Un mal día... para algunos

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El pequeño hilo de luz que entraba a través de la ventana hizo que me despertara. Aún no serían las siete, puesto que mi alarma no había sonado todavía.

Fer dormía plácidamente. Estaba de espalda a mí con el torso desnudo. El fino reflejo de luz daba justo en su tatuaje...

Sonreí al recordar la noche anterior

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Sonreí al recordar la noche anterior. Sus besos, sus caricias, sus palabras... Casi se me escapaban varios "te quieros"... pero me estaría precipitando. Ya lo hablamos al principio, sólo lo pasaríamos bien juntos. Pero... ¿y si se convertía en algo más? Pasé el dedo por su espalda.
¿Me estaba enamorando? ¿O sólo era el efecto de la pasión? Besé su cuello, quería que se despertara, aún teníamos tiempo para jugar un poco. Recorrí sus hombros con mi lengua... No había forma.

Me quedé boca arriba en la cama, mirando el techo. Miré mi móvil, las siete menos diez. Creo que no me vendría mal una ducha.

- Que pronto te rindes, ¿no? - me dijo sin girarse.

- Creí que estabas dormido, hoy te espera un día duro, no quería despertarte... -mentí.

- Quería ver hasta donde eras capaz de llegar... -se giró hacía mi y con su mano agarró mi pierna pasándola por encima de su cintura- pero no tienes paciencia.

- Déjate de palabritas que tenemos diez minutos hasta que suene la alarma. Y aún nos queda ducharnos, desayunar...

- Pues ahorremos tiempo y vayamos a la ducha juntos- dijo levantando las cejas varias veces.

- ¿Que quieres repetir lo de ayer no? -me mordí el labio.

- No estaría mal para empezar la mañana... ¿Vamos? - dijo incorporándose en la cama. Se levantó y camino al baño se quitó el pantalón de pijama.

Seguí sus pasos a medida que mi ropa dejaba un rastro en el suelo.

Fer hablaba por teléfono mientras yo terminaba de prepararme.

- Creo que vamos a tener que desayunar en el motorhome. Tu hotel no sube desayuno a la habitación. Y, no me apetece desayunar en la cafetería de abajo.

- Vale, sin problemas.

- Oye rubita... -se sentó en la cama mientras se ataba las zapatillas - ¿Conoces a Seb?

Salí del baño y lo miré extrañada.

- Sebastián Vettel - dijo cruzando los brazos sobre el pecho.

- Si, bueno, sé quien es. El piloto de RedBull, ¿no? - ¿A que venía eso ahora?

- Sí...¿pero habéis hablado o coincidido alguna vez?

- No... la verdad que no. ¿Y eso Fer?

- Es que como te sonríe cuando te ve, pensé que le conocías... simplemente.

Acabáramos....

- Bueno, si que es verdad que cuando me ve siempre me sonríe a modo de saludo. Pero vamos, los alemanes tienen fama de ser muy educados, por eso no me llamó la atención. Nico Rosberg y su mujer también me saludan cuando nos cruzamos por el paddock y tampoco tengo el placer de conocerlos.

El corazón en Boxes (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora