Adiós

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Una tremenda luz inundó de golpe la habitación. Aún con los ojos cerrados, me resultaba muy molesto. Los abrí poco a poco y vi a Fer subiendo las persianas y corriendo las cortinas.

- Buenos días... Hora de levantarse... - me dijo con mucha energía. Ya se había duchado,  vestido, incluso llevaba una gorra puesta.

- ¿Qué...? - iba a preguntarle que hora era, pero recordé mi plan. Así que busqué mi móvil en a mesita y miré el reloj. Eran las 9:30 de la mañana.

- ¡Vamos! Levanta. Ya está listo el desayuno. Que te quiero llevar a un sitio.

Después de remolonear un poco, me levanté de la cama y fui a la cocina.

Me serví un poco de leche con cereales y comí en silencio. Él hacía lo mismo.

- He pensado que te gustaría ir a un centro comercial muy famoso aquí. Se llama Dubai Mall. ¿Te suena?

Negué con la cabeza.

- Tiene más de 1200 tiendas, restaurantes,  joyerías muy lujosas... todo muy extravagante. Incluso en sus galerías hay máquinas expendedoras de lingotes de oro... - me lo contaba muy entusiasmado y casi me lo contagia. Pero fui fuerte, y muy seria lo miré y me encogí de hombros. Fui recogiendo la mesa y guardando los platos y vasos en el lavavajillas.

- ¿Te apetece? - volvió a insistirme.

- Si no hay nada mejor que hacer...

Llegamos al famoso centro comercial y Fer no se quedaba corto. La palabra extravagancia lo definía a la perfección.

Todo aquello era impresionante, lujoso, majestuoso... Tenía tres plantas repletas de tiendas desde marcas como Dior, Chanel, Dolce & Gabana hasta Zara incluso Quilksilver y Billabong.

 Tenía tres plantas repletas de tiendas desde marcas como Dior, Chanel, Dolce & Gabana hasta Zara incluso Quilksilver y Billabong

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- Si te gusta algo, sólo tienes que decírmelo.

- No te preocupes, tengo mi dinero. - Le dije mirando los impresionantes escaparates.

Paseabamos por la galería pero está vez no íbamos de la mano. Yo llevaba los brazos cruzados sobre el pecho y Fer las manos en los bolsillos.

- No creo que puedas permitirte algo de aquí... - Odio esa forma en la que me vacila.

- ¿Tu qué sabrás cuánto dinero tengo? Además, mira, un Zara. Ahí seguro que puedo...

Después de entrar en varias tiendas y no comprar nada, lógicamente, seguimos caminando entre una preciosas esculturas de camellos que había en una  de las plantas de arriba.

Después de entrar en varias tiendas y no comprar nada, lógicamente, seguimos caminando entre una preciosas esculturas de camellos que había en una  de las plantas de arriba

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El corazón en Boxes (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora