Capitulo 24

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*Paulina.


Entro rápidamente en la habitación de mis padres, mi padre esta sentado con unos documentos. Mi madre tejiendo.

- ¿Ustedes me encontraron dormida justamente hace un mes en la iglesia santa Paulina? – digo abruptamente.

Ambos se ven, pero mamá no me pone mucho caso y continúa en su tarea.

- Te estábamos buscando y nos imaginamos que estarías metida en esa catedral – responde mi padre.

- ¿Estaba dormida?

- Completamente, ahora sé que eres sonámbula, caminaste dormida hasta el taxi, te lleve a tu cuarto y solo susurraste unas palabras extrañas y volviste a quedarte dormida.

Recuerdo amanecer en mi cama.

- ¿Por qué la pregunta? – se levanta y se acerca con extrañeza mi padre.

- Locuras.

Le doy un beso en la mejilla y salgo. Entro a mi habitación, y saco mi diario.

He escuchado que para el amor

No hay edad.

Tu alma de niño se encuentra

Encerrado en un cuerpo desgastado

Pero te aseguro mi vida, que eres

Más joven que yo.

Entro en un salón oscuro, no logro ver absolutamente nada, siento la presencia de alguien, es cuando mi corazón se acelera al respirar ese aroma que tanto me gusta. Volteo y su rostro está iluminado, él está iluminado. Luego un fuerte viento azota mi rostro, veo a Antony alejarse, pero no es el, soy yo quien me estoy alejando. Su mano se extiende hacia mí, pero toda torna oscura de nuevo, ya no lo veo.

Me levanto sudando, tomo el rosario y lo aprieto fuerte. Mi pecho sube y baja constantemente, Antony...

Como es ahora mi costumbre, me levanto muy temprano para ir al convento. Yarisel me sonríe en cuanto me ve, es una chica agradable.

- Estas muy bonita hoy.

- Gracias, tu igual, bueno eres preciosa – sonreímos.

- Esta mañana hablaran de santa Paulina, tu santa – dice Yarisel.

Y eso me recuerda ese raro sueño.

- Buenos días jóvenes – entra la monja mas joven.

Detrás esta la mayor, cuando me ve me señala que la siga.

- Saldré un momento – me despido de Yarisel.

Sigo a la monja, entramos al salón donde esta a la imagen de ese sacerdote, el de mis sueños. Vuelvo a ver el retrato, es tan raro todo.

- Es un mensaje de este sacerdote, él amaba mucho a los jóvenes, cuando era jovencita, así como tú, el me enamoro para que viniera a este convento, me gustaba venir a escuchar biografías, luego me quede como novicia.

- No entiendo que...

- Es una señal, aun estando en la presencia de Dios, continua intuyendo a jovencitas para que entren a la vocación religiosa.

- Me gusta mucho estar aquí.

- ¿Te gustaría tomar esta orden? – se acerca tomándome del hombro.

Sumisión del Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora