"Viaje de ida."

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-¡CÁLLATE MAMÁ!-chillé y mi voz sonó por todo el coche- ¿¡DÓNDE VAMOS!?-.

Mi padre miró hacía la carretera con furia en los ojos. Ya no lo aguantaba más se le notaba en la mirada.

-¡CÁLLATE TÚ, NIÑATA INSOLENTE! ¿NO ENTIENDES QUÉ ESTO LO HACEMOS POR TI?

Miró hacia el asfalto desierto, y golpeó el salpicadero. ¿Cómo querían que me callara? Esto era de locos.

-Cariño ya está, dejala...-dijó mi madre asustada-.

-¿QUÉ LA DEJE? ¿NO PUEDE ESTARSE CALLADA UN PUTO MOMENTO?-soltó una mano del volante para señalarme- TÚ NO SABES TODO LO QUE HECHO PARA LLEGAR HASTA DONDE VAMOS.

Yo seguía en silencio intentando asimilar lo que estaba diciendo. Miré por la ventana como los arboles y plantas pasaban por mi lado.

- ¡SI TE QUIERES QUEDAR, VAMOS, QUEDATE ANNI, NO ERES MÁS QUE UNA MOCOSA DE 15 AÑOS!-decía mi padre.

A diferenciar de mi, él no estaba mirando a la carretera y mi madre le agarró de un brazo intentando tranquilizarle.

- ¡MALDITA DESAGRADECIDA!-añadió con esos ojos inyectados en odio-.

Aquello era pasarse de la raya. Aparté la mirada del precioso bosque que nos rodeaba. Mis mejillas adoptaron un color rojizo. Jamás en la vida me había hablado así nadie, y menos mi padre. La sangre hervía dentro de mi.

-¿Y SI ME EXPLICAS DÓNDE COJONES VAMOS? ¿QUÉ TE CREES? ¿QUÉ PUEDES SACARME DE MI HOGAR, DE MIS AMIGOS, DE MI VIDA POR TUS CAPRICHOS DE CIENTÍFICO PIRADO?-.

En cuanto dije aquellas palabras me arrepentí, pero era demasiado tarde. Mi padre pierdió el control del coche. Mi madre chilló. Las ruedas chirriaron. Oí un ruido extraño. Todo pasó tan deprisa...ahora todo es negro. Oscuridad.

Noté que flotaba, que no había gravedad. Ya está, estaba muerta y aquello era el cielo. "¿Quien ha apagado la luz?" pensé. Abrí los ojos, agua, agua, respiré bruscamente presa del panico y mis pulmones se llenaron de aquel líquido transparente. Era tal el terror que no me acordaba ni de como se buzeaba, si aquello no era el cielo estaba segura que llegaría en unos momentos.

Cuando iba a perder el conocimiento, alguien me agarró por los brazos y me saco a la superficie, cogí una inmensa bocanada de aire y me desmayé del esfuerzo.

-¿Hola?-dijo una voz masculina.

Entreabrí los ojos para ver de donde procedía aquella voz. Por culpa del sol y el agua veía borroso por lo que solo pude observar una sombra a medio metro de mi cara.

-¿Estás bien?-dijo.

Mis ojos se adaptaron al Sol cegador que me abrasaba.

-¿Qu..ién eres?-tartamudeé- ¿Dónde estamos?-levanté el torso, pero no me puse en pie, temiendome sufrir otro desmayo.

Estaba en una especie de lago; el agua que rozaba mis pies desnudos se extendía unos 50 metros más en forma circular y era cristalina y limpia. El suelo estaba cubierto de un manto de hierba salvaje, salpicado por preciosas margaritas y amapolas. Más atrás unos avetos daban sombra a pequeños animalillos que correteaban mientras el Sol brillaba con fuerza sobre el agua sin movimiento, y lanzaba pequeños rayos de luz y calor entre las hojas verdes.

Me giré para ver que tenía detrás. Ví la carretera y una de mis maletas rosa tirada en el asfalto.

-¿Para qué me preguntas dónde estamos si vas a comprovarlo por ti misma?-su voz me distrajo de mi exploración visual-.

Le miré, atonita, tenía la piel morena y brillante, parecía que se hubiera bañado en una piscina con pintura de un color dorado perfecto. Tenía el cabello de color miel y ojos de un verde esmeralda que jamás había visto. Su boca adquirió una expresión extrañada; una mezcla entre asco y de "¿Qué mira esta?".

Estaba mojado, bueno, chorreando más bien, y los mechones de pelo le caían lisos por el rostro.

Como si me hubiera leído la mente, se los hecho hacia atrás dejando su frente a la vista.

Las gotas de agua le caían por el pómulo lentamente y seguí a una de ellas que ahora bajaba por el cuello y se detuvo.

No llevaba camiseta, tan solo unos pantalones verdes que resaltaban con su color dorado.

Cada centímetro de su cuerpo parecía trabajado a la perfección, todo estaba en su sitio, todos sus musculos estaban fuertes. ¿Cómo podía estar alguien tan bueno?

Sentí un murmullo y me dí cuenta de que me estaba hablando. Subí la mirada lentamente y ví sus labios moviendose con rapidez. Una mano pasó por mis ojos y volví a la realidad de golpe.

-¿Te gusta lo qué ves o qué?- dijo con un tono prepotente.

-Esto...-volví a tartamudear, avergonzada- ...yo -tomé aire- Eres un capullo -conseguí decir y él estalló en carcajadas.

-Un capullo que te ha salvado la vida.-sonrió.

Su perfección volvió a envolverme mientras le miraba esos preciosos ojos, noté como me perdía en ellos..."¡Anni espavila! ¡Tienes cosas más importantes qué pensar! ¡Tal vez es un violador o un yonki o vete tú a saber! Además, ¿Cómo he llegado aquí? Mierda el accidente, el coche los gritos de mis padres...¿Y mis padres? ¿Dónde demonios están mis padres?"

Apocalipsis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora