo a guiar hacia el living -de todas formas es realmente adorable... -dije bastante confiada.
-¿desea tomar algo? ¿Té, café? -le pregunte mientras le hacia un gesto para que tomara asiento.
-no... no se moleste -dijo con una sonrisa -solo quiero disfrutar de su compañía. Asentí y ocupe un asiento justo frente a el.
Silencio. Parecía incomodo, podía escuchar con toda la claridad su acelerado corazón, la sangre bombeando rápida por su cuerpo. Y me sentí feliz, ahora sabía lo que sentía mi Edward. El sonido era hermoso, era su vida, y pensar que yo jamás lo entendí.
-¿ocurre algo? -pregunto, y entonces me di cuenta de que me había quedado inmersa en mis pensamiento. Compuse mi expresión y le sonreí.
-no, no, creo que me e distraído -me disculpe -pero dígame señor Cullen, sus intenciones al venir a visitarme es ¿conocerme mejor? ¿Me equivoco?
El pareció sorprendido por lo directa que fui, y asintió.
-ciertamente, si tengo que casarme con usted me gustaría saber mas de mi futura esposa -la sonrisa se extendía de nuevo por mi rostro. Maravilloso lo que el hacia conmigo. En solo dos días parecía que volvía a ser la misma de antes.
La mujer feliz que siempre sonreía, antes de que aparecieran aquellas creaturas infernales, de refinados comportamientos y ojos rojo sangre.
-señorita... ¿esta bien? -de nuevo fue Edward el que logro sacarme de mis pensamientos. Le sonreí.
-si... discúlpeme de verdad... por donde empezar... ¿Qué es lo que quiere preguntar o saber?
-ahora mismo me preguntaba ¿Qué escondía? -lo vi de forma enigmática, y con una sonrisa discreta de medio lado.
-¿Por qué cree que oculto algo? -le pregunte, quería saber lo que pensaba.
-mas que nada su forma de actuar, pareciese como si tuviera que realizar un gran esfuerzo para comportase de forma... adecuada... para comportarse como yo me comporto -dijo y me quede callada, y en silencio, esperando que el continuara.
-además me doy cuenta de que su mirada es... distinta... es como si algo le doliera... como...
-señor Cullen parece que es muy observador y perceptivo -dije mientras me ponía de pie de golpe, sorprendiéndolo.
-si... bueno se me da bien el adivinar lo que piensan los demás, y de alguna manera deduzco que le asusta que yo descubra mas de usted -ante sus palabras sonreí, vaya aquí estaba el Edward metiche.
Volví a reír, con que de hay venía su don.
-por que no deja de intentar deducir mis pensamientos... jamás podrá -dije segura, ya que ni siquiera cuando era vampiro, había podido saber por completo lo que pasaba por mi mente.
-esta segura de lo que dice... eso me anima a querer deducirlo mas aun... -soltó con una sonrisa, aquella sonrisa de medio lado que amaba.
Agache la mirada y espere un sonrojo que no llegaría, moví la cabeza intentando despejarme, y componer mi estado de animo.
-hum... por que no... vamos a... el...el estudio -dije y le indique el camino.
El pareció feliz al ver la gran colección de libros que pertenecían a Carlisle, y que yo misma aprovechaba para leer largas horas. Hablamos de la música, y le conté que me gustaba mucho pintar. Pasamos toda la mañana platicando de todo un poco, y a cada segundo sentía que amaba un poco más a Edward.
-¿Por qué sus padres no han venido? -pregunto de pronto, mientras sostenía un nuevo libro.
-eh... -¿Qué debía decir? -mis padres... ellos murieron -mentí, literalmente ni siquiera habían nacido -siempre he estado con Carlisle.
-lo siento... por tu perdida
-no te angusties... ya lo he superado... y es que en mi vida he tenido mas de una perdida -dije antes de voltear a mirarlo, me puse de pie y arregle mi vestido -debes tener hambre, voy a pedir que nos traigan algo.
Al salir de la habitación respire profundamente, me pesaba, aun me pesaba todo aquel dolor, aun lo tenia demasiado presente. El recordar como mataron a Edward, el recordar la última mirada que me dedico, el pensar en mi hija. En mi familia, en toda mi felicidad destruida, me pesaba, aun. Apreté mi pecho y sentí que deseaba empezar a sollozar.
Pase rápidamente por la cocina y le pedí a Sarah, una chica que limpiaba, que por favor prepara un refrigerio y se lo llevara al señor Cullen. Desee regresar con el, pero no pude.
Subí las escaleras a toda velocidad, y me encerré en mi alcoba. Observe aquella pintura que yo misma había creado. La imagen de mi familia perfecta. La imagen de mi pequeña Nessie.
No se cuanto tiempo estuve ahí, y sabía que no debía dejar solo a Edward, pero simplemente aquella sensación de vacio me había golpeado de forma sorpresiva y con fuerza.
-señorita...señorita -llamaba Sarah, mientras tocaba con delicadeza la puerta de mi habitación. Respire profundo y me vi al espejo esperando componer mi triste expresión.
Salí teniendo cuidado de que ella no viera mi habitación, nadie entraba en ella a excepción de mi. Ya ni Carlisle pasaba, ya que le dolía ver aquella pintura. Tanto como a mí.
-el señor Cullen esta angustiado por usted... -me informo y yo asentí. Las dos bajamos las escaleras y el parecía realmente preocupado.
-de nuevo me disculpo -le pedí y Sara se fue directo a la cocina -no debí dejarlo solo, a sido una falta de cortesía.
-Debo ser sincero con usted Isabella -gemí un poco al escuchar mi nombre.
-le pido me llame bella... mi nombre completo jamás a sido de mi agrado -le conté y era cierto, detestaba el Isabella completo, me parecía demasiado serio.
-de acuerdo Bella -sonreí al escucharlo llamarme así -quería ser sincero con usted... o más bien que usted fuera sincera conmigo -me pidió y lo mire sin entender.
-explíquese por favor... -pedí
-usted señorita... la noche anterior me ha comentado que su tío no le había informado nada con respecto a nuestro compromiso, y a pesar de que me ha dicho que no le molesta, yo me debo atrever a preguntar... ¿podría ser mas sincera conmigo?
No lo entendí, que fuera mas sincera. Pero si hasta ahora había sido básicamente honesta con todo lo que le decía, no entendía que era lo que esperaba de mí.
-no veo... ¿Por qué cree usted que no he sido sincera? -le pregunte, esperando bastante interesada por la respuesta que me daría.
-son sus reacciones... usted es básicamente educada, pero siento que oculta demasiado de lo que piensa y realmente cree, y es eso lo que me lleva a dudar de la alegría que usted sienta por nuestro... compromiso -termino y yo lleve mi mano derecha a mi pecho.
Por eso era que siempre parecía triste, sonreí de nuevo.
-le pido me disculpe... es cierto que ha habido muchas cosas que he ocultado y que la verdad aun me causan preocupación -comencé -pero quiero que sepa que a pesar de no saber de nuestro compromiso, me siento feliz de saber que voy a ser suya.
El levanto la vista de golpe y clavo su verde mirada en mis ojos. Nos quedamos ahí, quietos, diciéndonos todo lo que sentíamos simplemente con los ojos. Era cierto, el ya me quería, lo veía aun con la poca luz de la casa. El me quería, y se alegraba de saber que sentía lo mismo.
-enserio... ¿no me miente para hacerme sentir mejor? -pregunto y negué.
-No después de todo te he esperado por demasiado tiempo -la sonrisa se extendió por su rostro y acorto la distancia que había entre nosotros.
Tomo mis manos con lentitud, y esbozo una pequeña mueca al sentir la temperatura de mi cuerpo.
-estas demasiado fría... -dijo y yo no fui capaz de agregar, ni decir nada mas.
Levante un poco la vista, para volver a encontrarme con su mirada, y me sorprendí al ver lo cerca que estaba. Por instinto levante mas la cabeza, y poco tiempo paso antes de que sus labios rosaran con los míos.
El calor que emanaba su cuerpo, la dulzura con la tocaba mi rostro, ahora eran sus labios los que se amoldaban a los míos, mientras yo me permitía enredar las manos en sus cabellos, y el gemía de la misma manera en la que lo recordaba.
Su necesidad de respirar fue la que logre que nuestras bocas se separaran, me examino el rostro y parecía que poco a poco se acostumbraba a la frialdad de mi cuerpo, y aun así me seguía viendo con la misma adoración.
-¿Cómo lograste que cambiara todo? ¿Como es que mis sueños se transformaron con tanta rapidez? -pregunto y no lo entendí.
-siempre estuve deseoso de lograr ser un héroe en múltiples batallas, la gloria de ser un miembro del ejercito, ser un soldado... y ahora apareciste tu, y solo me basta una noche para saber que tu eras todo lo que deseaba -sonreí y a mi mente vinieron retazos de algunas conversaciones.
-no me sorprende... después de todo tu siempre has sido de esos... chicos -dije sin pensar.
-¿de esos chicos? -pregunto interesado y frunciendo el ceño ante el termino "chico", ya que no se usaba mucho en esa época.
-de esos que al encontrar lo que esperan se aferran a lo que desean y buscan la manera de no dejarlo ir -ante mi explicación pareció ampliamente reconfortado. Y de nuevo acorto la distancia que nos separaba, y junto nuestros labios en un ligero rose.
Después paso a besar mis mejillas, y mis manos, mi frente, mi nariz, cada sitio que podía alcanzar y yo sentía la calidez que emanaba, y mandaba distintas descargas a través de mí. Me alegre al saber que la sensación no cambiaba.
Después de aquella tarde nosotros éramos inseparables. Carlisle y Edward se llevaban bastante bien, aunque eso era de esperarse. Ya que toda la ciudad sabia de nuestro compromiso, no éramos causa de habladurías, y eso nos daba la libertad de tomarnos de la mano en frente de los demás, o de que el me besara en publico.
-te amo... -me confeso mirándome directo a los ojos. Sentí como si de pronto mi corazón volvía totalmente a la vida, de nuevo me sentí dichosa.
Lo bese y el se estremeció ante mi contacto.
-yo te amo mucho mas... -estuvo a punto de debatir, pero no se lo permití, ya que lo bese hasta que me canse, lo bese y me sentí casi tan viva como lo estaba antes.
Y ese día habíamos quedado en que el vendría a casa de nuevo, solo para seguir charlando y para disfrutar de nuestra compañía.
-buenos días Carlisle... -lo salude bastante animada, el acababa de llegar de su guardia nocturna.
-bella tengo algo que decirte... -la forma en la que había hablado me asusto, sobre todo por la preocupación en su rostro y todo mi ben humor decayó.
-¿Qué ocurre? -pregunte, pero algo dentro de mi me decía que no eran buenas noticias, nada buenas.
-bella... el señor Masen fue internado la noche anterior en el hospital -no necesite que me dijera nada mas. Después de todo esto era de esperarse.
Pero había estado tan sumergida dentro de mi propia burbuja con Edward que se me había olvidado lo que me esperaba.
-esta mañana el hospital empezaba a llenarse, todos con fiebre amarilla, y claro el señor Masen esta muy grave... la señora Masen necesita de hacerse exámenes y lo mas probables es que Edward...
-lo se... lo se... es solo que no lo había recordado -respire profundo, la verdad es que no quería que dejara de ser humano. Ahora entendía eso también.
No quería dejar de ver la forma en la que sus mejillas se enrojecían, o el sentir su respiración cerca de mí, la forma en la que su calor me golpeaba, todos esos detalles que extrañaría.
-quiero estar a su lado... -pedí y el asintió.
-ahora ya esta amaneciendo... por lo que será mejor que tengas paciencia... esta noche estarás con el, lo prometo querida. -me di la vuelta y empecé a subir las escaleras a paso humano.
-¡bella! -me llamo, yo solo me voltee a verlo
-querida...el va a morir ¿verdad?, ¿se enfermara?
-si Carlisle, su momento pronto llegara -dije antes de seguir mi camino. Me dolía inmensamente, pero era algo que debía suceder, y que a pesar de todo, yo no seria capaz de evitar.
El fin de su vida humana, estaba cerca

Isabella CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora