Capitulo 7

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*Paulina


Hoy es un día especial, una nueva etapa, nuevo renacer, nuevo amanecer, otro año mas de vida; así es, mis 18 años de edad. Mis padres como de costumbre solo esperan a que baje de mi habitación y felicitarme. Parece cursi pero me gustaría que me levantaran y me tuvieran preparado un delicioso pastel. Pero ellos son tan formal, y cuando digo formal no es exageración.

La noche de ayer me puse de acuerdo de ir a pasear con Camila. Quizás vayamos a andar en coches o pasear por bote.

Pero lo primero que se ha cruzado en la mente ha sido el sacerdote Antony. Me alisto rápido y visto un vestido celeste, me recojo el cabello y dejo algunas hebras sueltas. Me ubico mis guantes y salgo para la parroquia que justamente sus campanas estan sonando.

Mi madre a murmurado a sus amistades que Dios me ha convertido, que ahora me gusta ir mucho a la iglesia y sueña que sea de Dios por medio de una orden – religiosa. Pero soy ahora suficiente mayor para decidir que quiero para mí. Asi que no se siga haciendo ilusiones por que la decepción será grande, no me veo como una religiosa.

El padre Antony se encuentra sentado en la primera banca quien sabe leyendo, pero por la forma y grosor es la biblia – obvio.

Me acerco disimuladamente hacia la imagen de nuestra señora de la asunción. Cierro mis ojos en señal de oración, pero escucho un murmuro se esa risa silenciosa pero posible de escuchar. Aprieto mis labios para que mi risa no sea descubierta. Saco unas monedas y las deposito. Volteo en modo camino pero choco, su cuerpo está pegado al mío, el rápidamente se aparta a como yo hago lo mismo.

-        Pero a quien tenemos aquí – frunzo el ceño, no sé, pero suena algo grosero eso – la cumpleañera en vivo – sonrío ruborizándome.

Tal parece que se a acordado de mi cumpleaño lo cual me llena de entusiasmo y que no se le ha olvidado.

-        Vine a agradecer este día – mitad de lo que digo es cierto.

-        Me gusta que seas muy agradecida – quiero entender el buen sentido, pero el corazón me dice (le gustas)

-        ¿Cómo está usted?

-        Ahora bien, me alegra tu presencia.

-        La presencia de usted es mi alegría sin duda – aseguro ¿lo dije en voz alta?

-        Me alegro – se retira ¿dije algo malo?

-        ¿Ya se va?

-        Espera.

Me detengo, lo veo abrir una puerta y entrar. Esta vez veo con exactitud la fachada de la parroquia es muy bonita, posee tres naves.

Ya han pasado como cinco minutos, observo la banca y me siento. Pero siento su aroma varonil y volteo hacia él.

-        Es algo sencillo pero lleno de cariño – y me gustaría que amor.

-        ¿A qué se refiere?

Sus manos estan hacia atrás.

-        Feliz cumpleaño.

Me extiende su mano derecha abriendo su puño y  mostrando una collar, el dije es un... ¿corazón? Mi órgano que es llamado corazón, se acelera, se llena de adrenalina ya no entiendo, levanto la vista y siento mis mejillas ardientes.

Me lo entrega abriendo mis manos, con delicadez deja caer el collar. Observo el collar, me indica que lo abra. No entiendo bien, quizás esta sorpresa me ha dejado algo...estúpida.

Me abre el corazón, y dentro de ella  esta una imagen del sagrado corazón de María. Ahora entiendo todo, vuelvo a cerrar el corazón y todo cobra sentido. Es el corazón inmaculado de María.

-        Esto es hermoso – sin pensar me lanzo a él, apenas le llego a la barbilla, por lo tanto le cubro más el pecho depositando mi cabeza.

-        Me siento satisfecho de que te haya gustado este obsequio.

Cierro mis ojos y no quiero que esto termine, me siento llena, algo que nunca había sentido antes. Es como si todo lo que quiero esta con Antony.

Transcurre la misa, pero la mayor parte paso observando mi obsequio. A partir de ahora este collar nunca se apartara de mi cuello.

Mi destino y mi felicidad estan guardados contigo como este corazón.








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Sumisión del Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora