Capitulo 9

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*Paulina


Estamos a mediados de año, el tiempo ha pasado tan rápido que da miedo el contar de las horas, pero de algo que me atemoriza... es de cuan amo a ese hombre.

Cada misa dominical, sus ojos brillan al ser alumbrados por los rayos de sol que entran en el alumbrar de arriba. Pero en el trascurso de las horas el sol baja haciendo que el pecado aumente, al posarse en sus labios. Sus labios son finos, rosados y cuan jugosos deben de ser. Pero mi Dios me has hecho humana, estos pensamiento no puedo detenerlo.

Cada noche que camino junto a él, ya que buco el pretexto de encontrármelo, se dónde desayuna, donde almuerza, donde la gusta caminar y a que hora. Me encanta ir a su lado sentir u aroma varonil, pero sobre todo que me entienda, cada vez que le hablo sabe que palabras decirme. Sus anécdotas son muy interesantes, a él le da gracias las mías, no me importa que se burle de mí, con tal de verle sonreír me basta y me sobra.

A veces pienso que Dios ya hizo a las personas que tendrán una bella sonrisa y, que son esa sonrisa alegrar a los rostros miserables.

Su sonrisa alumbra mi apagar. Su sonrisa ilumina mi oscuridad, su sonrisa despierta mi fantasía y cree que habrá una realidad que amare.

Somos como el día y la noche, siempre cerca y nunca juntos...

Entro a los exámenes de mediado año, este día me ha tocado el examen donde el cuidara mi salón. No es el examen si no su presencia que me ha puesto nerviosa.

Saco mis útiles, los ubico en el pupitre y espero para devorar ese examen. Pero mis adentros empiezan a acelerarse cuando lo veo aparecer. Viene con esa sonrisa que nunca me cansare de verla, una sonrisilla tonta me sale, y la borro de inmediato cuando me toca el hombro por detrás. Cierro mis ojos y trato de no suspirar.

- Padre – digo emocionada.

- Jovencita, ¿lista?

- Yo siempre lo estoy – me halago.

- Bien, bien.

Se va donde otra alumna, ella siempre le desprecia, le dice cosas hirientes pero no he de entender. Tal parece que no le molesta y se lo toma como gracias, quisiera ser como esa chica, tan valiente en lo que dice sin importar, pero otro lado mío dice que si le hago eso se decepcionará.

Empiezo a leer las preguntas, todas me las sé. Relleno con rapidez, mi amiga Camila me dice que si necesito ayuda, pero ya he terminado. Mi amiga es muy inteligente que a veces dudo que sea humana.

Todos empiezan a entregar sus exámenes, pero estoy dudando de entregar el mío. ¿Si hay una pregunta mala y se decepciona?

Quisiera dejar de ser así y dejar de importarme las personas. Pero no puedo las críticas de los demás me rodean y no puedo evitar nada.

Cierro mi mochila y Camila se lleva mi examen, cuando me levanto mi cabeza choca con un cuerpo.

- Auch – me quejo.

- Ahora eso dolió mas para ti – me soba la cabeza.

Levanto mi vista rápidamente, en ese instante mi piel torna como la de las gallinas, tal es mi locura y afán que hasta siento que mi sudor con frio cae como chorro al suelo. Me siento las mejillas ardientes que sería capaz de ponerme hielo y con eso hacer vapor.

- Dios mío ¿esta enferma?

Por la cara de mi amiga Camila confirmo con lo que choque.

- Que descuidado que soy, perdóneme, perdóneme, perdóneme, per...

- Está bien – me para – está bien chica – se ríe con entusiasmo.

- Es que, qué pena, enserio, perdóneme.

Se va riendo, mientras va cruzando el pasillo aun veo su sonrisa, se despide con la mano y ya no lo veo.

- Eso fue vergonzoso – carcajea - ¿Qué sentiste?

- Choqué son su trasero ¿Cómo sucedió?

- Él estaba recogiendo el examen de Fernando, es obvio tú estabas atrás y como querías salir corriendo.

- Que pena. Mi rostro creo que hasta morado se puso.

- No, solo empezó en blanco, luego rosa hasta un rojo intenso.

Me tapo la cara. Me despido de Camila y entro a mi casa. El mayordomo toma mi mochila y entro a mi habitación. Me siento en el borde mi ventana a contemplar la parroquia.

Una lágrima recorre mi mejilla. Me la limpio rápidamente, es muy tonto.

Cada noche quisiera que Antony nunca hubiera ido al seminario y quedarse como hombre libre. Pero también él nunca hubiera venido a esta ciudad y posiblemente casado estuviera.

Mi padre entra.

- Mi amor – me abraza.

- Hola padre – lo abrazo con más fuerza.

Su trabajo hace que casi no lo vea.

- ¿Cómo te ha ido en el colegio?

- ¿Ahora te interesa?

- ¿Aún sigue resentida por la cena de cumpleaño?

- No me hacías caso, el sacerdote preguntaba de mí y ustedes me omitían. Sé que casi no pasas conmigo y se te ha olvidado mi edad pero ustedes son tan crueles...más mi madre.

- Bebé lamento lo de ese día.

- Que va – limpio las lágrimas que cayeron seguido, soy tan sensible.

- Toma mi niña, te traje esto.

Es una cajita, abro la tapa y es un ¿cuaderno? Lo saco y frunzo el ceño.

Mi padre ríe y luego lo abre.

- Es un diario, aquí las jovencitas como tu anotan lo malo y bueno de sus vidas, me imagine que a ti te gustaría hacer eso.

- Me encantaría, gracias – lo abrazo.

Mis padres son crueles debes en cuando conmigo, pero mi padre no es tanto como mi madre. Mi madre pasa todo el día conmigo- ¿un te quiero? Nunca se lo he escuchado.

Llega la hora de la cena, por esta noche no deseo alimentarme y empezar a escribir.

Tú ya tienes un futuro ya resuelto.

El otoño se llevara tu cabello.

Aun no escondes la panza bajo la sotana.

Es cierto que no eres un modelo. Pero tienes una belleza intelectual.

Me derrites con tu trato.

Eres casi el hombre perfecto, el que busque por tanto tiempo, el que me hace vibrar el cuerpo, eres justamente el que imagino en mis sueños.

Tienes porte de caballero.

Es tu amor lo único que quiero.

Todo un señor con privilegio.

Te gustan los niños.

Eres el ejemplo de marido.

Tienes un defecto.... No eres libre.

Cuando dejo el lápiz en la mesa me doy cuenta de todo lo que escrito. Una sonrisilla tonta me sale. Todos tienen que ver con Antony.

Pongo mi cajita musical de noche y cierro mis ojos para disponerme a dormir.

Eres esa tentación que nunca pude evitar, ese torbellino que me hipnotiza, me atrae y me enloquece.



Espero que les vaya gustando - no mejor -  ENCANTANDO


Sumisión del Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora