Seguimos besandonos intensamente cuando colocó su mano en mi sexo, provocando una dolorosa erección.
-¿Joder no?-miró donde estaba tocando y siguió besandome.
Tras unas horas de "diversión" me mandó de vuelta a mi casa.
Me encogí al escuchar gritos por todas partes. "¿Pero qué cojones?".
Abrí la puerta a toda prisa y encontré a mi madre tirada en el suelo.
-¡Mamá!-grité.
Coloqué su cabeza entre mis piernas. Estaba cubierta de sangre y una daga atravesaba su vientre. Por suerte seguía con vida y con los ojos semi-abiertos.
-¿¡Mamá qué pasa!?-aparté un mechón de pelo rubio que caía sobre sus ojos.
-Kejha...-sus ojos se llenaron de lágrimas- Tu padre.. -tragó saliva- Tu padre me en...
-...Sí, ya lo sé, te engañó con la hija de Atenea-dije.
-¿Co..cómo sabes eso?-hablaba con dificultad.
-Estaba en el templo cuando hablabas con Artemisa.
Cuando pronuncié aquel nombre agarró mi brazo con fuerza.
-¡Aléjate de esa zorra!-escupió sangre por el esfuerzo.
-¿Por qué mamá?-pregunté asustado.
-Porqué...-y dejó la frase en el aire.
Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras sus párpados se cerraban para siempre. La ira me corroía por dentro como jamás en la vida lo había hecho, mi pecho subía y bajaba de mis fuertes respiraciones.
-¡MATARÉ A QUIÉN LE HIZO ESTO A MI MADRE, QUÉ LOS DIOSES SE APIADEN DE ELLOS PORQUÉ YO NO LO HARÉ!-grité desgarrándome la garganta.
Los gritos por la casa no cesaban mientras corría preso del odio en mis venas por los pasillos. Mi cabeza era una olla hirviendo, y no pensaba en otra cosa que tener la sangre de los que habían hecho aquello en mis manos.
Entonces una idea apareció en mi mente. Mi padre. Llegué a su habitación lo más rápido que pude. Y me llevé una horrible sorpresa.
-¿Padre?-solté un grito ahogado y caí al suelo sin poder creer lo que veían mis ojos.
Mi padre, estaba tumbado en la cama encharcado de roja sangre junto a una mujer preciosa; tenía unos rasgos finos y delicados. Al instante supe que se trataba de Kori, la hija de Atenea. Me acerque para mirarla, y me quedé más atónito aún; estaba muerta.
-¡Artemisa!-grité-¡VEN, YA!-ordené.
Ella apareció al instante.
-¡Malditos humanos! ¡qué no me deis ordenes!-dijo cabreada.
-¡Artemisa! ¿qué ha pasado?-dije limpiándome las lágrimas.
Ella no contestó. Colocó su mano en mi frente y una hilera de imagenes inund mi cabeza.
Cuando las imagenes cesaron, las lágrimas volvían a correr por mi mejilla, esta vez de ira, odio y impotencia.
Artemisa me había mostrado lo sucedido mientras yo estaba en el Olympo con ella.
Todo empezaba cuando mi madre al llegar a casa con la orden de matar a Alexander, su marido, decidió cumplirla.
Atravesó los oscuros pasillos hasta dar con la habitación de mi padre. Y allí estaba durmiendo junto a Kori.
Mi madre, con total tranquilidad clavó su daga en el pecho de Alexander y después en el de Kori.
Entre las sombras apareció Atenea, con los ojos inyectados en odio.
¿Cómo podia haber hecho aquello su madre? ¿cómo podía matar a su marido? ¿al padre de su único hijo? ya podía odiarlo, pero ¿tanto?. Y encima matar a su amante, ni más ni menos que una diosa, ¿pero en qué pensaba?
Atenea persiguió a mi madre por la casa hasta matarla.
Fin del flashback.
-¿Sabes qué?-dijo Anni con una sonrisa en la cara.
-¿Qué?-respondió Jake.
-Ayer cuando me rescataste...
-¿Sí?
-Pensé que era cierto lo de que eras...ya sabes...-tragó saliva-...un extraterrestre...
Jake sopló aliviado, por un momento creía que le había descubierto, "Menos mal" pensó. La idea de que le rechazara le atemorizaba.
-¿Por qué pensaste eso?-contestó Jake.
-Pues no sé la verdad- Anni estalló a carcajadas.
-Creo que te está dando demasiado el Sol-le tocó la frente- estás delirando- sus risas contaminaron el lugar de armonia.
Anni tenía razón Jake se había transformado, pero hacía muchisimo tiempo...
"Flashback"
910 a. C. Olympo, templo de Artemisa.
-¿Qué se supone qué debo hacer ahora?-me encontraba arrodillado a los pies de la cama.
-No lo sé.
-Tengo miedo Artemisa.
-¿De qué tienes miedo?-su voz era fría como el hielo.
-De morir.-respondí.
-Estúpidos problemas de humanos.-soltó veneno con esas palabras.
-¿Qué?-me levanté sin creer lo que había dicho- ¿tan solo he sido una mascota sexual para ti, verdad?
-¿Qué creías ser? ¿el amor de mi vida?-estalló en una carcajada- No me hagas reír chico, me has hecho disfrutar muchísimo, pero ya está, por eso te ofrezco lo que deseas.-añadió poniendose en pie- ¡Martos! ven.-ordenó.
-¿Qué desea?-dijo un hombre elegante y robusto de ojos verde esmeralda y blanco como la leche.
-Ven aquí.
El muchacho, no más grande que yo, se colocó a un metro de la Diosa.
-Más cerca inútil-puso los ojos en blanco.
Le susurró algo a la oreja en un idioma totalmente desconocido y el asintió con la cabeza.
-De acuerdo Artemisa. Lo haré -dijo.
Y se lanzó a mi cuello, clavándome los colmillos en la piel. Intenté forzejear pero estaba perdiendo demasiada sangre, así que me di por vencido.
En el lugar donde estaban la mordedura, empezó a arder la sangre, el dolor se iba extendiendo poco a poco devorando todo lo que encontraba. Aquello era inhumano, era como si me hubieran arrojado a la lava de un volcan en erupción.
-A..yudame- conseguí decir.
Aquel dolor estaba matándome por dentro, me estiré del pelo intentando que cesará, pero cada vez era más inaguantable.
-Art..emisa, ¿qué me has hecho?-lloraba por el sufrimiento.
Se agachó al suelo y me miró a los ojos tocándome el cabello.
-Lo que tú deseabas-sonrío maliciosamente- no morir jamás.
Y perdí el conocimiento.

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Apocalipsis.
VampiriAnni es una chica de 15 años que sufre un accidente cuando su padres discuten por sacarla de su ciudad y para su sopresa es rescatada por un chico algo extraño. ¿Amor, Humor, adolescentes, vampiros y el fin del mundo? Apocalipsis es tu historia.