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Me removí inquieta en el lugar mientras observaba a Zayn manejar con la vista fija en el camino y de su boca salía una gran cantidad de humo que recientemente había inhalado de su cigarrillo. La expresión facial de su rostro era serena y tranquila, era casi imposible imaginar que hace tan solo una hora atrás había sido el protagonista de una feroz golpiza, de hecho lo único que delataba aquel acto, era la pequeña herida cicatrizando debajo de su ceja.

Su perfil izquierdo era realmente admirable y de no ser por las pequeñas banditas blancas sujetando la herida, podía asegurar que estaba listo para ser fotografiado como modelo profesional. Su barba poco densa acompañaba a la perfección su bien definida mandíbula al mismo tiempo que enmarcaba sus labios haciéndolos ver realmente atractivos.

Tuve la necesidad de parpadear unas pocas veces para darme cuenta que llevaba unos cuantos segundos observándolo y analizándolo con profundidad, sentí mis mejillas arder cuando note que él también me miraba de reojo con una media sonrisa en su rostro.

-¿Te duele?.- pregunte acercando mi mano a su ceja.

-Es solo otro rasguño.- negó con la cabeza.-

Le dedique una tierna sonrisa y regrese mí vista hacia el camino que curiosamente, comenzaba a parecerme familiar. Cuando el audi negro de Zayn doblo en una calle desierta, pude ver a lo lejos la misma casa que parecía abandonada donde él me había traído la noche en la que el incidente con aquel hombre había sucedido. Mi piel se erizo ante ese recuerdo estremecedor y respire profundo intentando que los nervios no invadieran mi cuerpo.

A diferencia de aquella noche, la casa realmente parecía abandonada. No había sonido que se filtrara de ella ni tampoco luces de colores tintineantes, el frente estaba completamente vacío y no parecía haber señales de vida dentro. La sola idea de que él haya cruzado la ciudad solo para traerme a ese lugar de nadie había provocado que mi corazón se acelerara de forma inhumana.

El cuestionamiento interno sobre la decisión de haber aceptado irme con Zayn sin siquiera saber a dónde, me estaba carcomiendo la cabeza pero aun así no tenia las mínimas intenciones de pedirle que me llevara de regreso.

-¿Vienes?.- pregunto con una ceja alzada de forma burlona.

-Si, claro.- tartamudee.

Zayn me dedico una media sonrisa antes de bajarse y rodear el auto hasta quedar de pie justo frente a mi puerta. Cuando mis pies tocaron la tierra cubierta de hojas secas, el sonido de la alarma activada del carro fue lo único que se escucho en esta silenciosa noche.

Mi mirada vago por la inmensa construcción que tenía frente a mí y luego hacia los alrededores. Esta casa estaba ubicada en el medio de la nada misma y no contaba con el mismo sistema de iluminación que cualquier otro hogar, salvo por un foco de luz amarillento que iluminaba a duras penas los tres escalones que llevaban hacia la puerta de entrada.

Zayn se acerco hasta mí y rodeo un brazo en mi cintura para guiarme hacia el interior. A medida que nos aproximábamos, mi oído se agudizo al reconocer risas y murmuros provenientes del interior.

Cuando las puertas de abrieron gracias al empujón que Zayn le brindo, lo primero que pude observar fue una escalera de madera blanca y varios marcos divisorios de habitaciones. Zayn dejo las llaves colgadas sobre un clavo saliente junto a unas cuantas otras que se encontraban allí y tomo mi mano para que lo siguiera. Sus pasos eran tranquilos y firmes, estaba claro que él conocía este lugar como si fuera si propia casa.

Las risas y los murmuros, ahora se escuchaban más nítidos gracias a la cercanía de nuestros pasos. Entramos a una sala, bastante amplia que estaba iluminada por el mismo foco amarillento y la luz de la televisión encendida. Había unos dos sillones grandes de color verde musgo y otros tres de un color marrón un tanto desgastado y más pequeños que los otros.

Bad Boy. [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora