Me levanté con un dolor de cabeza insoportable... aún me duraban las resacas de la noche anterior: la de la bebida y la de mis pensamientos. Me incorporé en la cama y vi el vestido puesto encima de la silla, tal y como lo dejé anoche. Mi cuerpo se estremeció por completo. Pude sentir de nuevo el dedo de Fernando bajando poco a poco por toda mi espalda. ¡Dios! Si no hubiera huido de esa forma, a lo mejor estaría aquí a mi lado ahora mismo.
Llegué al circuito. Hacía una calor impresionante, a pesar de que estamos en el mes de Marzo.
Antes de enseñar mi pase en la zona de seguridad, respiré hondo y me deseé suerte a mi misma. Creo que hoy la iba a necesitar. Crucé el paddock a toda velocidad. De repente una voz me llamó:
- ¡Diana! - Era Fernando. Cerré los ojos, no me lo podía creer. Me paré y me giré intentado sonreír de la forma más natural posible.
- ¿Como te encuentras? ¿Estas mejor? Como anoche te empezaste a sentir mal de repente...- su tono era sarcástico y casi burlón.
- Estoy mejor, gracias. - Le dije sin levantar la vista del suelo.
Apenas nos quedaría unos pocos metros para llegar al box de Ferrari. Andábamos en silencio. Había tensión entre nosotros y no del mismo tipo que la de anoche, precisamente. Fernando subió a cambiarse y yo comencé a organizar todo el trabajo del día.
La verdad que no tuve muchas oportunidades de hablar con él, ya que era día de carrera y estaba más ocupado que nunca. Y lo agradecí, no sabía que decirle y tampoco sabía como explicarle el motivo de mi huida.
Una vez que los pilotos montaron en los coches para salir a la parrilla de salida, Jorge y yo nos fuimos a una de las salas de prensa del equipo y nos sentamos a ver la carrera en uno de los monitores. Bueno, en realidad no íbamos a ver la carrera, sólo quería contarle a Jorge todo lo ocurrido.- ¿Y?
- ¿Cómo que "y"? - le dije confundida. Le acababa de contar todo lo que pasó la noche anterior, como me sentía... y me dice "¿y?"
- Vamos a ver Diana... ¿donde está el problema? ¿a qué viene comerse el coco de esa forma?
- Pues... pues... - me llevé las manos a la cabeza- no sé Jorge. Tengo miedo. - noté como mis ojos se llenaban de lágrimas.
-¿Miedo a qué, Diana? ¿a que un piloto de Fórmula uno te la meta hasta... ?
- ¡Jorge por favor! - lo tuve que frenar en seco, hoy no tenía ganas de escuchar una barbaridad de las suyas.
- Es que es verdad Diana. Disfruta tía. No pienses si está bien o está mal. Sólo dejate llevar y haz lo que te pida el cuerpo. ¿O me vas a negar que anoche no te pedía marcha?
- Uff... anoche me pedía de todo -ambos reímos.
- ¿Lo ves tonta? -esta vez hablaba en serio. - Tienes que dejar de pensar en el pasado.
- Es que no puedo Jorge... Me han hecho mucho daño... - No pude evitar recordar el día que decidí dejar la relación con mi anterior pareja después de ocho años. Me ilusioné con una vida estable: casa, boda, viajes y niños. Era mi sueño. Pero se truncó cuando me di cuenta que a él sólo le importaba su trabajo. Su empresa era lo primero en su vida y todo demás era secundario. Incluida yo. Podíamos pasar días sin vernos y si yo no daba el primer paso, él no hacía por sacar un hueco y quedar. Apenas lo hacíamos, no teníamos intimidad. Y cuando le proponía irnos de alquiler, me decía que aún era pronto. ¿Pronto después de ocho años? Él quemó la relación y me quemó a mí. Fue la mejor decisión que tomé en mi vida... pero a la vez la más dura. A partir de ese momento, no volví a sentir ilusión por nada y empecé a tener miedo a ilusionarme. Ya no creía en nada ni en nadie... tenía miedo a sufrir de nuevo. Una lágrima cayó por mi mejilla.
- Nena... -dijo Jorge apretandome la mano.
- ¿Que quiere de mí? ¿sólo un polvo? Vale, por mí perfecto... pero creo que siento algo más... y no quiero que me haga daño.
-¿Y si quiere algo más? Tu misma me dijiste que te había contado que las cosas no estaban bien con la rusa. Lo mismo está sintiendo por ti lo mismo que tu por él. Pero bueno... seamos prácticos. Estamos al comienzo de la temporada. Nos queda casi un año por delante. Vamos a disfrutar y pasarlo como nunca. Olvídate de todo y simplemente disfruta. No sabemos si esto durará un año, dos... hemos tenido una oportunidad única, así que no lo heches a perder por tus comeduras de tarro -y me dio dos toquecitos con los dedos en la frente. Hablar con Jorge siempre me hacía sentir bien. Quizás tenga razón y he de dejarme llevar. - Además, si anoche te hubieras acostado con él, hoy también estarías dándole vueltas a todo, pero al menos le habrías dado una alegría al cuerpo.
No pude evitar reirme... ¡tenía razón!Una vez terminada la carrera y la entrega de trofeos, me dirigí a la habitación de Fernando del motorhome para recoger y organizar el siguiente gran premio. Estaba dispuesta a pedirle perdón por mi huida, pero cuando llegó no lo hizo sólo. Apareció con Fabio. Se veía contento por el resultado. Un segundo puesto para empezar la temporada no estaba mal.
- Enhorabuena -le dije algo nerviosa. Y le tendí una toalla limpia, aún tenía sudor de la carrera.
- Gracias. - Dijo secándose la cara.
Mi trabajo ya había terminado. Así que cogí mi mochila y me despedí de los dos, que miraban estadísticas en el ordenador.
- ¡Diana! - dijo cuando abría la puerta para marcharme. - Nos vemos en Malasia. - y me sonrió.
- Sí, allí nos veremos. -y le sonreí también. Esta vez no me puse colorada. Esta vez me iba a dejar llevar tal y como me dijo Jorge. Esta vez sólo voy a disfrutar del momento.
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El corazón en Boxes (En edición)
FanfictionDiana se encuentra en un momento de su vida donde todo empieza a dar un giro de 180º. Tras diez años en la misma empresa, de la noche a la mañana se queda sin trabajo. La relación con su novio de toda la vida se rompe. Y para colmo su hermana pequeñ...