"Sorpresas."

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El vampiro corría a toda velocidad con la respiración alterada y la sangre hirviendo. Durante horas buscando algo de ropa para Zion, y la desagradecida de Anni le había escupido veneno por despertarlo.

Apretó los puños con rabia. Acceleró aun más, los arboles pasaban rapidamente a su lado. Los insultos de la chica se repetían con hostilidad en su cabeza una y otra vez.

Siguió acelerando.

Nisquiera le entraba en la cabeza por que se había preocupado por ella.

"La odio"

"La odio"

-¿Kaje?

Se detuvo en seco; poca gente sabía su verdadero nombre. Después de la discusión con Anni, lo que le faltaba era otra disputa con alguien de su oscuro pasado.

Y cuando vió de quien se trataba deseo no haberse girado jamás.

-¿Qué coño se te ha perdido aquí, Artemisa?

Intentó mostrarse calmado, como si no le importara que aquella arpia le abandonara hace un par de siglos.

Ella rodó los ojos con desprecio y esbozó una sonrisa fria como el mismisimo polo norte.

-Yo también me alegro de verte.

"Yo no" pensó Jake. Aun recordaba los elogios y halagos que llenaban la boca de los aldeanos de su ciudad al hablar de ella. Todos adoraban a la Diosa de la caza, una de las únicas diosas virgenes del panteón griego. -"Virgen, sobretodo"-. Lo peor era que el había creido todas y cada una de esas palabras bonitas sobre su persona. Qué iluso fue. Qué ilusos fueron todos.

-Ya sé porqué estás aquí. -contestó Jake con sorna.

Le devolvió una mirada pícara, y ella arqueó una ceja confusa.

-El bosque es el sitió ideal para una zorra.

Los ojos de Artemisa se abrieron de par en par y se materializó a unos centímetros de la cara de Jake.

Este le miraba con un aire de superioridad. Aunque sabía que ardería en el Tártaro por aquello, también sabía que valía la pena verla enfadada.

El rostro de la pelirroja era algo digno de ver. Sus ojos reflejaban odio profundo, y eso hizo que el vampiro estubiese aun más eufórico y orgulloso.

-Óyeme bien chupasangre mediocre, si osas volver a insultarme, te torturaré de tal forma que el castigo de Prometeo te parecerá el paraiso.

Una cara de asco le atravesó el rostro, sabía perfectamente la historia de Prometeo, que fue atado a una roca para que los cuervos devoraran sus intestinos durante toda la eternidad.

"¡Qué amables eran los dioses!"

-Óyeme tú y dime que se supone qué haces aquí. -miró al suelo y volvió a clavar la mirada en sus ojos vacios en sentimientos- Si me echas de menos ya es demasiado tarde. -chasqueó la lengua.

Artemisa hizo oidos sordos a las palabras de aquel sucio vampiro.

La verdad es que si le echaba de menos, un amante como él era díficil de olvidar.

-Necesito que me hagas un favor.

Jake sopló, si Artemisa necesitaba su ayuda podía esperarse lo peor.

Algo no iba bien.

-¿Qué tipo de favor?

-A nacido la persona que podrá...-tragó saliva- ...acabar con el Olympo.

La risa brotó de la garganta del chico.

Como si a él importase una mierda la casa de los Dioses griegos. Que estúpida era si creía que le iba a ayudar.

-Hasta las Moiras van en contra de su panteón, qué bonito. -dijo a carcajadas.

-No te rias Kaje, esto es importante, si muere el panteón griego, moriréis los humanos también.- su mirada era un pozo profundo de temor.

-Yo no soy humano Artie.

-Pero te alimentas de ellos, y de los animales, que también moriran.

Mierda. Ahí le había jodido.

-¿Y se puede saber porqué tenemos qué morir por culpa de una pandilla de Dioses idiotas y sus tres Diosas del destino chifladas? - estaba seguro que la respuesta no iba a ser de su agrado.

-¿Te recuerdo quién es mi hermano?

-¿Un creído de mierda, qué va por ahí con un arpa?

Artemisa llenó sus pulmones de aire, y su corazón de valor para no arrancarle la cabeza.

-También es el Dios del Sol, si él muere, todos vosotros morís, καλός.

Jake la miró perplejo, no sabía si le sorprendia más lo de morir o que hubiese utilizado la palabra del griego clásico para decir "bonito".

-¿Qué se supone qué debo hacer? -dijo Jake.

-Matar a ese niño.

No entendía como podía ser tan fría, tan calculadora y egoista.

-No voy a matar a un bebé.

-Tiene tres años.

Un bebé.

-Has dicho que había nacido ahora, καλός. -dijo Jake desafiante.

-Las Moiras han confesado ahora, καλός.

Ahora se encontraba entre la espada y la pared. Aquella era una decisión díficil.

-¿Cuál es su nombre?- aceptó con un hilo de voz.

-Zion.

Apocalipsis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora