Capitulo 13.

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Tragué saliva y parpadeé un par de veces.

-¡Huye! – grité a mi compañero, quien al igual que yo, dio una voltereta hacia atrás para esquivar a la gran rana que cayó despavorida al suelo.

Me dieron toda clase de escalofríos cuando la vi sacarse los huevecillos que traía en su parte trasera, aquellos huevos eclosionaron y los renacuajos se movieron por el agua, por toda la sala.

Link lo miró petrificado al igual que yo, pero fue en ese momento en el que grité.

-¡Golpea su parte trasera! ¡Sacará su lengua, ese es su punto débil!

Mi compañero entrecerró los ojos en mi dirección como si no pudiese creerlo.

-¡No jodas!

-¡Sólo hazlo! – ordené deshaciéndome de varios renacuajos que realmente me provocaban más asco que miedo.

Y así fue, el hombre que era mi compañero consiguió darle no una, sino varias veces en la parte trasera de la rana que sólo se quejaba ante las estocadas sorpresivas de Link.

Corrí por toda la sala, mientras el filo de mi espada tocaba sin cesar aquellos renacuajos que simplemente molestaban a Link con su presencia, el enojo y la adrenalina me tomaron tan fuertemente que lo hice más rápido que de costumbre, impresionando a Midna y a mi compañero.

Entre salto y salto, la rana gigante regresó al techo, recordándome a un mini jefe de Termina, que se hallaba en el palacio de los Zoras.

Eran tan parecidos sus modos de ataque, que de mi alforja saqué mi arco apuntándole directamente a la cara a aquel ser enorme y viscoso.

No pasaron más de tres segundos, tres jodidos segundos donde le vi sacar la lengua, oh, jodida lengua que recibió la flecha más dolorosa de todas, clavándosela en el techo.

La rana soltó algo al suelo y el grito que se oyó a continuación fue desgarrador, lo disfruté.

O mejor dicho, Dark me había hecho disfrutarlo.

Debido al peso de la rana, aquella misma se dejó caer a su muerte y a la partidura de su mandíbula, pues, la flecha estaba tan dura e incrustada en el techo, que ninguna cosa podría sacarla.

Eso me lo hizo notar Dark, cuando la lentitud tomó parte de mí y guardé el arco de vuelta en mi alforja.

-Mel – oí de Link, quien se intentó acercar a mí, pero el sonido de la rana muerta, interrumpió su camino.

-Cógelo – ordené – es tuyo, a partir de ahora, podremos estar subiendo y bajando con nuestros ganchos...

-Así que aún recuerdas tu segundo gancho – observó Dark una vez que lo saqué.

-Recuerdo que Link lo tiró en este mismo sitio hace más de cien años, cuando Ruto le dio el gancho con cadena todavía más grande y yo guardé este enojada, el gancho de Dampé, el que gané en un cementerio y se lo di a sabiendas de que a Navi le molestaría.

-Recuerdas todo ¿verdad?

-No todo... aún siguen algunas cosas borrosas.

-Entonces aún no recuerdas a las Gerudo

-¿Qué pasó con las Gerudo?

-Tú marca en el estómago y espalda baja, eso fue lo que pasó.

-Ah...

Yo sabía que Dark sabía que pasó algo más allá, pero por su tono de voz serio... no supe realmente si valía la pena preguntarle sobre el tema, por lo que me dediqué a usar los dos ganchos que ya tenía en las manos, uno, el que yo había hecho, en mi guante izquierdo y el otro, en mi mano derecha, el gancho lanzable de mi primer amor.

ATLOZ FANFIC. La viajera de otro mundo III. La princesa del crepúsculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora