27.

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Me desperté a las 8 después de haberme dormido a las 5 de la mañana. Seguía sin acostumbrarme a dormir sola, aunque al menos dormía más que antes, pues los primeros días ni cerraba los ojos.

Abigail vendría con nosotros al concierto de hoy y le comenté la locura que iba a hacer después de la actuación y, aunque no le pareció bien que me fuera sin avisar, me apoyó.

Me levanté de la cama después de ver que no tenía mensajes o llamadas de él ni de nadie, pues ayer había estado hablando con los chicos, con los que había seguido hablando todos los días.

Mike me llamó ayer también por la noche, estuvimos hablando y luego corté cuando escuché la voz de Néstor de fondo diciéndole algo que no alcancé a oír.

Me di una ducha, me vestí y bajé a desayunar algo. No me gustaba, pero me bebí una taza de café para mantenerme despierta más tiempo aunque ya me había acostumbrado a dormir poco.

A las 9, Jake llegó, tocó el claxon y salimos para subirnos en la furgoneta e ir a buscar a Abigail, la cual se sentó en la parte de atrás conmigo a solas mientras mis hermanos y padre iban en los asientos de delante.

-No me ha escrito ni llamado. -Susurré a Abigail a mi lado.

-¿Y por qué no lo haces tú? -Susurró ella.

-Porque yo no tengo de qué hablarle. -Le dije en el mismo tono poniendo los pies en el asiento frente a mí. Ella me imitó.

-A veces hay que dejar el orgullo de lado, Kay. Da igual que, según tú, no tengas nada que decirle. Escribe tú primero, dile un "hey" o algo así. -Sugirió.

-Él es demasiado formal como para un simple "hey". -Sonreí un poco.

-Entonces un "buenos días". -Bromeó.

-No lo sé, Abi. No sé qué quiero. -Suspiré.

-Sí que lo sabes, Kay. Lo quieres a él. -Confirmó. -Así que estás tardando en mandarle ese mensaje al menos saludándole. -Volví a suspirar.

-Puede que tengas razón y solo necesite saludarle, saber cómo está, si lo está pasando mal, si puede dormir bien sin mí o... -Mi padre interrumpió.

-Chicas, hemos llegado. -Avisó mi progenitor.

-El mensaje tendrá que esperar. -Le susurré a Abigail bajándonos de la furgoneta y ella asintió.

Entramos en el pequeño recinto, que era como si de un teatro se tratara, y nosotros cinco nos sentamos en unas sillas altas en medio del escenario probando sonido.

Abigail y mi padre se quedaron en el backstage con los realizadores, regidores, la gente de peluquería y maquillaje, estilistas o esteticistas en general.

Cuando estuvo todo listo, la gente comenzó a entrar, pero no eran miles de personas como ayer, solo eran unas cincuenta, pues eran los ganadores de no sé qué concurso de la radio.

Comenzamos a cantar las canciones que habíamos estado ensayando ayer, tanto de este nuevo álbum como algunas más populares de anteriores y que a la gente le gustaba.

Las canciones acústicas o acapella, como fue el caso de otras que preferimos cantar sin música, siempre me ponían muy sensible, más que ya de por sí la propia canción, así que no pude evitar que las lágrimas se me saltaran en alguna.

Cuando acabamos, nos bajamos del escenario para ir con el poco público que había hoy y nos sacamos varias fotos con ellos, contestamos algunas preguntas, les firmamos discos, fotos, camisas e incluso estuvimos hablando unos minutos entre todos.

I hate you, don't leave meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora