Capitulo 21

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*Antony.


Hoy inicia el sexto mes en este seminario, parece ilógico pero el tiempo ha pasado muy rápido. La confesión fue muy abrupta, no me imagine cuan pesado se sentiría el ambiente.

Flashback.

- Buenas tarde, pase – me dice el cardenal.

Tomo asiento, el lugar es pequeño las paredes azules con franjas amarillas. No hay ventanas.

- Ave María Purísima...

- Sin pecado concebida.

- Dígame.

Y es cuando empiezo a sudar frio.

El inicio es solamente el comienzo del principio....

Paulina dándome un golpe en el tobillo provocado por una piedra....

Mi mirada cae en sus ojos miel....

Mi mirada cae en sus labios...

Mi mirada cae en su cuello...

Mi mente sueña en Paulina...

Mi corazón empieza a amarla...

Mi ser la necesita...

Mis labios piden los de ella...

Mis manos tocan su rostro...

Nuestros labios se unen en una sola alma...

Nuestros suspiros se penetran más en nuestro ser...

Ella y yo nos amamos...

Abro los ojos y escucho una inhalación profunda, me doy cuenta que estoy llorando. El cardenal empieza a hablar.

- Tu estas en medio de dos cosas – eso ya lo sé – mantén los ojos cerrados – lo hago – respira tres veces – respiro tres veces.

Guarda silencio...

- ¿Qué es lo primero que se te vino a la mente? – dice el cardenal.

Paulina...

- Ella – confieso – vuelve a suspirar y dice.

- Antony Luis Alves tu estas en el camino de esa chica, estás enamorado.

¿Qué se supone que deba decir?

- Toma tus retiros, pero no debes confesar, consagrar, ni nada a lo de un sacerdote, en estos momentos tú no eres nada, prepárate como si apenas estan empezando tu camino hacia el sacerdocio. Reza mucho para que esa chica se vaya de tu mente, vive en constante oración.

- Eso hare.

- Pero debes volver dentro de cinco meses, volverás a esta misma confesión. Mucha bendición hijo mio.

Me absuelve de mis pecados y me retiro.

Fin del flashback.

En este mes cumplo los cinco meses que el cardenal me dio. Me dio el viernes de la próxima semana.

- Hola – me saluda David.

- Hola- digo sin ánimos.

- Aun no la has olvidado, ¿no es así? – sube una ceja.

- Ni un solo minuto – llevo mis manos a mi cara, me siento frustrado.

- Que mal plan todo esto.

- ¿Por qué no la puedo olvidar?

- La amas, si amas no puedes olvidar.

- Debería ser ilegal extrañarla tanto.

- ¿Qué piensas hacer?

- Volver a nacer – me queda viendo y luego empezamos a reír unísonos.

Llevo meses perdido en una mirada, ahogado en una sonrisa y enloquecido por unos labios que quisiera besar.

Entro a ducharme, en eso pasa por mi mente el primer día que dije que quería ser sacerdote. Fue un momento tan seguro que nunca imagine que esto me iba a llegar a pasar.

Una joven de 18 años tuvo más poder que 10 años de preparación vocacional.

Salgo del baño y busco lo necesario, tono que tengo algo de panza saliendo. Es común que los sacerdotes tengan panza, pero yo no me siento bien, quiero verme bien.

Te quieres ver bien por Paulina – habla mi conciencia.

Claro que no...

Salgo rápidamente a almorzar, David, quien se ha convertido en un buen amigo me reserva mi asiento.

Puré de papa, pollo al vino, arroz con maíz, bebida de mango.

Nos paramos a hacer la oración, en cuanto cierro los ojos....ella, ella está aquí. Doy un paso hacia atrás y siento una mano detenerme.

- ¿Estás bien? – dice confundido David. Abro mis ojos y tal parece que no se dieron cuenta los demás.

Agradezco que haya sido mi amigo.

- Si – miento.

Nos sentamos y tomamos los respectivos cubiertos. Este momento me recuerda al cumpleaño de ella. Estaba tomando el tenedor, prensando la carne para luego llevársela a la boca, era tan tierna, tan agradable lo que hacía.

Una vaga sonrisa se me escapa.

Soledad es estar rodeado de gente y que me faltes tú.


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voten+comenten....    una breve imagen de como fue esa confesion tan nerviosa ah!!!!... y una sensual sonrisa, de esas que salen cuando recuerdas ( cosas lindas) 

Antony Alves+Paulina montenegro 


Sumisión del Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora