Capitulo 17

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*Paulina.


El tiempo no es para nada tu amigo, han pasado tres semanas y el dolor se mantiene vivo- ¿Quién fue ese que dijo que el tiempo cura todo?, si fue posible en el- felicidades, porque en mi no. Tal parece que fue hace una hora que nos dijimos adiós. Te extraño demasiado.

Cuando empecé la primera semana, luego del amargo día perdí el apetito. Mis padres piensan que estoy enferma, han llamado a muchos médicos y ninguno da una verdadera razón de mi situación. Asi que decidieron viajar pero esta vez llevarme, iremos a Francia, según tiene unos asuntos que resolver en la embajada de allá y prefirieron llevarme y no dejarme sola.

Esta mañana vi a Manuel, sus ojos no me gustaron, fue de - te amo o te odio – no entendí. No caeré en la mala situación de pensar que su venida fue para cerrar la herida que me dejo para volver a vivir. No quiero saber más nada de él, mi camino de estar a su lado se terminó cuando el decidió irse. Mi vida debe de ser estar abandonada en el amor y estaré dispuesta a aceptarla.

- ¿Estas lista? – pregunta mi padre.

- Eso creo – finjo una sonrisa, aunque por dentro quiera llorar.

Llevo mis cosas al girador de maleteros, doy mi información, toda la documentación y espero. Mis padres estan queriéndose, algo que adoro de ellos es que se aman, aunque me pregunto si soy una hija deseada para ellos, especialmente para mi madre, su comportamiento hacia conmigo es duro. Me gusta ver esas madres que llegan a dejar a sus hijos al colegio, mi madre nunca fue de llevar o irme a traer, ni siquiera iba a los festivales escolares. Decía que una señora como ella no podía andar en eso. Mis amigos pensaban que hasta no tenía madre ni padre, mi padre por su trabajo tampoco se presentaba. Me críe sola y tal parece que hasta en el amor estaré sola.

El avión despega, me gusta viajar aunque solo hayan sido tres veces en mi vida. Pero sentir la tranquilidad, ver las nubes y fantasear estar saltando en ellas tal como lo hacía Peter Pan. Por suerte en mi boleto fui designada a ir en la ventanilla, mis padres van en otro siento, yo viajo sola por esta sección. Cuando la aeromoza avisa desabrocharnos los cinturones una nostalgia entra, el lejos de mí y yo aún mas lejos. Bajamos y esperamos a que las maletas lleguen para recogerlas; mi madre está muy emocionada, nunca antes había venido a Francia, ni yo tampoco. Cuando le comente a Camila sobre esto brinco de alegría, esta vez no la acompañe, no tenía motivos de hacerlo.

Como hombre importante mi padre el coronel de Francia ha mandado con coche por nosotros y el hospedaje mas lujoso de Paris. Sonrio a algunos chicos que se muestran atentos conmigo, pero han de saber que cuando una persona te interesan los demás sobran.

Mi habitación decidí separarla de ellos, no quiero que estén pendientes de lo que hago. Quizás es la costumbre que nunca estan conmigo, su presencia ya no me importa. Su habitación es la 56 y la mía 59, a pesar de todo estamos frente a frente. Llevo mis maletas a mi cuarto, deposito la de mano en la cama y abro mi diario.

Aún recuerdo cuando me derretías con tu trato, y me hacías vibrar la piel y el esqueleto.

No sé, lo que es el amor/ soy muy joven para saberlo/ pero te aseguro que esto que/ siento es demasiado, es mas/ fuerte que yo, no lo puedo/ contener ya.

Te conocí como a cualquiera, sin buscar nada, y terminé queriéndote como a nadie, encontrándolo todo.

Vienes y eliminas mi soledad.

Verte a mi lado era mi necesidad.

Eres mi locura, me atas a tu cuerpo y no me dejas ir. Te has vuelto mi fuerza y mi talismán. Entre cada célula vives tú. Te has vuelto mi espada tras cada batalla.

Cuando me doy cuenta de lo tardísimo que es, cierro mi diario y abro las ventanas. Me doy cuenta del bello paisaje que presencio, es una ciudad muy iluminada, nada que ver con Roma, cuando llegan las una de la mañana, es un silencio rotundo y misterioso. Pero acá no, todo es diferente. Una suave brisa entra por mi cabello, algunos quedándose en mi rostro, es tan suave y fresco, que solo ha de recordarme una persona.

Me pregunto si tú también pensaras en mí, si ya habrás leído mi carta o simplemente decidiste omitirla y votarla.

Es tan corto el amor y es tan largo el olvido... —Pablo Neruda.



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Sumisión del Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora