Abrí un poco los ojos con pesadez, ya que me dolía la cabeza de haber dormido tarde anoche, y oí unas voces hablando entre susurros en la habitación.
Yo estaba de perfil pegada al pecho de Néstor, agarrándolo con mis manos para mantenerlo cerca, mientras él estaba con el codo apoyado en el colchón y la mano apoyando su cara en un puño.
Me despegué de su pecho y miré hacia arriba para verlo mirando a la puerta así que miré yo también viendo a Matt con la mano en el pomo y la otra en el marco de la puerta, pero cuando se dio cuenta que estaba despierta me sonrió.
Volví a mirar a Néstor que ya me miraba y acariciaba mi cintura con la otra mano con media sonrisa que le devolví con los ojos medios cerrados aún.
–Buenos días. –Murmuré en inglés. Matt me devolvió el saludo y se fue cerrando la puerta.
–Buenos días, pequeña, ¿estás mejor? –Néstor me devolvió el saludo en español y asentí.
–Sí, yo... Lo siento. Hacía tiempo que no tenía una pesadilla, no sé qué me pasó. –Murmuré de nuevo.
–¿No lo sabes? –Bromeó y sonreí.
–No estabas aquí. –Sonrió él.
–¿Quieres dormir un poco más? A penas son las 8, te puedes volver a dormir una hora, si gustas. Yo mismo te despertaré después. –Acarició mi mejilla y sentí que me derretía.
"Maldita sea, ¿por qué no puedes ser siempre así?", pensé.
–No, no puedo, estamos en Nueva York. No voy a desperdiciar este viaje. –Me senté en la cama, estiré mi cuerpo hacia arriba y restregué mis ojos bostezando.
–No será la última vez que vengas. –Se sentó en la orilla de su lado.
–Probablemente sí. –Me levanté y le miré. –O probablemente no, pero es la primera vez, así que tengo que disfrutarla solo por si acaso no vuelva. –Sonreí.
–Eres como una niña, y te lo digo en el buen sentido. Tienes una mirada de ilusión tan brillante que me hace imposible discutir contigo delante de los demás, aunque tampoco quiero hacerlo. –Se sinceró levantándose.
–Y me encanta que no discutamos ni queramos hacerlo. Me encanta que seas tan dulce. –Me sinceré yo y él rió.
–¿Crees que soy dulce? –Asentí.
–Pero de alguna manera me gusta que lo seas solo conmigo. Me gusta esa privacidad y complicidad que tenemos cuando estamos solos o en nuestra habitación. –Él sonrió abiertamente, tiró de mi mano y me abrazó.
–Esos momentos son exclusivamente nuestros y nadie va a saber de ellos. Es mejor así, más íntimo solo para nosotros dos. –Suspiré con los ojos cerrados y asentí en su pecho.
La puerta se oyó con unos nudillos del otro lado así que me separé rápidamente de Néstor y fui hacia el armario para disimular sacando algo de ropa cuando ésta se abrió.
–¡Prec...! –Ian se quedó a medio pronunciar. –¿Néstor, qué haces aquí? –Frunció el ceño mirándolo.
–¿Despertarme, quizás? –Dijo con ese tono burlón.
–Esta no es tu habitación. –Respondió Ian aún con el ceño fruncido.
–¡Con permiso! –Exclamé haciendo que ambos me miraran. –Me voy a cambiar de ropa, así que, por favor, fuera. –Señalé la puerta y ambos se fueron riendo de mi manera poco sutil de echarlos.
Me quité el pijama, me puse un vaquero ajustado, una camiseta blanca de tirantes con un suéter negro encima, que dejaba uno de mis hombros al aire, y mis botas a juego.

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I hate you, don't leave me
Chick-LitKatie es una joven cantante que tiene que mudarse lejos de su familia, de sus amigas y de su vida temporalmente por un problema del pasado, siendo acogida por su tío Michael. Lo que Katie no sabía era que su tío vivía con cuatro hombres más, Matt...