Entramos por la puerta de casa, por fin, en completo silencio. Desde que vi mis redes sociales en el avión y me había puesto a llorar con Néstor, nadie había dicho nada, ni siquiera entre ellos.
Subí las escaleras hasta la habitación, donde dejé la puerta abierta, y deshice la maleta guardando las cosas en los armarios o cajones hasta que llegó Néstor y empezó a hacer lo mismo mirándome con compasión.
Ya era de noche y estaba muy cansada, -del cambio de horario, del viaje, de llorar, de todo-, así que, cuando acabé de colocar mis cosas, me dejé caer en la cama por mi lado boca abajo mirando la pared debajo de la ventana a mi derecha.
Oí la puerta cerrarse pero seguí en la misma posición, sin siquiera pestañear. Solo respiraba porque era un acto involuntario, si no lo fuera estaba segura que tampoco lo haría.
La cama se hundió al lado de mis piernas y una mano, fácil de reconocer, acarició mi cabeza haciendo que cerrara los ojos, tomándome unos minutos de relajación.
-No hagas caso a lo que dicen, pequeña. -Me dijo y abrí los ojos mirando a la pared de nuevo. -Solo quieren hacerte daño porque desearían estar en tu lugar pero no lo están y solo pueden hablar, insultar y envidiarte desde lejos. -En vista de que no le miraba, se puso arrodillado frente a mí. -Lo mejor que puedes hacer es ignorarlo, así que hazlo, por favor. -Asentí aún acostada. -Hablé con los chicos, les dije lo que pasaba y les aclaré las cosas pero tienes que hablar con ellos tú también, sobretodo con Michael. -Asentí de nuevo.
-Mañana. -Mi voz salió tan ronca, de haber llorado y de no haber hablado en casi todo el día, que pensé que no era mía. -Te lo prometo. -Néstor asintió.
Suspiró levantándose y, mientras él sacaba ropa del armario para ponerse y dormir, yo me quedé con la que tenía, deshaciendo la cama y metiéndome en ella.
Néstor se rió negando con la cabeza, se acercó a mí y me destapó quitándome una de las botas, pero me hizo cosquillas en el pie y reí apartándolo para ponerme seria de nuevo.
Hizo un asentimiento con la cabeza descubriendo uno de mis puntos débiles y yo reprimí una sonrisa por la cara de interesante que acababa de poner.
Cuando fue a quitarme la otra, no le dejé, me la quité yo sentándome en la cama, dejándolas a un lado de la habitación.
-No voy a dejar que te deprimas por una tontería. -Me dijo antes de comenzar a hacerme cosquillas por todos lados.
Caí en la cama riendo a carcajadas mientras él movía sus manos por mis costados sentado a horcajadas sobre mis muslos pero, aunque eran movimientos rápidos, eran suaves.
¿O tal vez son sus manos las que son suaves?
Agarré su nuca con ambas manos tirándolo sobre mí completamente para inmovilizarlo y que parara pero no paraba de hacerme cosquillas ni tenía intenciones.
Como estaba sobre mí, no podía hacer más que retorcerme de risa, porque ni siquiera podía patalear o moverme bien por culpa de su cuerpo encima del mío.
Néstor reía en mi cuello contagiado de mi escándalo mientras yo luchaba por intentar aspirar un poco de aire hasta que la puerta se abrió sin llamar y ambos miramos para ella parando nuestro juego.
-¿Kay, estás bien? -Preguntó Mike con los chicos detrás, pero se quedaron estáticos al ver nuestra posición.
-Sí... Sí... Estoy... Bien. -Asentí recuperando aire y soltando el cuello de Néstor lentamente siendo él quien se bajó de mí para ponerse a mi lado.
-Te oímos con ese escándalo y pasábamos que se estaban matando de una vez. -Bromeó Josh y todos reímos un poco.
-No, pero... -Miré a Néstor sentándome en la cama y luego a los demás. -Ya que estamos todos aquí no esperaré a mañana y me gustaría disculparme ahora. Creo que me he comportado algo inmadura con el tema, pero es que me ha molestado mucho todo. Tu -señalé a Mike- manera de echarme en cara que no te había contado nada cuando sabías que es mentira. -Fue a hablar pero levanté la mano y me dejó continuar. -Y si fuera verdad, que no lo es, ¿qué te importa? No tengo que darte explicaciones de lo que hago o con quien, Mike. Tengo 22 años, soy adulta y no eres mi padre aunque te hayas portado como uno, cosa que te agradezco. -Él suspiró.
-Me dirás que tú ves esa foto y no piensas que hay algo más. Además que los dos habéis estado muy cariñosos en el viaje, es normal que todos lo hubiéramos pensado. -Se excusó.
-¡Por dios, si nos llevamos a matar! -Exclamé levantándome. -La foto fue un simple abrazo que nos dimos, porque quería agradecerle dónde me había llevado, nada más. -Me excusé yo por no decir que el momento fue lo que parecía en aquella foto. Un casi beso.
-No es lo que parecía. -Dijo negando con la cabeza.
-Claro que no, es una maldita foto. Te hacen ver lo que ellos quieren que veas. -Me encogí de hombros. -Si yo sacó una foto justo en el momento en el que estás separándote de un abrazo con Matt y la publico en algún lugar público diciendo que son pareja, la gente que vea esa foto se lo va a creer porque es lo que parece, es lo que quiero que parezca. -Se miraron unos a otros y luego a mí.
-Quizá, Katie tiene razón, Michael. -Dijo Ian apoyándome.
-Claro que la tengo. -Me volví a sentar en la cama más calmada.
-Vale, está bien. Yo también me disculpo por haber sacado conclusiones de donde no había que sacarlas antes de preguntar a alguno de los dos. -Sonreí de lado, me acerqué y le abracé, acto que correspondió enseguida.
-Hay algo más. -Le dije separándome.
-¿Qué pasa? -Preguntó Matt.
-Al parecer, no sé si ha sido la misma persona, pero también me han sacado fotos con cada uno de ustedes, cuando íbamos solos, y ahora soy la mayor puta del mundo por estar con cinco hombres a la vez. -Dije con ironía rodando los ojos.
-No te preocupes por nada, nosotros nos escargamos de eso. -Dijo Ian acariciando mi cabeza y besándola.
-Gracias, pero ahora fuera, quiero dormir. -Me di la vuelta y fui al armario oyéndolos reír.
-Solo un día sin oír sus bonitas formas y ya la echábamos de menos. -Dijo Josh a mis espaldas.
-Es mejor así. -Mike le dio la razón.
Se despidieron, yo fui al baño a ponerme el pijama y, cuando volví a la habitación, me encontré a Néstor como todas las noches, acostado en la cama esperando por mí.
Me metí por mi lado, abracé su abdomen y mi cabeza descansó en su pecho mientras él abrazaba mi cintura y la otra mano la ponía detrás de su nuca.
-Nuestra dulce cama, por fin. -Dije y rió.
-¿Segura que estás bien? -Preguntó.
-No del todo, pero lo estaré. -Suspiró.
-Fue solo un simple abrazo, ¿verdad? -Tragué saliva.
Recordé el momento, cómo no había sido un simple abrazo, cómo había querido que me besara, cómo había querido que esa noche no se acabara.
Aquel fue nuestro momento, allí encima, sobre aquel mirador, dueños de toda Nueva York por unas horas, con la ciudad a nuestros pies, literalmente.
-Sí, claro... Fue... Solo un simple abrazo. -Mi voz fue perdiendo fuerza mientras hablaba.
-No quisiste besarme, ¿no? -Parecía que se estaba autoconvenciendo.
-Claro que no y tú a mí tampoco, ¿verdad? -Dije con esperanzas pero no sabía de qué, si de que dijera que no... O de que dijera que sí.
-No, no quería. -Después de un silencio habló.
-Bueno... Pues... Buenas noches, entonces. -Besé su cuello con el corto beso de siempre.
-Buenas noches, pequeña. -Besó mi frente con el corto beso de siempre. -Y recuerda que nunca voy a dejar que te hagan daño. -Me apretó más contra él.
Lo que no me dijo fue que sería él mismo el que acabaría haciéndomelo.
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I hate you, don't leave me
ChickLitKatie es una joven cantante que tiene que mudarse lejos de su familia, de sus amigas y de su vida temporalmente por un problema del pasado, siendo acogida por su tío Michael. Lo que Katie no sabía era que su tío vivía con cuatro hombres más, Matt...