Capitulo 14.

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El sitio era tanto acogedor como limpio y fresco.

Me hallaba sentada en una especie de grava y alrededor de mí, se encontraban un montón de lirios blancos.

El sonido era misteriosamente opacado por un instrumento que mis oídos reconocieron inmediatamente, era dulce y bajo, como una pequeña nana a los árboles.

-Link – mi aliento se esfumó cuando le vi, sentado de espaldas a mí, encima de un tronco.

-Mel – se levantó – ¿No se supone que debes seguirme a todos los lados a los que voy? – preguntó un tanto seco y pícaro al mismo tiempo.

-Link yo...

-Te había dicho que siguieras con tu vida – sonó un tanto enfadado.

-Déjame tan si... Auch! – exclamé sin poderme mover, miré mi estómago y me palpé, me dolía, la sensación era punzante, luego observé con detenimiento mi palma, en efecto, mi herida había sido abierta.

Link, el Link del que yo me había enamorado, dio media vuelta y me observó, echada en la grava, respirando con normalidad mientras Dark hacía de las suyas con mis heridas, cerrándolas, fue cuando tomé una pequeña daga que yacía incrustada en mi pecho, la tomé del mango y me la saqué como si el dolor no fuera mi aliado.

El sonido y mi acción hicieron que Link diera un par de pasos hacia atrás.

-Esa no me la esperaba – sonó un tanto disgustado – Así que Dark sigue contigo- observó una vez que estuve de pie frente a él y guardé aquella daga en mi bota izquierda.

-Así es, él me ayuda a no morir – soné incrédula – De no ser por él, yo no estaría aquí ahora.

-Entiendo – su voz se quebró un poco - ¿Fue así también en el castillo de Ganondorf hace cien años? – preguntó mirando a mi sombra - ¿También te salvó él de la muerte?

Asentí con desconfianza.

-Creí habértelo dicho hace mucho.

-No lo hiciste

-No te pongas como nena – solté – Te amo, pero hay cosas más fuertes e inevitables que nosotros dos discutiendo, por favor, para.

-Así que ya has decidido cuidar de mi reencarnación.

Sonreí lastimada.

-Yo siempre te protegeré – sostuve su mirada sonrojada – No importa si piensas que soy una molestia, yo, Mel, el suspiro de las Diosas, protegeré al caballero de la Diosa Hylia hasta que mi tiempo en Hyrule acabe.

-Espera... ¿Tu tiempo acabará? ¿Diosa Hylia?

Volví a sonreír.

-No es algo que deba preocuparte precisamente a ti – intenté sonar gentil y le mostré una amplia sonrisa

-Entonces... - caminó hacia mí y tomó ambas de mis manos – Debemos darnos prisa.

-¿Por qué? ¿Debemos?

-Tu Link ha ido a ver a la princesa Zelda, ella ha "perecido" y ahora vienen en busca de la espada maestra.

-¿Cómo es que sabes tanto?

-Nayru te lo dijo mientras estabas inconsciente

-Espera...

Aquel hombre sonrió, su vestimenta se volvió negra, sus cabellos fueron albinos, su piel se volvió tersa y pálida y finalmente sus ojos tomaron un rojo carmesí intenso.

ATLOZ FANFIC. La viajera de otro mundo III. La princesa del crepúsculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora