CAPÍTULO # 2

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        ···UN AÑO DESPUÉS···

Dicen que: las personas con el tiempo cambian.

Yo no creía nada de eso, hasta que esos bastardos cambiaron por completo mi vida.

Esa noche quise morir.

No tenia sentido vivir en un mundo donde el odio gobernara siempre en mí.

Esa noche, no solo mi odio y desprecio a los hombres aumentó, si no también mi inseguridad, vulnerabilidad y sobre todo. Mi Temor.

Ellos me incitaron a cambiar, ya no soy aquella chica alegre y optimista de siempre, ahora soy fría y calculadora como debí ser lo desde un principio.

Por desgracia muchos se enteraron de aquel incidente.
¿Cómo lo hicieron?. No lo se, pero alguien lo divulgó.

–¡Riley!.–gritaron sacandome de mis pensamientos.

Levante lentamente la cabeza y logre ver a mi mejor amiga corriendo a gran velocidad.
Se lanzo sobre mi, pero logre moverme a un lado, provocando que cayera al piso.

–Duele.–se dio pequeños masajes en su frente.

–Hola Casie.–dije seria.

–Wow, ¿qué te hiciste?.–abrió los ojos con sorpresa.

–¿De qué hablas?.–frunci el ceño.

–Te alejas de todos más de un año y regresas completamente diferente.–me señalo de pies a cabeza y viceversa.

–Tenia que cambiar y lo sabes.–me puse de pie para comenzar a caminar.

–Si, pero no creí que hablarás de cambiar físicamente.–se rasco la nuca.

–Oh, ¿esto? Solo fue un pasatiempo.–me encogi de hombros.

Antes de que mi vida cambiara yo era... ¿cómo decirlo? No era ni flaca, ni gorda. Más bien era rellenita, aunque no en exageración, bueno solo... Ustedes me comprenderán.

Tenia que ocupar mi mente en algo para que los recuerdos no se apoderaran de mi cabeza. Así que entre a un gimnasio, tiempo después comencé a boxear un poco, luego ocupe mi cabeza de distintas maneras: Como tocando la guitarra, el piano, o bien hasta dibujando. (Aunque no funcionaba)

Ahora después de un año, pensando, planeando, lamentando, llorando, e infinidades de cosas.

Tengo que volver al instituto, mis padres nunca se enteraron de aquel incidente. Para ellos solo soy una típica chica de casi veinte años, pasando por momentos difíciles.

Nunca se han preocupado en verdad por mi estado de ánimo, bien podría suicidarme y ellos no se darían cuenta de ello hasta que mi cuerpo comenzará a descomponerse y el peste fuera lo suficiente insoportable para ellos.

–¿Estas segura de eso?.

–Si. ¿Por qué preguntas?.–dije en un susurro girandome para verla mejor.

–Riley. ¿Por qué observas así a cada chico que pasa?.

–Eh.

–Los miras con odio, como si en algún momento te fueras a lanzar sobre uno de ellos a matarlo.–una sonrisa ladeada apareció en mis labios.

ENFERMA DE VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora