CAPÍTULO # 26

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-Me dirás ¿a dónde vamos?.- Nathaniel llevaba horas conduciendo y no decía ni una sola palabra.

-Eres muy impaciente.

-No lo soy. Pero llevas horas conduciendo sin decir ni una palabra.-me miro de reojo.

-Iremos a mi casa.-dijo muy tranquilo.

-Genial sera divertí..... Espera ¿que? ¿Tu casa? Es broma ¿cierto?.- su sonrisa apareció.

-No es broma. Quiero que conozcas a mis padres.

-¿Ahora? Nath no estoy vestida de la mejor forma para conocer a tus padres. Mejor dejemos lo para otra ocasión.

-No puedo hacer eso. En este momento ellos deben estar preparando todo.- a lo lejos se veía una casa en la cual su única luz era parte de ella misma y gracias a la luna.

-¿Vives aquí?.- observe a Nath cuando estaciono el auto.

-Si. Debo advertirte algo....

-Dime.

-Mis padres son algo... Como decirlo... Imprudentes.-frunci el ceño.- no te vayas a asustar.- Sonreí, no tenia por que asustarme, mis padres eran aún más imprudentes.

Baje del auto con su ayuda y mire al rededor.

No había nada. Todo estaba totalmente vacío con algunos árboles a lo lejos. Y la luna estaba enorme y muy hermosa.

-¿Todo bien?.- Nath paso su brazo por mis hombros. Hacia frío y apenas lo notaba.

-¿Y si no les agrado?.- Nath se puso frente a mi.

-Te amarán. No te preocupes por eso. ¿vamos?.- extendió su mano hacia mi.

-Si, vamos.

Al entrar quede asombrada con la decoración interior. El color de la casa era un azul cielo realmente hermoso y los muebles quedaban a la perfección con el color de la casa, se lograba ver que la madre de Nathaniel había hecho un buen trabajo al elegir la decoración.

-Mamá, papá ya estamos aquí.-grito Nath.

Caminamos un poco más y subimos por unas escaleras amplias hasta llegar a una habitación que no era nada parecida a la habitación común de un chico de 19 años.

Permanecí en el marco de la puerta observando a Nath quien se sacaba la camiseta y dejaba a la vista su perfecto abdomen.

-Riley, pasa no te comeré... No si no lo deseas.- una sonrisa burlona apareció.

-¿Y tus padres?.-cambie el tema para que no notara mi nerviosismo.

-Deben estar abajo. Entra y toma asiento. La comida estará lista en un momento.-se coloco otra camiseta y me guiño el ojo.-vuelvo enseguida.- salio por la puerta Dejandome completamente sola.

Camine al rededor de su auto y observe todo a su paso, Encontrándome con una foto que nunca creí que existiera. La tome en mis manos y mire que no estuviera confundiéndolos.

-La comida esta..... Lista.- dijo Nath entrando a la habitación. De la sorpresa deje caer la foto (la que por suerte no se rompió)

-Aah, yo... Lo siento, no era mi intención.- tome la foto y la puse en su lugar.- Nathaniel.- hable después de un momento de silencio.

-¿Si?

-Desde cuándo...

-¿Nos conocemos?.- asenti.- desde niños. Eramos como hermanos.

-¿Y que sucedió?

-Discutimos por algo sin importancia.- tomo la foto y la guardo en un cajón.- vamos, mis padres mueren por conocerte.- sonrió pero, no como siempre lo hacia.

-Tu debes ser Riley, mucho gusto soy Brenda la madre de Nath.-beso mi mejilla y me abrazo.

-Mucho gusto señora.- le correspondi el abrazo.

-Este es Thom, su padre.- el señor un poco mas serio pero aun con la sonrisa me tomo de la mano.

-Mucho gusto hija.- sonrió aun mas.

-El gusto es mio señor.

-Bueno la cena esta lista. Vayamos al comedor.- dijo la madre de Nath mientras me tomaba de los hombros para guiarme.

-Y cuenten me, ¿hace cuanto se conocen?.- pregunto Thom.

-Hace un par de meses.- dijo rápidamente Nath.

-¿Y piensan casarse?.- dijo Brenda. A lo cual el pedazo de carne que había estado masticando paso rápidamente por mi garganta logrando que me ahogara un poco.

-Toma un poco de agua.- dijo Nath pasando me un vaso.

-Lo siento.- dije una vez bien.

-Mamá, no hagas ese tipo de preguntas.- la reprendió Nath.

-No te preocupes.- me adelante a decir.- me tomo por sorpresa su pregunta pero, aun estamos en la escuela por ello no eh pensado en casarme. Se que lo haré algún día, solo que no por el momento.

-Riley.

-Quizá en un futuro me agradaría aun mas la idea de casarme con su hijo.- mis mejillas se tornaban rojas por las palabras que había dicho.

-Me alegra escuchar eso. Me hace darme cuenta lo mucho que quieres a nuestro hijo.- dijo Brenda.

-No existe mejor regalo que saber que alguien más comparte el mismo amor que nosotros por nuestro Nathaniel.- hablo Thom.

Nath tomo mi mano por debajo de la mesa y le dio un pequeño apretón. Lo mire y me regalo su perfecta sonrisa.

Continuamos un momento mas comiendo y charlando acerca de que debería estudiar al salir del instituto, también el padre de Nath nos contó algunos relatos de él y mi padre cuando estaban en el instituto. Cuando un enorme estruendo provoco que fuera un pequeño brinco en mi lugar, y las luces se apagaron dejándonos a oscuras.

Después de eso y una fuerte tormenta se desprendió.

-Cielos. Fue tan de repente.- dijo la madre de Nath.- Nathaniel, con esta lluvia no lograrás llevar a Riley a su casa.

Abrí los ojos como platos.

¡¡¿QUE?!!

Nath apretó aun mas mi mano dándole la razón a su madre.

-Hay una habitación en la cual podrías quedarte.- dijo Brenda.- ¿tienes miedo a las tormentas?.- negué aunque no lograra verme.

-Si.- contestó Nath. Y a este ¿que le pasa?

-No. Yo estoy bien.- sentí la mirada de Nath. No lograba verlo pero, sabia que no me miraba nada bonito.

Él se había dado cuenta que si le temía a las tormentas.

Es muy estúpido, demostrar me fuerte cuando me asusto con estas pequeñeces y mas aun cuando tiemblo por ello.

-Nathaniel, lleva la arriba y prepararle todo.-ordeno su madre.

-Llamare a tu padre para hacerle saber este improvisto.-dijo Thom.

-Vamos, Riley.

-¿Eh? Ah, sí.- caminamos con cuidado y al llegar a la habitación mi cuerpo temblaba aún más.

-Puedo quedarme contigo.- dijo Nath.

-No, no te preocupes estoy bien.- lo sentí acercarse.

-¿Es por eso que Tiemblas?

-Yo...- no logre terminar ya que algo se había roto.

Nathaniel se puso frente a mi y estaba alerta mirando a todos lados.

-¿Quien esta ahí?.- pregunte con miedo en mi voz.

-No puede ser....- dijo antes de alejarse de mi.

ENFERMA DE VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora