13.

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Ya había pasado una semana desde que habíamos llegado.

Habíamos hecho de todo, prácticamente, desde comer en algún restaurante normal hasta ir a alguno más lujoso con bonitas vistas y extraña comida que nunca había probado.

Hicimos esquí por montañas nevadas, paseamos de noche bajo los adornos navideños en las calles hasta llegamos a ir a algún centro comercial a comprar miles de cosas.

Cuando llegáramos a casa del viaje tendríamos que decorarla también, como todos los años, y era algo que me encantaba hacer.

Me encantaba la navidad, la felicidad, el ambiente que se respiraba, los adornos, la gente, la unión, los amigos, la familia, todo.

Era algo que me transmitía muchísima alegría y satisfacción aunque no sabía porqué, pero mi padre decía que era algo que, probablemente, había heredado de mi madre.

Estábamos en el bosque, haciendo un especie de picnic al aire libre aunque hiciera demasiado frío y fuera de noche, era por ello que el coche seguía cerca, para poder iluminarnos y refugiarnos de vez en cuando.

Mi padre estaba al otro lado del teléfono después de haber terminado de hablar con mis hermanos y Abigail, la cual estaba en mi casa al ser uno de esos viernes de reuniones.

Ella me había dicho que lo mejor que le podría hacer a mi hermano, era mostrarle indiferencia, que no tenía poder sobre ella aunque estuviera muriéndose por él, así que por eso estaba como si nada pasara.

O al menos eso fue lo que me dijo porque, la verdad, yo no estaba ahí para verlo, así que Evan y Charlie, que estaban al tanto de la situación, me mantenían informada de todo.

Como me estaba comiendo un sándwich sentada sobre la manta con todos haciendo un círculo, mi móvil estaba sobre mis muslos con el altavoz para poder comer mientras hablaba.

-Tus hermanos me dijeron que te mandara la base así que ahora, cuando colguemos, lo haré y me dices qué te parece, si te inspira para escribir algo. -Dijo mi padre.

-Papá, hace tres años que no hago eso, que no tenemos conciertos y que no sacamos un CD. No sé si podré volver a componer. -Bufé.

-Tonterías, cariño. Hay mucha gente pidiendo cosas nuevas, una canción, un vídeo, un vlog de esos que ustedes hacían, algo. -Dijo y suspiré.

-Está bien, mándame esa base y ya veré qué se me ocurre. -Él rió satisfecho de haberme convencido.

-¿Cuánto te pasarás por aquí para grabarla? -Miré a Mike y volví a mirar al teléfono.

-Papá, ni siquiera he escuchado la base ¿y ya me estás pidiendo que vaya a grabar algo inexistente? -Me reí.

-Sé que te inspirarás rápido, princesa. Solías ser tú quien escribía la mayoría de canciones. -Asentí.

-Eran otros tiempos, era más joven, vivía otras cosas. -Él asintió al otro lado.

-Por eso. Si viviendo aquí escribías esa cosas, ahora que has cambiado completamente, porque imagino que hasta estás más guapa -rodé los ojos-, lo harás mejor. -Tiré el papel de mi sándwich a la bolsa de basura.

-Veré qué puedo hacer. -Miré a los chicos.

Ellos me miraban como si entendieran la conversación, y en verdad solo tres de ellos lo hacían, pues Matt y Josh no hablaban español, solo algunas palabras sueltas o frases muy simples que le había estado enseñando.

Mi padre se acabó despidiendo, colgué el teléfono y lo volví a guardar sintiendo que todos me miraban, así que les devolví la mirada a todos.

I hate you, don't leave meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora