-Eh... - me quejé, una vez que Link nos dejó caer del enorme animal en el que nos fuimos de lo que posiblemente habría sido nuestra perdición.
- ¿Te encuentras mejor? – preguntó preocupado, palpando mi rostro entre sus manos que muy posiblemente se hallarían lastimadas.
-Yo... eh... - volvía una y otra vez intentando recapitular lo que habíamos hecho hasta ahora, donde mis pensamientos rodaban en torno a muchas preguntas sin respuestas.
En resumen, mi vida se dividía en el resto de cosas que no cabían en importancia aquí y ahora, yo era la elegida de las Diosas para cuidar al hombre que me miraba con preocupación marcada en sus ojos, yo había despertado de mi letargo luego de más de cien años con memorias dormidas, había perdido a quien amaba sin haber podido luchar por él, despidiéndonos mediante una carta, además, Cia había dicho que realmente la verdad de las diosas que habían casi programado en mi cerebro era mentira, yo no era la reencarnación de la princesa Zelda, jamás debí querer tomar su lugar, por lo que tomar lo que me corresponde de mi mandato era lo ideal. Dark, por otro lado, era mi sombra, una especie de ser de tinieblas que me había traído a la vida luego de mi primera muerte en lo que se supuso la vida del héroe del futuro, donde la ocarina del tiempo era la llave para nuestra salvación y destrucción misma.
Todo lo que conocía de mí misma los pasados 7 años de mi existencia, era mentira, yo no era una mujer hija del alcalde Bono, ni hermana mayor de la princesa de Ordon, Ilia. Yo era una forastera en un mundo que ni siquiera era el mío, yo no tenía las orejas que tenía Link, ni mucho menos su valor. Yo era una muchacha huérfana de mi mundo real, del mundo del que provengo, una muchacha que sabía la historia de Hyrule al derecho y al revés, de una manera en la que a las Diosas les convenía, por eso me habían traído aquí.
Supe además que toda esta información había sido traída a mi cerebro de alguna manera luego de casi enfrentar la muerte por segunda vez en el altar al espíritu de Lanayru, cuando mi compañero de armas casi me hacía ahogarme entre las aguas sagradas del espíritu. ¿Mi mente se hallaba todavía intentando procesar toda esa información? Sabía que tenía cierta aberración por el fuego y sus derivados, porque había perdido a mis verdaderos padres en un incendio, llevo repitiéndomelo a mi misma en toda la aventura como si fuera un recordatorio de algo sumamente importante y sin sentido, habían pasado casi cien años luego de aquello.
Lo sabía.
¿Por qué estaba tan presente aquella anécdota justo ahora? ¿Por qué es que puedo manejar el fuego de Din con tanta facilidad?
Precisamente porque soy el suspiro, elegida por la mismísima Diosa del fuego y la ira. Dándome el espíritu del dragón Volvagia en las manos.
Yo soy Mel y tengo que reaccionar ahora.
Me di una cachetada mental tras otra de tantas maneras posibles que casi oí la risa de Dark cerca de mis tímpanos.
El maldito, si, esa sombra de la cual soy ancla sin elección, me había enseñado recientemente a cómo abrir portales y me otorgó recuerdos de mí misma y de peleas intensas, por lo que gracias a él y su cuidado extravagante y jodidamente extraño en comparación con el de Link, pude librar batallas en el poco tiempo en el que estuve de pie, antes de llegar al templo de fuego y terminar en cama con una herida en el estómago.
Si, yo tenía marcas, cicatrices en tres partes de mi cuerpo... en el estómago, debido a la lanza del Bulblin que casi se lleva a Iván raptado, otra en la espalda baja que, según mis recuerdos, la tomé en una pelea contra Gerudos, mujeres que existieron hacía demasiado tiempo, que raptaban hylianos, les violaban, les quitaban su intimidad por la fuerza y luego los mataban a sangre fría, y finalmente una pequeña marca en mi tobillo izquierdo, me lo causó una medusa dentro del estómago de Lord Jabú Jabú, el espíritu protector de los Zora de la época del héroe del tiempo.
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ATLOZ FANFIC. La viajera de otro mundo III. La princesa del crepúsculo.
FanfictionDime, ¿Alguna vez has sentido un extraño sentimiento de tristeza cuando el sol se pone? Dicen que es el único momento en el que los mundos se conectan... El único momento en donde se sienten los lamentos de aquellos seres que dejaron nuestro mundo...