Después de salir del teatro, cada uno nos fuimos a preparar. A Abigail la dejamos en su casa y más tarde, después de cenar con su familia, vendría a la mía.
Los chicos se fueron a un hotel, donde se quedarían el tiempo que estuvieran aquí, aunque sabía que al menos uno de ellos no iba a dormir en esa habitación de hotel, y nosotros seis fuimos a mi casa.
Cuando estuvimos ahí, solo pude echarme a reír, a llorar de risa, saltar y a ser feliz, haciendo que mis hermanos comenzaran a saltar conmigo también y nos abrazáramos entre todos.
Parecía que nuestro equipo favorito de fútbol había ganado un título importante pero no, solo me encontraba inmensamente feliz y quería compartirlo con todo el mundo.
Nos separamos, limpié mis lágrimas y corrí a preparar la cena con Evan mientras Jake se iba a su casa, que cenaba con sus suegros, y más tarde volvería también.
Brian y Charlie estaban limpiando el jardín de atrás mientras papá limpiaba la sala y yo aproveché el momento para hablar con uno de mis hermanos mayores.
-Evs, ¿tú sabías que ellos vendrían? -Le pregunté mientras lavaba la verdura.
-Sí. -Afirmó cortando el pollo. -Tío Michael me lo dijo, pero me hizo prometer que no te iba a decir nada. -Me reí.
-Maldito Mike. -Rió él. -Por eso ayer me dijiste que me iría hoy por la tarde, después del concierto, ¿no? -Le miré.
-Sí, porque ellos ya estarían aquí. -Suspiré.
-Pensé que me lo habías dicho solo para hacérmelo creer, así que hablé con Abi y me iba a ir de igual manera a escondidas. -Confesé.
-Te conozco tanto y tan bien que suponía que intentarías hacer algo así, por eso les dije a los chicos que tenían que ser rápidos y venir antes de que acabáramos. -Reímos.
Seguimos cocinando entre canciones, risas y conversaciones cambiantes, temas con importancia o sin ella, hasta que dejamos toda la cena hecha a eso de las 7 y subimos a cambiarnos.
Evan trajo la ropa que se iba a poner esta noche desde su habitación a la mía y seguimos hablando ahí mientras nos preparábamos, yo con muchos nervios y el corazón a mil queriendo verme decente en la cena.
-¿Crees que saldrá bien? -Le dije a mi hermano abriendo mi armario.
-¿La relación? -Preguntó y miré sobre mi hombro.
-Sí. -Asentí con un suspiro nervioso.
-Primero que nada, no creo que va a salir mal porque ya ambos saben cómo es la parte insoportable del otro y, aún así, se aceptan, se soportan y, sobretodo, se quieren. -Nos reímos un poco.
-Eso es un punto a nuestro favor. -Afirmé.
-Y lo segundo, ¿qué más da si mañana sale mal? Vive el hoy. Vive que ahora mismo, él estará terminando de vestirse con los nervios a flor de piel para venir a casa a verte con un bonito vestido y unos buenos tacones, así que voy a hacer que se quede con la boca abierta. -Nos reímos de nuevo.
-Creo que ninguno de los chicos me ha visto nunca con vestido y tacones en persona, sólo en entrevistas o videoclips. -Confesé.
-¿Cómo no? -Se levantó y fue hasta mi armario haciéndome sentar en la cama.
-No. Las otras navidades me puse un pantalón y unas botas. Primero por las cicatrices, no quería que se me vieran, y segundo porque no sé vestirme formal y no quería hacer el ridículo. -Me encogí de hombros.
-Pues ahora me tienes aquí y si Abigail estuviera también, serías una reina. -Me reí viendo que rebuscaba en el armario.
Del trasfondo sacó un vestido blanco de tirantes, con algo de escote en pico y largo con el corte en una pierna, dejando uno de mis muslos al aire al caminar.
-¿Sabes qué es lo mejor de este vestido? Que por cierto, te lo regalé yo cuando cumpliste los 18. -Lo extendió en la cama.
-¿Qué es lo mejor de este vestido? -Repetí mirando qué hacía.
-Esto. -Tiró de la parte donde empezaba el corte de la pierna y el vestido se hizo en dos. -Lo puedes hacer corto si quieres. -Sonrió con orgullo de su regalo y yo solo reí de su gesto.
Mientras yo me daba una ducha, Evan estaba en mi habitación con drama buscando qué camisa le venía mejor hasta que, al final, optó por una azul cielo con la corbata azul más oscura.
Yo me acabé poniendo el vestido que me había dado mi hermano mayor, pero con la parte de abajo puesta, haciéndolo largo, y unos tacones negros.
Él mismo me maquilló y me peinó diciendo que no estudió maquillaje y peluquería para nada, así que solo me senté en la silla y me dejé hacer mientras me quejaba para hacerlo más ameno y divertido.
A parte de que así descargaba los nervios, que también tenía que descargar yendo al baño a hacer pis cada dos minutos, pues de tanta impaciencia, me acababa reventando la vejiga.
Yo, por mi parte, le hice el nudo de la corbata a mi hermano ya que siempre había estado rodeada de hombre y casi ninguno de mi familia, salvo mi padre, sabía hacer esto, así que alguien tenía que aprender.
Ya eran las 8 y media cuando ambos estuvimos listos, dándonos los últimos vistazos en los espejos de cuerpo entero de las puertas de mi armario.
Al final, mi hermano se había puesto la camisa y corbata mencionados anteriormente, pantalón negro y zapatos igual junto a la chaqueta de vestir.
Desde mi habitación, y por tener la ventana abierta, oímos el timbre, la puerta de casa y muchas voces de hombre que hizo que mi pulso comenzara a acelerarse.
-Relájate. -Me dijo Evan agarrando mi temblorosa mano con una suya y el pomo de la puerta con la otra.
-No puedo. -Suspiré y sonreí.
-Pareces una adolescente enamorada. -Abrió.
-Creo que eso de adolescente ya no lo soy. -Me sonrió saliendo de la habitación.
Cerré la puerta cuando estuvimos en el pasillo y de otras habitaciones salieron mis otros dos hermanos, Charlie y Brian.
Los tres iban vestidos parecidos pero diferente color en la camisa, que Brian llevaba un pantalón vaquero, no uno de vestir formal, y que Charlie no llevaba corbata.
Después de halagarnos, les hice una seña para que ellos bajaran delante mientras sentía que mis piernas estaba hechas de gelatina y me iba a caer en cualquier momento.
Los tacones no ayudaban a mi equilibrio con las piernas así, y el saber que tenía que bajar las escaleras con ellos puestos y el vestido largo, me hacía dudar de mi estabilidad.
Brian fue quien se quedó conmigo esta vez, estiró el brazo y sostuve su antebrazo con una de mis manos mientras la otra sujetaba un poco el vestido y el pasamanos de la escalera.
A medida que me acercaba al piso de abajo y las voces se habían más notorias, controlaba la respiración con pequeñas pausas ayudada por Brian, quien hacía lo mismo entre risas.
La sala se quedó en silencio cuando nosotros aparecimos en ella pero yo aún mantenía la cabeza agachada hasta que, poco a poco, la fui levantando para ver a Néstor justo delante de mí.
Él tenía la boca ligeramente abierta, las manos sujetas entre sí a la altura de su abdomen y su mirada me escaneaba de arriba a abajo con lentitud, como si guardara mi imagen en su memoria.
Todos los demás se habían quedado impactados por mi imagen y sonreían, me miraban, e incluso sentía la sucia mirada de Josh sobre mí, lo que me hizo mirarlo entrecerrando los ojos y cambió su forma de verme.
-¡Hola! -Saludé con alegría a todos los presentes agitando la mano.
-Dios mío, estás... -Néstor se acercó a mí balbuceando un adjetivo. -Pareces un ángel. -Agarró mi cintura aún escaneándome.
-Yo de ángel solo tengo el color blanco del vestido. -Bromeé haciendo que algunos me dieran la razón entre risas.
-Estás guapísima. -Siguió diciendo mientras yo agarraba sus brazos. -Preciosa. -Comenzaba a sonrojarme. -Hermosa. -Le aparté la mirada cuando sonrió. -Mírame. -Lentamente lo hice. -Voy a besarte. -Avisó y, antes de yo poder hablar, lo hizo.
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I hate you, don't leave me
ChickLitKatie es una joven cantante que tiene que mudarse lejos de su familia, de sus amigas y de su vida temporalmente por un problema del pasado, siendo acogida por su tío Michael. Lo que Katie no sabía era que su tío vivía con cuatro hombres más, Matt...