Capitulo 15.

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-¿Estás seguro de que voy a recuperar mis recuerdos y liberarme de toda culpa haciendo ésto? - le pregunté a Dark, quien simplemente reía ante mis preguntas.

Nos encontrábamos en el mismo sitio del pedestal de la espada maestra, solos, mientras Dark me tomaba de las muñecas y me guiaba a hacer una especie de triángulos en el aire.

Era como si cálidamente, yo recordara al primer Link al que serví debido a la delicadeza con la que me tocaba, Dark... era la primera vez en muchos años que no sentía miedo o rencor.

-Bien, ahora, inténtalo como te dije.

Me soltó y la magia hizo el resto, un portal en forma de triángulo se formó frente a mí como la primera vez que estuve a punto de morir contra el fantasma de Ganondorf, en el templo del bosque kokiri, donde las tres Diosas casi me mandaban a casa.

A casa...

¿A dónde me llevaría éste portal? ¿Con quién? ¿A dónde?

-Nadie sabe, a donde hayas tenido la cabeza cuando hiciste el portal - comentó Dark volviendo a mi sombra, dejándome sola, como todos hacían.

Suspiré sin mucho remedio y entré al portal sin ver hacia donde me llevaría.

Al templo de las almas.

-De nuevo aquí – susurré, frente a mí, Cia, la mujer que ya había hablado conmigo para decirme que yo no era la reencarnación de Zelda, que simplemente fui una forastera que cambiaba la historia a su antojo, me miró con ojos destellantes y con una sonrisa que comenzaba a retorcerse bajo mi vista.

-Bienvenida de vuelta, suspiro de las Diosas – saludó cordial, con una bola de cristal en su mano, su piel morena y sus cabellos blancos me recordaron a Impa en destellantes recuerdos algo vagos, pero frescos.

Sí, casi todo volvía, luego de que Link casi me matara en la fuente de Lanayru, o que Dark evitara que me diera un derrame cerebral... o el simple hecho de que mi primer amor me visitara para hacerme recordar pequeños retazos donde la tristeza me tomaba y Dark se alimentaba de mí como una maldita sanguijuela lleno de repelús y miedo donde la sangre de mi vergüenza como guardián de Link y mi primera muerte me llevaron hasta donde estoy ahora.

En el inicio.

-Veo que ahora has aprendido a crear portales – susurró dejando tal bola de cristal en una mesita.

La vida de Link seguía plasmada en aquellas pinturas, donde en algunas vidas fue feliz al lado de su reina Zelda y en otras fue tan solitario como liberal cuando estuvo conmigo en mi primer vida.

-Si, no fue gracias a ti precisamente – miré a mi alrededor, el piso de cuadros blancos y negros, destellaba raramente, como si me dijera que ya era hora de desaparecerme de aquel sitio que comenzaba a sentirse con un aura pesada y llena de maldad entre las páginas de los libros que se encontraban en la repisa del fondo y papeles algo revueltos en el suelo.

Algo dentro de mí me decía que Cia estaba cambiando y no era para bien.

-Verás, tengo que retirarme – susurré intentando caminar hacia atrás y realizar el mismo movimiento de muñecas que Dark me había enseñado a hacer, en ese momento pensé en Link, al que sirvo ahora y con una cálida sonrisa fui llevada hacia él en un abrir y cerrar de ojos.

Cia...

¿Qué pasará con ella?

-Tardaste – se quejó Midna saliendo de la sombra de mi tan amado Link - ¿Qué demonios estabas haciendo?

ATLOZ FANFIC. La viajera de otro mundo III. La princesa del crepúsculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora