Capitulo 21.

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-Mis más sinceras disculpas – solté rápidamente haciendo una especie de reverencia, una rodilla en el suelo, en escuadra y finalmente una mano sobre mi propio pecho – Soy Mel, el suspiro de las Diosas y vengo aquí a ayudarle a terminar con la maldad que existe en sus tierras – terminé intentando sonar lo más convincente que pude.

Aquella mujer Yeti, monstruo de las montañas, me miró un poco más calmada y una sonrisa se dibujó en su rostro.

-El suspiro de las Diosas – murmuró con la voz mermada – Es un gran honor tener a semejante mujer en mis tierras... Soy Yeta. Mi queridito está en camino – tosió un poco.

-Sí, verá – hice una pausa – La fuente de la maldad es un espejo ¿Tiene en mano a alguno? Está roto y tiene varios grabados en él.

-Tengo uno, haciendo memoria, pero no lo tengo conmigo – dijo con una sonrisa amplia, su calidez era perceptible, sus mejillas sonrosadas por la fiebre y sus ojos negros la hacían ver vulnerable y decidida a ayudarme, la calidez era en parte por la chimenea que alumbraba la habitación que de por sí, estaba hecha un desastre – Mira, aquí tengo un mapa de la casa – mencionó entregándomelo con delicadeza, para ello tuve que caminar despacio intentando no verme tan desesperada por la información.

-¿Podría marcarme los 3 posibles lugares donde se encuentra la llave para abrir la puerta de su recámara?

La mujer llamada Yeta me miró estupefacta. Ella entendió prontamente mi magia.

-Así que puedes predecir el futuro, sabes que no me siento muy bien.

Sonreí apenada, no pude evitarlo, eso le ocasionó gracia a la mujer quien asintió un poco más animada.

-Vale – dijo – Espero ayudarte con estas ubicaciones, no quisiera fallar...

Fallarás, pensé.

Habiendo marcado las 3 ubicaciones en el mapa, me concentré en 3 cosas. Primeramente, en el mangual, así que creé un portal para poderme mover entre las habitaciones, el portal me movió rápidamente hasta el pasillo donde Link debía pelear contra un guardián metálico por el mangual.

Caminé despreocupada por el pasillo, en dirección a la puerta que se hallaba al final, muy bien podría decirse que me encontraba en los calabozos de otra era, a mis costados podría apreciar celdas donde había paja y varias herramientas de combate, junto con varios maniquíes de metal que portaban armaduras hechas de metal y cuero.

Este sitio había sido un campo de entrenamiento militar Hyliano por lo que pude observar.

Cuando iba a la mitad del camino, supe que no estaba sola, lo que podría decirse como el jefe que va a la mitad de las mazmorras apareció repentinamente, caminando y saliendo de una de las celdas metálicas con una enorme bola de metal y cadenas.

El mangual.

-Lo siento mucho, nene – sonreí ampliamente – Pero esa arma la necesito, así que tendrás que morir, o lo que sea que pase cuando no existas – dije al mismo tiempo en que Volvagia nació de mi brazo izquierdo y dio varias vueltas a mi alrededor, su llama era más potente que otras ocasiones, de hecho, desde que habíamos derrotado a su esqueleto en el circo del espejo, noté a mi dragón más fuerte y poderoso que nunca.

Así que emprendí una serie de movimientos, guiando a mi dragón hasta enroscar al ser que ni siquiera tuvo la oportunidad de usar el ítem que era de mi compañero.

El dragón lo sujetó con la cola y lo estampó contra el techo, el suelo y la pared, en ese orden y en repetidas ocasiones, hasta que el ser vio su fin rápidamente.

ATLOZ FANFIC. La viajera de otro mundo III. La princesa del crepúsculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora