Capitulo 27.

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Al entrar a la dichosa tienda, Ucayaya nos invitó a comprarle para comenzar con reparaciones de su hogar. Realmente mi cabeza se quedó varada entre la capacidad de un medio pájaro para conseguir dinero y la capacidad de un medio pájaro en reconstruir una ciudad entera.

Luego de un intercambio de palabras que no me interesó, Ucacaya se unió a nuestro grupo por última vez.

Salimos de nuevo no sin antes comprar algunas provisiones, en este caso flechas, demasiadas.

-Ya que estamos en éstas, ¿Qué hacemos ahora, Mel? – Link se cruzó de brazos a un lado mío.

-Sí que te he malcriado – murmuré haciendo una mueca – Creo que será mejor irnos al centro de Celestia, donde fue el antiguo mercado. Hay 4 salidas al entrar, aunque originalmente había dos...

-No te vayas por las ramas – Link levantó una ceja – por favor.

-Bueno, vale, sólo sígueme – Saqué el arco de Romani y apunté hacia arriba de la puerta, la flecha salió disparada con suma rapidez para luego asestar el golpe en un diamante que se encontraba ahí para evitar que cualquier cosa que estuviera adentro jamás saliera.

Link me miró estupefacto.

-¿Cómo le hiciste para tener esa puntería? – Link sonaba casi asustado.

Le miré por 3 fracciones de segundo.

-Algún día te presentaré a mi maestra, ella tira más lejos que yo – adulé a Impa, era verdad, incluso en movimiento, la que fue mi maestra podría asestar cualquier golpe.

-¿En serio?

-Creo que, en esta vida... no – me reí para luego proseguir con la aventura.

Me miró con preocupación marcada en su rostro, supe de inmediato que mi expresión estuvo ida por varios segundos al terminar de hablarle, pero, algo dentro de mí se apagaba, poco a poco, con todas las revelaciones y las memorias encontradas, mi vida daba giros de 180° cada vez que a las Diosas se les antojaba jugar conmigo, tratos y más tratos, ahogándome dentro de un plato hondo, donde ellas tenían el completo control de mi persona y las decisiones que estaba por tomar.

Caminamos en silencio hacia el interior del templo. Pasamos la primera barrera que seguramente la gente que nunca había hecho estas cosas antes, y seguramente nadie lo haría, caería al vacío y moriría incluso antes de llegar al suelo.

Fue entonces que empecé a darle órdenes a Link, que fuera de aquí para allá mientras yo lo esperaba sentada, en medio de lo que alguna vez fue Neburia.

Supe que poco a poco, incluso, tomaba un mejor papel de guía, con mis direcciones, pronto Link encontró la zarpa que le faltaba. La tranquilidad reinaba, a pesar de que cuando le dije que debía subir para volver a bajar, me mirara con cierta duda en sus expresiones.

Estuve bastante tiempo sentada sin hacer nada, no quería ver por mis propios ojos en lo que todo terminó por ser destruido. Sólo las dudas asaltaban mi mente de vez en cuando.

¿Por qué demonios había un dragón encerrado en esta mazmorra?

¿Por qué había cambiado tanto? ¿Qué fue lo que lo destruyó?

El tiempo y las horas pasaban mientras meditaba todo lo que me había pasado hasta ahora, dejando de lado un poco el templo en sí y todo lo que tenía que ver con el pasado de un Hyrule destruido, desde el incidente de mis padres, el entrenamiento con Impa, la parte de que dejé de mí en Termina y la parte que acababa de dejar de mí en el templo del Tiempo.

Me quedaba claro una cosa, para las diosas sólo era un peón, como pensé antes, para Dark, soy un ancla molesta y un estorbo para Midna.

Para Cia soy quien cambió el destino y quien lo manipula a su antojo, pero yo pregunté en voz alta al mundo:

ATLOZ FANFIC. La viajera de otro mundo III. La princesa del crepúsculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora