CAPÍTULO # 16

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El estar dentro de un sueño tan pacífico es... Realmente genial, jamás creí que seria posible tener algo como esto.

Pero eso causa Nathaniel.

Hoy seria nuestro último día en Acapulco, así que debería disfrutarlo al máximo.
Estos últimos días fueron simplemente, perfectos. La mayoría del tiempo la pase a lado de Nath. Mis amigas al principio no lo lograban aceptar, y Casie menos.

Pero comprendió que seria el indicado y mas si logra darme esa calma que necesito y que no tuve desde hace un año.

-Si eres feliz, yo soy feliz Riley.-decía Casie, por enésima vez.

-Gracias, pero ya lo has dicho miles de veces.

-Lo siento, sigo sin creer que ese idio.. Digo, sigo sin creer que Nathaniel haya sido quien te ayudo a salir adelante.

Sonreí, yo tampoco podía asimilarlo aún.

-Solo, debes prometerme que si te lastima me dejaras golpearlo hasta el cansancio.- me gire a verla.

-Eso no sera necesario, te lo aseguro.- solté una fuerte carcajada.- Es más, si eso llegara a pasar, yo mismo iré a contigo a que destroces mi hermoso rostro del cual vivo.-rodee los ojos.

Cuando me gire, Nathaniel se encontraba en el marco de la puerta sonriendo por las palabras de mi mejor amiga.

-Si piensas que me retractare estas equivocado. Con permiso.- con la frente en alto salio de la habitación cerrando la puerta.

-Hola nena.- guiño un ojo.

-Hola, Nath. ¿No se supone que deberías estar haciendo las maletas?.

-Tu lo has dicho "se supone", pero eso puede esperar. Por que hoy pasare el resto del día en este hermoso lugar a lado de la persona que me vuelve loco.-se fue acercando y beso mi frente.

-¿Enserio?.- Sonreí por sus palabras.

-Si. ¿me acompañas a buscarla?.- mi sonrisa se borró y le planté un puñetazo en el hombro logrando que se tambaleará.

-Eres un maldito idiota.-detuvo mi mano antes de volver a estrellar mi puño contra él.

-Tranquila nena, no te pongas celosa que hay Nath para todas.-decía entre risas.

-Cierra la boca y ayudame para salir cuanto antes de aquí.

-Merezco un pago por adelantado ¿no crees?.- tiro de mi hasta quedar pegada a él.

-¿D..de qué estas... h..hablando?-mis mejillas se prendieron.

-Sabes perfectamente a que me refiero.- bajo sus ojos a mis labios, como reflejo los relami para terminar mordiendo mi labio inferior.

Sus pupilas se dilataron al ver como lo hacía.

»Vaya, vaya, hemos descubierto su punto débil

Interesante.

-Joder, Riley. No hagas eso y pienses que saldrás ilesa.- abrí mis ojos ante lo que dijo.

-Si no ¿que?.-lo reté.

Mala idea.

-Oh, no de viste preguntar.-frunci el ceño hasta que comprendí a que se refería.

En un abrir y cerrar de ojos, Nathaniel me había acorralado contra la pared, gemi ante la sorpresa. Mis manos descansaban en su pecho, y podía sentir que al igual que el mio su corazón palpitaba a mil por hora.

ENFERMA DE VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora