Ángel
Rusia es un lugar maravilloso. Aún no recuerdo porque después de tanto tiempo no había vuelto. Siempre me gustó estar aquí. Mis hijos intentan ocultar el asombro que sienten bajo una mueca de disgusto que no han quitado desde que supieron que vendríamos a vivir a Rusia.
Supongo que cuando se menciona Rusia lo primero que uno piensa es encontrarse con algo parecido al polo sur, cosa que cambia cuando te encuentras frente a la majestuosidad del paisaje y la arquitectura.
Aparco frente a la casa de mis padres y me detengo a observarla unos momentos. Nada, casi nada, ha cambiado en los años que llevo fuera.
Bajo del auto corriendo para abrir la puerta del copiloto y ayudar a Rebeca, que sostiene con delicadeza a Sophia, a bajar. Joshua y Mattew se mantienen en silencio mientras caminamos como una familia rumbo a la puerta principal.
Después de unos segundos la puerta se abre dejando ver a una mujer de cabello gris y ojos de un azul cálido. Mi madre se abalanza sobre mí.
Me reprocha al mismo tiempo que dice cuanto me ha extrañado. Dirige la vista a mi familia y comienza a repartir abrazos, saltándose a Rebeca deliberadamente a pesar de dar un delicado beso sobre la frente de mi hija.
Cuando entramos a la casa mis sobrinos, que dejan sus móviles al instante, me miran con asombro y algo de desconfianza, la clara prueba de que jamás me habían visto fuera de una fotografía o eran demasiado pequeños para recordarme.
—¡Bebé!— Mi hermana de abalanza sobre mí —¡Mira cuanto has crecido!
Observo a Mila con una sonrisa de lado. Para ser una mujer de cuarenta y cinco es hermosa. Su cabello naranja y las pecas en su pálida piel le dan un toque casi inocente que no tiene nada que ver con ella.
—Ángel —Luke, el mayor de los tres me da un asentimiento desde el sofá.
Le observo y noto que su cabello ha encanecido dándole al negro de su cabello un aire imponente. El aire de superioridad que suele tener el hermano mayor.
La hora de las presentaciones comienza e intento memorizar el nombre de todos mis sobrinos. Hago una nota mental para regalarle una televisión a Mila antes que se le ocurra tener un hijo más.
Luke finalmente me da un abrazo, que más bien son un par de palmadas en la espalda, y me presenta a su esposa, Dina, y cuatro hijos.
—La familia de verdad ha crecido— mis hijos comienzan a acercarse a sus primos y Rebeca, Dina y Mila intentan platicar.
La familia es grande y no tenía ni idea de la existencia de la mayoría de ellos.
—El viejo quería verte— mi hermano habla casualmente—. Pero tiene una misión y ya sabes como es.
La cena transcurre entre miradas asesinas de Mila a Rebeca, y viceversa su intento de actuar con respeto ha terminado tan pronto empezó.
—¿Cuánto te quedarás?— la mirada atenta de mis hermanos se concentra en mí. El único rasgo que compartimos es el tono azul en los ojos.
—Viviremos aquí— Mila me da una mirada que hace que la piel se me erice.
De los tres su carácter por mucho es el peor.
—¿Y la belleza americana de la que hablabas sin parar? ¿Te dejó?— Me encojo de hombros ante la mención de Lenna.
—No quiero hablar de ella— suelto con un volumen a penas adecuado para que ambos me escuchen.
—Tiene un trasero fabuloso— Luke habla haciéndome enojar—. Si te dejó podría ir y demostrarle de que estamos hechos los Ivashkov— en este instante tengo ganas de partirle la cara, su mujer parece divertida —Vi fotos suyas en internet y...
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Ecos de amor (#2 PeR)
ChickLitHistoria ganadora de Wattys 2016 en la categoría Lecturas Voraces La vida ha cambiado para Lenna, la vida de casada resulta ser más difícil de lo que creyó; aun así todo parece ir bien hasta que decide volver a la escuela de leyes en donde se encue...