Capitulo 4.

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Una vez casi llegando al templo, observé que había una especie de pared de madera pegada en una de las grandes rocas del lugar, la miré extrañada, mientras que Link recorría el lugar con nuevos ojos.

-Muy bonito lugar ¿no crees?- preguntó sin despegar la vista de mi

-Sí, muy bonito...- dije volteándolo a ver, sus mejillas se encontraban rojas y en sus manos traía las armas que Midna nos había forzado a traerle, mientras que yo, mantenía en mi espalda baja un cuchillo pequeño que de largo era mi cintura, y otra espada de mango rojo con una piedra azul de lo más chula en la empuñadura. Sentía que esa espada tenía una historia conmigo, algo de suma importancia... increíblemente, también usaba guantes y mi guante izquierdo, era el más peculiar de los dos, tenía un aparatito muy raro, que la verdad no tenía ni idea de cómo usarlo. Mi ropa, a diferencia de la verde de mi compañero, era de un color carmesí.

Todo lo que usaba tenía un significado perdido para mí a través del tiempo, pero ¿Qué era? ¿De dónde había sacado tan importantes cosas?

Me entretuve un poco más, sólo para luego ver a un Link tirado en el suelo.

-¡Link!- grité ya estando junto a él, lo más extraño, es que Midna no se hallaba con él. Posé su cabeza sobre mi regazo pensando en qué demonios hacer para despertarlo... pero a los pocos minutos, aquel de afilados ojos azules despertó, y me mostró una de sus más amplias sonrisas.

Mis mejillas traicioneras entraron en calor y aquel llevó su mano izquierda a ellas.

-Hola- saludó

-Hola...-volví cerrando los ojos- ¿Qué demonios te pasó?

-Un lobo dorado... y un castillo... una técnica, se llama el golpe de gracia.

Lo miré estupefacta

-Y tú piensas que sé de que hablas ¿Verdad? – pregunté con sarcasmo y aquel rió

-Algún día te contaré qué pasó en realidad- quitó su mano de mi rostro y se levantó despacio, estirándose al final

-¡Pásele! ¡Llévele!- gritó un pajarraco frente a nosotros- ¡Tenemos roja, aceite y morada!

-¿De qué rayos habla?- pregunté

-Pociones quizá- comentó aquel acercándose al puesto del pájaro azul, tomó una botella vacía que no sabía que tenía y la llenó de aceite para el candil- bien... y salió del lugar sin pagar

-¡LADRÓN! ¡LADRÓN!- gritó el ave

Entré en pánico, ¿Dónde carajos se pagaba?

-Oye, ¡deja de gritar!- chillé mientras corría hacia el puesto

-¡LADRÓN!- volvía

-¡Ya basta!- dije al momento de pagar por el aceite, depositando una rupia roja en la caja frente al animal de plumas azules y gran pico.

-¡Gracias señorita!- contestó- ¡Gracias!

-Pájaro molesto- susurré mientras Link me veía divertido- ¿Qué?

-Te ves linda cuando te sonrojas- sonrió

Aquello me hizo girar la vista

-Cállate y vámonos- contesté caminando hacia la entrada del templo.

Aquel sólo rió un poco y continuó con nuestro camino, su sola presencia a mi lado me llenaba de mariposas el estómago, algo que jamás había sentido a su lado, su mirada hacia el frente y siempre sonriente me daba cosquillas en mis mejillas.

ATLOZ FANFIC. La viajera de otro mundo III. La princesa del crepúsculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora