Días después, me levanté sola, pero estaba acostumbrada a ello, así que no me importó en absoluto, es más sonreí.
Sí, sonreí porque hoy era mi cumpleaños.
Di un salto de la cama y abrí la ventana aunque hiciera frío. Era un bonito día 1 de Diciembre y nada ni nadie me arruinaría el día.
-Nada ni nadie. -Repetí en voz alta para creérmelo.
Aspiré el frío aire de la calle con los ojos cerrados helándome los pulmones y, aún sin borrar mi sonrisa, fui al baño pero cuando intenté abrir estaba cerrado, cosa que me extrañó bastante.
Me senté en el borde de la cama con mi mejor y enorme sonrisa hasta que un teléfono móvil comenzó a sonar sobre el escritorio con múltiples mensajes.
Al ir a comprobarlos, caí en cuenta que no era mi teléfono, pues lo había roto hacía unos días, sino que era el de Néstor, así que lo dejé en su sitio de nuevo y me volví a sentar en la cama con un suspiro.
La puerta del baño se abrió y él salió de ahí duchado y preparado con su típica ropa formal, su camisa de botones, su vaquero perfectamente adaptado a sus piernas y sus zapatos de vestir.
A pesar de que era él, le sonreí y besé su mejilla en un acto simpático y feliz por el día de hoy, entrando así al baño.
Me di una ducha de agua caliente tardando un poco más de lo normal, autoregalándome un momento para mí sola con el agua a altas temperaturas desde tan temprano, y salí a la habitación envuelta en una toalla.
Estaba acostumbrada a estar sola todos los días por la mañana y a hacer esto, pero esta vez no lo estaba, pues él seguía ahí, sentado en la orilla de la cama mirando los mensajes que sonaron con anterioridad en su teléfono.
Fui al armario con su mirada sobre mí y me llevé la ropa al baño de nuevo para vestirme sin que él me viera desnuda o en ropa interior, pues entonces vería mis cicatrices y no quería responder a esas preguntas.
Cierto era que habían pasado tres años y también era cierto que debería haberlo superado ya, pero no podía y menos cuando discutía con Néstor cada vez que hablábamos fuera de la habitación.
Era como revivirlo todo de nuevo, solo que Néstor no me haría daño.
Era lo que yo quería creer pero algo dentro de mí siempre estaba alerta, sobretodo cuando me llegaba a asustar porque discutíamos muy fuerte y tenía que alejarme de él, bien fuera subiendo a la habitación, yendo al jardín o saliendo de casa.
Jamás me había hecho daño físico, nunca, y eso seguiría así, estaba segura de ello, pero no podía evitar que recuerdos de cuando tenía 19 me llegaran de golpe haciéndome más daño emocionalmente que físicamente y haciéndome dudar de cualquier acción que él realizara.
Cuando estuve lista y salí del baño, iba a abrir la puerta de la habitación pero su mano me lo impidió agarrando mi muñeca y colocando algo dentro de mi puño.
Al mirar, vi que era el teléfono móvil de hacía unos días, el que me había negado a usar y que seguía en el mismo sitio que él había dejado, en el escritorio.
Me había estado comunicando con mi familia mediante el teléfono móvil de Mike, así que no me preocupaba no tener uno propio.
-Feliz cumpleaños, niñata. -Besó mi mejilla suavemente.
-Feliz cumpleaños a ti también, gilipollas. -Le sonreí y le abracé.
Sí, cumplíamos años el mismo día. Yo 22, él 32.
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I hate you, don't leave me
ChickLitKatie es una joven cantante que tiene que mudarse lejos de su familia, de sus amigas y de su vida temporalmente por un problema del pasado, siendo acogida por su tío Michael. Lo que Katie no sabía era que su tío vivía con cuatro hombres más, Matt...