Capitulo 19.

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Buscamos en la sala aquel artefacto que tanto había hablado hasta encontrarlo, fue hallado por Link entre una pila de armamento ya viejo, que sólo era una basta colección de dagas de diferentes formas y tamaños, todas de origen Gerudo.

-Poner un tesoro de este calibre en un almacén de armas no es algo que se vea todos los días – susurró algo sorprendido Link tomando el artefacto arcaico entre sus manos.

-Poner a semejante Banshee de origen demoníaco en un almacén de armas es algo ilógico – hice un puchero, quejándome de todas las malditas mujeres que alguna vez conocí.

-Oh, vamos, pudo haber sido peor – intentó animarme, caminó hacia mí en ese sitio oscuro.

-Claro, claro – rodé los ojos – de una vez tráiganme a Ganondorf.

De pronto ambos oímos una risita malévola, proveniente de la misma sala.

-¡¿Esa cosa no se murió?! – chistó Midna a lo que Link y yo respondimos al unísono.

-¡No puedes matar algo que ya está muerto! – chillamos al unísono.

Link fue más rápido que mis pensamientos, tomando mi cintura y mis piernas con ambas manos, levantándome del suelo y haciendo aparecer debajo de sus pies el aerodisco.

-¡Sujétate! – ordenó para luego hacernos salir de aquella sala tenebrosa, esquivando un sablazo del fantasma de una manera en la que, por los pelos, casi me parte a la mitad.

El aerodisco se pegó en la pared en una especie de rieles en los cuales no tuve tiempo ni visibilidad posible para poder apreciarlos, pero seguían funcionando, por suerte.

Al poco tiempo, Link me trajo a otra habitación, luego de subir varios pisos hacia arriba en aquellos mismos rieles.

-Las cosas están cambiando de curso – me tambaleé contra su pecho – se suponía que teníamos que subir más pisos por otra parte.

-No le veas lo malo a la oportunidad de acortar el recorrido, un insecto más y creo que voy a vomitar – se quejó Midna en la sombra de Link – además, entre más cerca del espejo, más segura me sentiré.

Asentí cerrando los ojos, me aterraban las alturas, todo aquello volvía como pequeños retazos, todas y cada una de las veces que ya había recordado y que mi mente pasaba como si fuera película, todas y cada una de las veces en que realicé un salto de Fe hacia la muerte segura, ésta no era una excepción.

Pronto llegamos hasta una habitación, abrí los ojos una vez que Link me posó en el suelo con cuidado, ahí, donde el centro se encontraba lleno de arena, circular, llena de rocas y varios escombros de lo que alguna vez fue...

¡¿El hogar de Volvagia?!

¡Sus restos seguían ahí!

El templo de fuego de la ciudad Goron tomó parte de mi memoria, mi brazo izquierdo empezó a doler en forma de punzadas que realmente no entendí razón alguna para que doliera como lo hacía.

La poca luz que mi cuerpo poseía, la que Dark no había tocado para poderme mantener en pie, se desvanecía y caí de rodillas al suelo.

-Z-zant – me quejé – Está en la tumba de mi dragón... - esas palabras nacieron de mi boca como si realmente entendiera lo que sucedía.

Fue cuando me di cuenta que Volvagia nunca murió, se transformó y se hizo uno con el espíritu de Din, quien me lo otorgó como un regalo, sin embargo, su esencia palpitaba con fuerza en mi corazón y se movía con fuerza hacia mis manos, intentando salir a matar a quien profanaría su tumba pronto.

ATLOZ FANFIC. La viajera de otro mundo III. La princesa del crepúsculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora