-¿Estás seguro de que voy a recuperar mis recuerdos y liberarme de toda culpa haciendo ésto? - le pregunté a Dark, quien simplemente reía ante mis preguntas.
Nos encontrábamos en el mismo sitio del pedestal de la espada maestra, solos, mientras Dark me tomaba de las muñecas y me guiaba a hacer una especie de triángulos en el aire.
Era como si cálidamente, yo recordara al primer Link al que serví debido a la delicadeza con la que me tocaba, Dark... era la primera vez en muchos años que no sentía miedo o rencor.
-Bien, ahora, inténtalo como te dije.
Me soltó y la magia hizo el resto, un portal en forma de triángulo se formó frente a mí como la primera vez que estuve a punto de morir contra el fantasma de Ganondorf, en el templo del bosque kokiri, donde las tres Diosas casi me mandaban a casa.
A casa...
¿A dónde me llevaría éste portal? ¿Con quién? ¿A dónde?
-Nadie sabe, a donde hayas tenido la cabeza cuando hiciste el portal - comentó Dark volviendo a mi sombra, dejándome sola, como todos hacían.
Suspiré sin mucho remedio y entré al portal sin ver hacia donde me llevaría.
Al templo de las almas.
-De nuevo aquí – susurré, frente a mí, Cia, la mujer que ya había hablado conmigo para decirme que yo no era la reencarnación de Zelda, que simplemente fui una forastera que cambiaba la historia a su antojo, me miró con ojos destellantes y con una sonrisa que comenzaba a retorcerse bajo mi vista.
-Bienvenida de vuelta, suspiro de las Diosas – saludó cordial, con una bola de cristal en su mano, su piel morena y sus cabellos blancos me recordaron a Impa en destellantes recuerdos algo vagos, pero frescos.
Sí, casi todo volvía, luego de que Link casi me matara en la fuente de Lanayru, o que Dark evitara que me diera un derrame cerebral... o el simple hecho de que mi primer amor me visitara para hacerme recordar pequeños retazos donde la tristeza me tomaba y Dark se alimentaba de mí como una maldita sanguijuela lleno de repelús y miedo donde la sangre de mi vergüenza como guardián de Link y mi primera muerte me llevaron hasta donde estoy ahora.
En el inicio.
-Veo que ahora has aprendido a crear portales – susurró dejando tal bola de cristal en una mesita.
La vida de Link seguía plasmada en aquellas pinturas, donde en algunas vidas fue feliz al lado de su reina Zelda y en otras fue tan solitario como liberal cuando estuvo conmigo en mi primer vida.
-Si, no fue gracias a ti precisamente – miré a mi alrededor, el piso de cuadros blancos y negros, destellaba raramente, como si me dijera que ya era hora de desaparecerme de aquel sitio que comenzaba a sentirse con un aura pesada y llena de maldad entre las páginas de los libros que se encontraban en la repisa del fondo y papeles algo revueltos en el suelo.
Algo dentro de mí me decía que Cia estaba cambiando y no era para bien.
-Verás, tengo que retirarme – susurré intentando caminar hacia atrás y realizar el mismo movimiento de muñecas que Dark me había enseñado a hacer, en ese momento pensé en Link, al que sirvo ahora y con una cálida sonrisa fui llevada hacia él en un abrir y cerrar de ojos.
Cia...
¿Qué pasará con ella?
-Tardaste – se quejó Midna saliendo de la sombra de mi tan amado Link - ¿Qué demonios estabas haciendo?
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ATLOZ FANFIC. La viajera de otro mundo III. La princesa del crepúsculo.
FanfictionDime, ¿Alguna vez has sentido un extraño sentimiento de tristeza cuando el sol se pone? Dicen que es el único momento en el que los mundos se conectan... El único momento en donde se sienten los lamentos de aquellos seres que dejaron nuestro mundo...